Su nombre es Sian Ka'an.
Ubicada al sur de Tulum,
en la costa caribeña de México,
es una reserva protegida
por el gobierno federal,
patrimonio de la humanidad
y una de las regiones
más biodiversas del planeta.
Pero cuando la visité
por primera vez en 2010,
me quedé horrorizado
y completamente confundido
porque la playa estaba cubierta de basura.
Pronto me di cuenta de que esa basura
provenía de muchas partes del mundo.
Después de ese primer viaje,
regresé a este lugar
varias veces al año
para visitar Sian Ka'an
en mi país de nacimiento,
para trabajar con esta basura.
Y hasta ahora,
hemos documentado la basura
de 58 diferentes países y territorios
en los cinco continentes,
todos desechos que acaban
en las costas de este paraíso en México.
Si bien nunca se puede saber
dónde se desechó un producto,
se puede saber, a veces, dónde se fabricó
según la etiqueta del producto,
En rojo se ven todos los países
cuya basura acaba en Sian Ka'an,
como estos envases de mantequilla
haitianos de distintas formas y tamaños,
botellas de agua de Jamaica.
No sorprende que gran parte del
material es de países vecinos del Caribe,
pero proviene de todas partes.
Aquí vemos botellas de agua
de varias partes del mundo.
Y una de las ironías es que
mucho de lo que encuentro
son productos de limpieza y belleza,
como este artículo de EE. UU.
que en realidad está hecho
para proteger el plástico,
(Risas)
champú de Corea del Sur,
blanqueador de Costa Rica
y un limpiador de baños noruego.
Estos elementos nos son
a todos muy familiares,
o por lo menos espero que les sean
familiares estos cepillos de dientes.
(Risas)
Utensilios de cocina.
Juguetes.
También estoy encontrando evidencia
de la quema de basura plástica,
que libera humos cancerígenos en el aire.
La gente me pregunta qué es
lo más interesante que he encontrado,
y es, sin duda, esta prótesis de pierna.
Y esa pequeña tapa azul de botella
que se ve en el fondo,
en el momento en que la encontré,
en realidad era el hogar
de este pequeño cangrejo ermitaño.
Es tan bonito...
(Risas)
(Risas)
Y estos fascinantes objetos,
aunque también espantosos,
cada uno con su propia historia,
los utilizo para hacer mis obras
de arte efímeras, ambientales.
Y todo comenzó con esta imagen
en febrero de 2010,
cuando visité Sian Ka'an por primera vez.
Noté que el azul era el color más
frecuente entre los objetos de plástico.
El violeta es el color más raro,
por eso es como el oro para mí.
Pero el azul es el más frecuente,
así que recogí algunos de los azules
e hice este pequeña obra
bajo al cielo azul
y frente a las azules aguas del Caribe.
Y cuando tomé una foto de prueba,
fue como si un rayo
me hubiera tocado en ese momento,
y supe que iba a tener que volver
para crear una serie de obras en ese lugar
y fotografiarlas.
Así que esto resultó ser el boceto
de un trabajo que completé
tres años después.
No tenía idea de que casi 10 años después,
casi una década más tarde,
todavía estaría trabajando en él.
Pero el problema persiste.
Les mostraré algunas imágenes
de la serie que titulé
"Desechos costeros: La transformación
de un paisaje de basura".
Tengan en cuenta que no pinto la basura.
La recojo y la organizo por color
en las mismas playas donde la encuentro.
Esta es mi preciosa pila
de basura en el 2015
tras poner en marcha una primera
edición de lo que decidí llamar
"Museo de la basura".
Es mi intención explícita
cuidar de esta basura,
exaltarla, ponerla en un pedestal
y ser el curador de la misma.
Todos hemos visto
imágenes devastadoras
de animales moribundos
con plástico en el estómago.
Y es muy importante realmente verlos
y acogerlos.
Y es creando estética, y en algunos
casos se podría decir belleza,
a partir de los desechos del mundo
que trato de captar
la atención del espectador
y de aquellos que podrían
ser insensibles a los horrores del mundo,
y ofrecer con ello una forma diferente
de entender lo que está pasando.
Algunos han descrito
al gran parche de basura del Pacífico
como una isla
dos veces el tamaño de Texas,
Pero me han dicho que es difícil de ver
porque es más como una niebla.
Así, a través de mi obra,
intento representar la realidad
de lo que pasa con nuestro entorno
y hacer visible lo invisible.
Mi pregunta clave al principio,
tras comenzar el proyecto,
era: "¿Qué haré con la basura
cuando haya terminado?".
Algunos me dijeron
que las obras podrían dañarse
después de viajar por el océano
y estar expuestas a los elementos,
que podrían degradarse y arruinar
potencialmente un lote de reciclaje.
El vertedero no era tampoco
un lugar de descanso feliz.
Y finalmente, me di cuenta,
tras todo el esfuerzo mío
y de todas las personas
que me han ayudado a recoger,
organizar y limpiar esta basura
de que debería guardarla.
Y ese es el plan:
usarla y reutilizarla sin cesar
para hacer más obras de arte
y para involucrar a las comunidades
en la creación de arte ambiental.
Este es un ejemplo de una obra de arte
que hizo una comunidad el año pasado
con la juventud local
de Punta Allen en Sian Ka'an.
Una tarea clave de la comunidad
es limpiar la playa
y crear programas educativos.
Y a medida que crece esta comunidad
involucrada en el proyecto
y también mi recolección de basura,
realmente creo que
también crecerá el impacto.
Y así, en los últimos años,
me he vuelto un tanto obsesivo
con mi recolección de basura.
La recojo en maletas y viajo con ella.
Me la llevo de vacaciones.
(Risas)
Y en el último trabajo,
empecé a romper
el plano bidimensional de la fotografía.
Estoy muy entusiasmado
con este nuevo trabajo.
Las percibo como obras de arte vivientes
que van a transformarse
y crecer con el tiempo.
Aunque mi mayor deseo
es quedarme sin la materia prima
para este trabajo.
Pero para eso falta mucho todavía.
En la siguiente fase del proyecto,
mi plan es continuar
con el trabajo comunitario
y hacer mi propio trabajo
en una escala mucho mayor,
porque el problema es enorme.
Ocho millones de toneladas
de residuos plásticos
entran en nuestros océanos cada año,
y así destruyen ecosistemas.
Ahora, mientras estoy hablando,
se está produciendo, literalmente,
una marea negra de plásticos.
Veo este proyecto como una petición
de ayuda y un llamado a la acción.
Nuestra salud y el futuro
están indisolublemente unidos
a la de los océanos.
Este proyecto, que llamé
"Desechos costeros: la transformación
de un paisaje de basura",
en realidad, me ha transformado a mí,
haciendo replantearme mis propios
comportamientos y mi consumo.
Y si puede ayudar a alguien
a tener más conciencia,
entonces habrá valido la pena.
Muchas gracias.
(Aplausos)