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Title:
Por qué el colegio debe empezar tarde para los adolescentes
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Description:
Los adolescentes no duermen lo suficiente y no se debe a Snapchat, la vida social o las hormonas, sino a la política pública, dice Wendy Troxel. A partir de su experiencia como investigadora del sueño, médica y madre de un adolescente, nos explica cómo acudir más temprano por la mañana a la escuela también priva a los adolescentes del sueño durante el período más importante de sus vidas.
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Speaker:
Wendy Troxel
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Son las seis de la mañana,
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está muy oscuro afuera.
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Mi hijo de 14 años duerme
profundamente en su cama
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el sueño despreocupado
y profundo de todo adolescente.
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Enciendo la luz y sacudo
al pobre chico para despertarle
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porque sé, que al igual
que quitar una tirita,
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es mejor terminar rápido.
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(Risas)
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Tengo una amiga que grita "¡Fuego!"
para despertar a su hijo adolescente.
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Y otra que se ha hartado tanto
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que tuvo que echar agua fría
sobre la cabeza de su hijo
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para sacarlo de la cama.
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Suena bárbaro...
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pero ¿tal vez familiar?
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Cada mañana me pregunto:
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"¿Cómo puedo,
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sabiendo lo que sé
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y haciendo lo que hago en mi trabajo,
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hacerle eso a mi propio hijo?
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Verán,
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investigo el sueño.
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(Risas)
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Sé demasiado sobre el sueño
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y las consecuencias de dormir poco.
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Sé que privo a mi hijo
del sueño que tanto necesita
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especialmente en la etapa
de crecimiento de un adolescente.
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También sé que despertarle
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horas antes de que lo haga
su reloj biológico natural,
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literalmente le roba sus sueños
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el tipo de sueño que más se asocia
con el aprendizaje
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la consolidación de la memoria
y el procesamiento emocional.
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Pero no solo privo a mi hijo de su sueño.
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Hay una epidemia de privación del sueño
entre los adolescentes estadounidenses.
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Solo uno de cada diez duerme
de ocho a diez horas cada noche
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las horas que aconsejan los científicos
que investigan el sueño y los pediatras.
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Si están pensando:
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"Bueno, a nosotros nos va bien,
mi niño duerme ocho horas",
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recuerden
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ocho horas son el mínimo recomendado.
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Uds. apenas lo cumplen.
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Ocho horas es como sacar un 7 en el cole.
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Hay muchos factores
que contribuyen a esta epidemia
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pero uno importante
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que impide a los adolescentes
dormir tanto como les es necesario
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es un asunto de política pública.
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No son las hormonas,
su vida en las redes o en Snapchat.
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En todo el país,
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muchas escuelas comienzan
las clases hacia las 7:30 o antes,
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a pesar del hecho de que las principales
organizaciones de la salud recomiendan
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que la escuela primaria y secundaria
no empiecen antes de las 8:30.
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Estas políticas afectan directamente
qué tanto duermen...
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o en realidad, lo poco que duermen
los adolescentes estadounidenses.
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También causan problemas
entre los adolescentes y sus padres
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ya que pelean sobre algo que no pueden
ganar contra lo que su cuerpo les pide.
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Una vez llegada la pubertad,
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los adolescentes sufren
un retraso en su reloj biológico
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que determina cuándo nos sentimos más
despiertos o nos sentimos más dormidos.
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Esto es en parte causado por un cambio
en la liberación de melatonina.
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El cuerpo de los adolescentes espera
hasta las 11 pm para liberar melatonina
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lo que significa dos horas más tarde
que los adultos o los niños pequeños.
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Eso significa que despertar
un adolescente a las 6 de la mañana
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equivale biológicamente
a despertar a un adulto a las 4.
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Bueno, yo, en los días que tengo
que levantarme a las 4 de la mañana,
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soy un zombi.
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No puedo funcionar.
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No puedo pensar,
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me pongo nerviosa
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y probablemente no debería conducir.
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Y así es como se sienten muchos jóvenes
estadounidenses cada día en la escuela.
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De hecho, yo diría,
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que muchas características desagradables
que relacionamos con la adolescencia,
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los cambios de humor, la irritabilidad,
la pereza, la depresión,
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podrían ser efectos debidos
a la privación crónica del sueño.
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Para muchos adolescentes
que luchan contra la falta de sueño,
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sus estrategias consisten en compensarlo
consumiendo cafeina en grandes cantidades
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en forma de café con hielo -
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o bebidas energizantes y 'shots'.
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Básicamente tenemos una población
de jóvenes cansados pero despejados.
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Los defensores de horas de inicio
amigables con el sueño saben
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que la adolescencia es un período
importante para el desarrollo cerebral
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particularmente en las partes del cerebro
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que son responsables de los procesos
de pensamiento de orden superior
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como el razonamiento, la resolución
de problemas y el discernimiento.
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En otras palabras, la misma actividad
cerebral que es responsable
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de controlar estos comportamientos
a menudo impulsivos y arriesgados
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tan característicos de la adolescencia
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y resultan tan aterradores para nosotros,
los padres de estos adolescentes.
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Ellos saben, igual que nosotros,
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que los adolescentes
que no duermen lo suficiente,
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hacen sufrir a sus cerebros y sus cuerpos
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y su comportamiento tiene
efectos inmediatos y duraderos.
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No pueden concentrarse,
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su atención disminuye drásticamente
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y muchos tendrán
un comportamiento similar al TDAH.
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Las consecuencias de la pérdida
de sueño en un adolescente
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les afectan más allá del ámbito escolar,
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y lamentablemente contribuye
a muchos de los problemas de salud mental
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que aparecen y aumentan
durante la adolescencia
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incluyendo el uso de drogas,
la depresión y el suicidio.
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En nuestro trabajo con adolescentes del
Distrito Escolar Unificado de Los Angeles
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aquellos con problemas de sueño
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fueron un 55 % más propensos
a consumir alcohol en el mes anterior.
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En otro estudio con 30 000 estudiantes,
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encontraron que por cada
hora de sueño perdido,
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hubo un aumento del 38 %
en sentirse tristes o impotentes
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y un aumento del 58 %
en los intentos de suicidio.
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Si eso no es suficiente,
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los adolescentes que carecen
del sueño están en mayor riesgo
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de contraer problemas físicos
que son una epidemia en este país
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como la obesidad, enfermedades
cardíacas y diabetes.
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También existe el riesgo de poner
un joven que no ha dormido lo suficiente
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y que recientemente ha sacado
su carné de conducir
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detrás del volante.
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Los estudios han demostrado que al dormir
cinco o menos horas por noche
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es equivalente a conducir con una tasa
de alcoholemia más allá del límite legal.
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Los defensores de horas de
inicio amigables con el sueño
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y los investigadores en este campo
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han presentado datos científicos
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que muestran los enormes beneficios
de empezar los cursos más tarde.
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Los resultados son inequívocos
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y como experta en este campo
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rara vez hablo con tanta seguridad.
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Los adolescentes que estudian
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en distritos que empiezan las clases
más tarde, duermen más.
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Para los críticos que dicen
que si la escuela comienza tarde
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los adolescentes quedan
despiertos hasta más tarde,
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la verdad es que irán
a dormir a las mismas horas
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pero si se despiertan
más tarde, duermen más.
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Es más probable que vayan a la escuela;
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las ausencias se han reducido
un 25 % en un distrito.
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Y son menos propensos
a dejar los estudios.
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No es de extrañar que tienen
mejores resultados académicos.
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Así que esto tiene implicaciones reales
en la reducción de su rendimiento.
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Los resultados de los test y exámenes
de lectura y pruebas de matemática
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han aumentado
2 o 3 puntos porcentuales
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El equivalente a reducir el tamaño
de las clases en un tercio
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o sustituir a un profesor mediocre
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por un profesor extraordinario.
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Su salud mental y física mejoran
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e incluso su familia es más feliz.
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¿Quién no apreciaría
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unos adolescentes más agradables
y menos malhumorados?
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Incluso sus comunidades son más seguras
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debido a que la tasa de accidentes
de coche disminuye
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hasta un 70 % en un distrito.
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En vista de estos enormes beneficios,
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se podría pensar que es
algo fácil de poner en práctica.
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Entonces, ¿por qué como sociedad,
hemos fallado en tener esto en cuenta?
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A menudo, el argumento en contra
de empezar las clases más tarde es:
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"¿Por qué retrasar el horario de entrada
a clase para los adolescentes?
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¡Hay que prepararlos para el mundo real!".
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Es como decir a los padres
un niño de dos años:
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"No deje que Johnny haga la siesta,
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no estará listo para
el jardín de infancia".
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(Risas)
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Retrasar el horario escolar
presenta retos logísticos.
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No solo para los alumnos y sus familias
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sino para comunidades enteras.
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Cambios en las líneas de autobús,
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aumentos en el costo de transporte,
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efectos sobre el horario deportivo,
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apoyo antes o después de la escuela.
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Estas son las mismas preocupaciones
que se presentan en todos los distritos
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en todo el país
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tan pronto como se inicia el debate
acerca del horario escolar.
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Y son preocupaciones legítimas
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pero son problemas que hay que resolver.
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No son excusas válidas
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para no hacer lo que es
correcto para nuestros hijos,
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y que es no empezar los cursos
de la escuela intermedia y secundaria
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antes de las 8:30.
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En los distritos de todo el país,
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grandes y pequeños,
que hicieron este cambio,
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descubrieron que estos eran
a menudo temores infundados
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y eclipsados por los enormes beneficios
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para la salud y el rendimiento
de estos estudiantes,
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y nuestra seguridad pública colectiva.
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Así que, mañana por la mañana,
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cuando, por casualidad, vamos
a retrasar nuestros relojes una hora
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y disfrutaremos de esta deliciosa
hora extra de sueño
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y el día parecerá un poco
más largo y esperanzador,
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piensen en el enorme poder del sueño.
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Piensen en el regalo que sería
para nuestros hijos
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que puedan despertar de manera natural,
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en armonía con su biología.
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Gracias
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y dulces sueños.