Cada día en este país, las familias se ven forzadas a tomar decisiones difíciles cuando se trata de la atención médica. Como Kimberly, que dijo: "Algunas veces tuve que escoger entre mi comida o mis pastillas. No era un lujo, porque no ganaba tanto. Era como elegir entre comprar champú o acondicionador, cosas que uno da por sentado". Y Debbie, que dijo: "Está tu medicamento por un lado y tu costo de vida por otro lado. Entonces, ¿qué voy a hacer? ¿Compro mis medicamentos, o pago mis cuentas? Bien, no puedo vivir sin mis medicamentos, pero tampoco sin pagar mis cuentas". Diez mil personas mueren cada mes en este país porque no toman los medicamentos que necesitan. Mueren más personas por no tomar sus medicamentos que por sobredosis de opioides y accidentes de tránsito juntos. Pero no podemos tomar medicamentos si no podemos pagarlos. A día de hoy, los hogares promedio gastan 3000 dólares al año en medicamentos. Alrededor de un tercio de las personas que no tienen seguro dijeron que dejaron de tomar los medicamentos que les recetaron por su costo. Incluso entre las personas con seguro, de aquellas que ganan menos de 35 000 dólares al año, la mitad reconoce que no toma sus medicamentos si el seguro no los cubre. Así que hay 10 millones de adultos como Kimberly y como Debbie que se ven forzados a tomar decisiones imposibles cada día. Sabemos que los medicamentos recetados tienen precios demasiado altos. Y nuestro sistema de salud, donde algunos no tienen seguro y otros tienen un seguro insuficiente, no da prioridad a quienes necesitan acceso ahora y necesitan medicamentos, ahora. Diez millones es una cifra grande, pero es una cifra que se puede cambiar, ya que también hay 10 mil millones de dólares de medicamentos en perfecto estado y sin utilizar que van a la basura. Esto es injusto por dos razones: hay gente que no recibe los medicamentos necesarios para sobrevivir y estar sanos, y esos mismos medicamentos van a parar a un incinerador de desperdicios médicos para que sean destruidos. Este desperdicio es intolerable, pero también ofrece una oportunidad. Fundé SIRUM, una empresa sin ánimo de lucro, con mis cofundadores Adam y George, para convertir los medicamentos desechados en un salvavidas, como los medicamentos en este almacén. Tal vez no podamos solucionar todas las carencias de nuestro sistema de salud, pero podemos solucionar esta. Los fabricantes y mayoristas de medicamentos tienen un stock de seguridad, y cuando ya están por caducar, los destruyen. También en centros de salud como hospitales, farmacias y geriátricos, terminan con un excedente cuando un paciente deja de tomarlos o cuando fallecen. Podemos usar estos medicamentos que quedaron sin aprovechar para abastecer a esos 10 millones de personas que los necesitan. Y podemos hacerlo hoy. SIRUM consigue los medicamentos excedentes poniendo contenedores de reciclaje dentro de estos cientos de instalaciones que tienen excedentes. Ellos llenan los contenedores, y cuando están llenos, SIRUM recoge esos medicamentos y se encarga del envío, el seguimiento, el listado y el recibo fiscal. Los donantes quieren contribuir porque es más económico y más fácil que el proceso fuertemente regulado para destruir medicamentos. Además, hay grandes incentivos fiscales para los que hacen donaciones. Luego entregamos los medicamentos donados a quienes los necesitan. Cuando ingresa una nueva receta, nuestra plataforma vincula la necesidad del paciente al inventario disponible. Así, la plataforma genera un listado de opciones en almacén, se seleccionan los medicamentos y se rellenan las recetas. Estamos construyendo la experiencia farmacéutica del siglo XXI que las familias de bajos ingresos merecen. Los pacientes pueden registrarse en menos de cinco minutos y tener acceso a más de 500 medicamentos diferentes, una lista de medicamentos para todo: desde enfermedades cardíacas hasta problemas de salud mental, que representan más del 75 % de todas las recetas médicas en Estados Unidos a día de hoy. Colaboramos también con una red de doctores, enfermeros y trabajadores sociales en centros de salud comunitarios y clínicas gratuitas que recomiendan este servicio a los pacientes. Hacemos que sea tan fácil para los profesionales de la salud hacer una receta para medicamentos donados, como enviar una receta a la farmacia local. Los pacientes pueden recoger medicamentos donde están nuestros socios o recibirlos directamente en sus hogares. Al evitar la cadena de abastecimiento tradicional, tenemos la posibilidad de ofrecer una tarifa plana y transparente: unos 2 dólares por un mes de suministro de casi todos los medicamentos. Y eso permite ofrecer a la gente un precio previsible y asequible que esté dentro de su presupuesto. Ya hemos surtido suficientes medicamentos para 150 000 personas, pero podemos hacer más. Nuestra meta es alcanzar un millón de personas con cerca de mil millones de dólares de medicina sin utilizar en los próximos cinco años, ampliando nuestro programa a 12 estados. A esa escala, podemos llegar a comunidades que albergan un 40 % de los 10 millones de personas que carecen de acceso constante y asequible. Nuestro servicio directo a un millón de personas impulsará la competencia de precios para muchas más. Walmart lanzó una de las únicas innovaciones de precios en farmacia en 2006, ofreciendo una lista limitada de medicamentos por una cuota fija de 4 dólares. Esto causó un cambio increíble. Provocó que muchos competidores ofrecieran otras listas y garantías de igualdad de precios. Si logramos llevar medicamentos transparentes y asequibles a estos nuevos estados, podemos impulsar una competencia regional de precios que reduzca el costo para comunidades enteras con bajos ingresos. Nuestro sistema de salud es complejo. Es desalentador. Parece imposible avanzar en él. Pero podemos reinventar por completo el acceso a los medicamentos. Usando los medicamentos excedentes como primer paso para forzar el cambio en esta industria multimillonaria, podemos crear un acceso total a medicamentos basados en la creencia fundamental de que quienes viven en una de las naciones más ricas del mundo pueden y deben tener acceso a los medicamentos que necesitan para sobrevivir y estar sanos. No pretendo tener todas las respuestas para solucionar todos los problemas de nuestro sistema de salud. Pero suministrar medicamentos a los millones de personas que los necesitan para tener una vida saludable, recuperar medicinas para salvar vidas, eso es algo que podemos hacer hoy. Gracias.