Cuando empecé el jardín de infancia, ya sabía leer... una habilidad de la que un compañero se aprovechó rápidamente. Un día en la biblioteca me susurró: "¡Eh, Sofía! ¿Puedes buscar la palabra "sexo"? Quiero ver lo que sale en el diccionario". (Risas) Nunca había oído esta palabra, y, por supuesto, tenía curiosidad. "Sí, bien". Mis dedos se deslizaron lentamente por la página, buscando con impaciencia las letras s-e-x-o. Pero antes de que llegara a la palabra deseada, sentí una palmada en mi hombro, y una mirada seria sobre mí. Sentada en el despacho del director, aterrorizada, pero sin saber cuál era mi crimen. Se acercó a mí y me dijo, con suavidad: "Sofía, ¿por qué a una niña como tú le preocupa una palabra como esa? No creo que a tus padres les haga mucha gracia. Pero como es la primera vez que estás aquí no creo que tengan que saberlo". En ese momento, él creó el primer secreto que les escondí a mis padres... (Risas) y una curiosidad para toda la vida acerca de la vergonzosa palabra s-e-x-o. Hoy vamos a compartir muchos secretos, Uds. y yo, y con esto, espero que podamos quitarnos la vergüenza que muchos de nosotros sentimos con el sexo. ¿A cuántos de Uds. les han piropeado los extraños por la calle? Muchas mujeres. Para mí, la vez que mejor recuerdo fue cuando ese extraño fue un alumno mío. Se acercó a mí una noche después de clase y sus palabras me confirmaron lo que ya sabía: "Lo siento mucho, profesora. Si hubiera sabido que era Ud., jamás habría dicho eso". (Risas) No era una persona para él hasta que fui su profesora. Este concepto, llamado cosificación, es la base del sexismo, y lo vemos reforzado en cada aspecto de nuestras vidas. Lo vemos en el gobierno, que se niega a castigar a los hombres por violar a las mujeres. Lo vemos en los anuncios. ¿Cuántos de Uds. han visto un anuncio que usa los pechos de una mujer para vender un producto que no tiene relación? ¿O una película detrás de otra que representa a las mujeres como intereses amorosos? Estos ejemplos parecen intrascendentes e inofensivos, pero son insidiosos, y construyen poco a poco una cultura que no quiere ver a las mujeres como personas. Lo vemos en el colegio que manda a una niña de 10 años a su casa porque su ropa era una distracción a los niños que intentan aprender, o en el gobierno que se niega a castigar a los hombres por violar a las mujeres una y otra vez, o en la mujer a la que matan por pedirle a un hombre que dejara de frotarse con ella en la discoteca. Los medios tienen un papel importantísimo al perpetuar la cosificación de la mujer. Consideremos la clásica comedia romántica. Suelen aparecer dos tipos de mujeres en estas películas, dos tipos de mujeres deseables, igualmente. La primera es el bombón sexy. La mujer increíblemente preciosa con el cuerpo perfecto. El protagonista no tiene problema en identificarla y aún menos en querer acostarse con ella. La segunda es la mujer protagonista, la mujer guapa pero tímida de la que se enamora el protagonista a pesar de no haberla visto desde el principio, o no gustarle si lo había hecho. La primera es la puta. Para consumirla y olvidarla. Está demasiado disponible. La segunda es deseable pero modesta, así que es digna de los futuros bebés del protagonista. Carne de matrimonio. Nos dicen que las mujeres tienen dos papeles, pero es difícil que estos dos papeles existan en la misma mujer. Cuando le cuento a alguien que acabo de conocer que estudio el sexo, si la conversación no termina ahí, normalmente tienen mucha curiosidad. "Cuéntame más". Y así lo hago. "Estudio los comportamientos sexuales de las parejas durante el embarazo y posparto". Y entonces obtengo respuestas diferentes. (Risas) "Oh. Bien. ¿Las embarazadas tienen sexo? ¿No has pensado en estudiar el deseo sexual o los orgasmos? Eso sería interesante, y sexy". Díganme. ¿Qué es lo primero que les viene a la mente cuando piensan en una embarazada? Pregunté esto a unos 500 adultos, y la mayoría respondió con "barriga" o "redondo" y "linda". Esto no me sorprendió tanto. ¿A qué más les llamamos lindos? Bebés. Perritos. Gatitos. Los ancianitos, ¿no? (Risas) Pero cuando se lo decimos a un adulto reducimos mucho su inteligencia, su complejidad. Los reducimos a cualidades infantiles. También pedí a hombres heterosexuales que imaginaran que su pareja estuviera embarazada y luego pedí a mujeres que imaginaran estar embarazadas y que me contaran lo primero que les venía a la cabeza cuando se imaginaban cómo sería el sexo. La mayoría de las respuestas eran negativas. "Qué asco". "Qué complicado". "Qué poco sexy". "Qué raro". "Qué incómodo". "¿Cómo?" (Risas) "No vale la pena molestarse". "No vale la pena arriesgarse". Esa última me chocó mucho. Tal vez pensemos así porque nos deshacemos de la sexualidad de embarazadas y madres, les quitamos los límites de la cosificación sexual. Sufren menos sexismo, ¿no? No exactamente. Lo que ocurre es otro tipo de cosificación. Cuando he intentado explicar esto a los demás, una de las conversaciones derivó en la Venus de Willendorf, una figura del Paleolítico considerada una diosa del amor y de la belleza, de ahí el nombre Venus. Después se revisó esta teoría de los expertos cuando se dieron cuenta del enfoque obvio del escultor en las características reproductoras de la figura: pechos grandes, ideales para amamantar; una barriga redonda y posiblemente embarazada; restos de pintura roja, que alude a la menstruación o al parto. También supusieron que estaba hecha para ser sujetada o para colocarla tumbada porque sus pies pequeños le impiden mantenerse en pie. Tampoco tenía cara. Por esto supusieron que era un símbolo de la fertilidad y no el retrato de una persona. Era un objeto. En la historia de su interpretación, pasó de ser un objeto de la belleza y el amor ideal a un objeto de reproducción. Creo que esta transición dice más cosas sobre los expertos que interpretaron su propósito que sobre el propósito real de la figura. Cuando una mujer queda embarazada, abandona el terreno del deseo sexual de los hombres y entra en el papel reproductor y criador de hijos. Al hacer esto, también se convierte en propiedad de la comunidad, en una persona muy importante, pero solo porque está embarazada, ¿no? A esto lo he llamado el efecto Willendorf, y una vez más lo vemos reforzado en muchos aspectos de su vida. ¿Alguien aquí ha estado visiblemente embarazada? (Risas) Muchas de Uds., ¿verdad? ¿Y a cuántas les ha tocado la barriga un desconocido durante su embarazo, tal vez incluso sin pedir permiso antes? ¿O dicho lo que pueden y no pueden comer por alguien que no es su médico? ¿O hecho preguntas privadas sobre su plan de parto? ¿Y luego explicado por qué todas sus elecciones son malas? Sí, a mí también. ¿O un camarero que se negó a traerles un vaso de vino? Esta les va a hacer pensar, pero escuchen. Este es un gran secreto. Es seguro beber con moderación durante el embarazo. Muchas de nosotras no lo saben porque los médicos no confían en las embarazadas, (Risas) sobre todo si tienen menos educación o son mujeres de color. Lo que esto nos dice de verdad es que el efecto Willendorf también es clasista y racista. Está presente cuando el gobierno les recuerda a las mujeres con cada proyecto de ley anti-elección que el contenido de su útero no le pertenece, o cuando los ginecólogos dicen: "Aunque es seguro tener sexo durante el embarazo, no se puede saber de verdad. Mejor prevenir que curar, ¿no?" Se le niega privacidad básica y autonomía de su cuerpo con la excusa de "sé una buena madre". No confiamos en que tome buenas decisiones. Ella es linda, ¿recuerdan? Cuando le decimos a las mujeres que el placer sexual... que no vale la pena arriesgarse con el sexo durante el embarazo les estamos diciendo que su placer sexual no importa. Así que lo que les decimos es que ella en realidad no importa, aunque las necesidades de su feto no son distintas de las suyas propias. Así que los médicos, como el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, tienen la oportunidad de educar sobre la seguridad del sexo durante el embarazo. ¿Y qué dicen los expertos? El Colegio no ha publicado nada oficial acerca de la seguridad del sexo durante el embarazo. Los consejos de la Clínica Mayo son positivos por lo general pero con una advertencia: "Aunque muchas mujeres pueden tener sexo durante el embarazo a veces es mejor llevar cuidado". Algunas mujeres no quieren tener sexo durante el embarazo y eso está bien. Otras quieren tener sexo durante el embarazo y eso también está bien. Lo que tiene que parar es la sociedad que le dice a las mujeres lo que pueden y no pueden hacer con sus cuerpos. (Aplausos) Las embarazadas tienen cara, no son contenedores vacíos para la reproducción que no pueden tenerse en pie. Pero la verdad, el verdadero secreto es que le decimos a todas las mujeres que su deseo sexual no importa. Ni siquiera aceptamos que las mujeres que tienen sexo con otras mujeres o las mujeres que no quieren tener hijos existen. "Solo es una fase... solo necesita que llegue el hombre adecuado". Cada vez que una mujer tiene sexo porque le gusta, es revolucionario. Ella es revolucionaria. Lucha contra la insistencia de la sociedad en que ella solo existe para el placer de los hombres o la reproducción. Una mujer que prioriza sus necesidades sexuales da miedo, porque es una mujer que se prioriza a sí misma. (Aplausos) Es una mujer que exige ser tratada como un igual. Es una mujer que insiste en que le hagan espacio en la mesa del poder, y esa es la que más miedo da de todas porque no podemos hacerle espacio sin que algunos de nosotros abandonemos nuestros puestos. (Aplausos) Tengo otro secreto más para Uds. Soy madre de dos niños y necesitamos su ayuda. Aunque mis hijos me oigan decir siempre que es importante que los hombres reconozcan a las mujeres como sus iguales y vean a su padre dando ejemplo, necesitamos que lo que pase en el mundo refuerce lo que pasa en nuestro hogar. No es un problema de hombres o de mujeres. Es un problema de todos, y todos podemos desmantelar los sistemas de desigualdad. Para empezar, tenemos que dejar de decirle a las mujeres lo que pueden y no pueden hacer con sus cuerpos. (Aplausos) Esto incluye tratar a las embarazadas como propiedad de la comunidad. Si no la conocen, ni siquiera le pregunten si pueden tocarle la barriga. No se lo harían a cualquiera. No le diga lo que puede y lo que no puede comer. No le pregunten los detalles privados de sus decisiones médicas. También incluye comprender que aunque estén personalmente en contra del aborto, aún pueden luchar por el derecho de las mujeres de decidir. Cuando se trata de la igualdad de las mujeres, no hay que oponerse uno al otro. Si tienen sexo con mujeres, prioricen su placer. Si no saben cómo, pregunten. Si tienen hijos... (Risas) hablen con ellos sobre el sexo lo antes posible porque los niños ya no buscan s-e-x-o en el diccionario. Ahora lo hacen en Internet. Y cuando hablen con ellos sobre el sexo, no se centren solo en la reproducción. La gente tiene sexo por muchas razones, algunos porque quieren un bebé, pero la mayoría porque nos gusta. Admítanlo. Y aunque no tengan hijos, apoyen una educación sexual que no avergüence a los adolescentes. (Aplausos) Nada bueno sale de avergonzar a los adolescentes por sus deseos y comportamientos sexuales, aparte de enfermedades de transmisión sexual y embarazos. Cada día, tenemos la oportunidad de romper los patrones de desigualdad. Creo que todos estaremos de acuerdo en que vale la pena. Gracias. (Aplausos)