¡Hey! Mi nombre es Torben Søndergaard,
y bienvenidos sean a esta enseñanza:
"Luchando por el verdadero Evangelio".
Esta es una serie que he comenzado,
en la cual vemos y analizamos algunas de
las mentiras en lo que respecta a la fe,
en lo que respecta al arrepentimiento,
en lo que respecta al bautismo en agua
y en el Espíritu Santo.
Y vamos a ver la verdad,
por supuesto, lo que la Biblia dice
acerca de esas cosas.
Y estoy muy emocionado acerca
de esta serie de videos:
"Luchando por el verdadero Evangelio",
porque realmente necesitamos
alzarnos y luchar ahora.
Hay un engaño tomando lugar
y necesitamos alzarnos por la verdad.
Y en esta serie aquí hoy,
en este video hoy,
vamos a ver el arrepentimiento.
Y voy a tomar un ángulo diferente en el
arrepentimiento, del que normalmente oyes.
Y creo que la enseñanza de hoy va a
desafiar a muchos de ustedes allá afuera,
tal vez, incluso, les hará hacerse
algunas preguntas
a muchas cosas que han pensado
y que han escuchado hasta ahora,
en lo que respecta a lo que es
el arrepentimiento.
¡Revísalo! Revísalo en la
palabra de Dios.
Revisa si es que lo que estoy diciendo
está correcto. No solo tomes tu tradición.
No solo tomes lo que tú has oído hasta
ahora y pienses que eso debe estar
correcto.
Examinémoslo por la palabra de Dios,
porque hay un engaño en curso
en la iglesia.
Y en el último video,
cuando hablé acerca de la fe,
realmente lidié con parte de ese engaño,
cuando vimos el entendimiento griego
de lo que la fe o el creer es.
Y hay un engaño acerca de la fe,
hay un engaño acerca del arrepentimiento,
hay un gran engaño acerca del bautismo.
Hay muchísimos engaños
en la iglesia ahora mismo.
Así que míralo tú mismo. Míralo.
En el último video acerca de la fe,
recibí un montón de retroalimentación.
Un sujeto llamado Jim escribió aquí:
"Torben, gracias por explicar
y dejarlo todo tan claro.
También, causó que mi corazón
se regocijara. Otro más escribió aquí:
"Increíble. Necesitaba oír eso.
Gracias. Necesitamos continuar creyendo
en todo lo que está escrito".
Una persona escribió aquí: "Nunca vi
la fe ser explicada tan claramente antes,
y cómo hemos adoptado la
mentalidad griega,
en lo que respecta al entendimiento
de lo que la fe y el creer es.
¡Wow! Realmente te abre los ojos".
Y yo creo lo mismo hoy,
que esta enseñanza acerca del
arrepentimiento va a abrirle los ojos
a muchos de ustedes. Algunas personas
dicen que el arrepentimiento son obras
y que no debemos realizar obras y que,
por lo tanto, no debemos arrepentirnos.
Otras personas dicen que el
arrepentimiento es solo para los judíos.
Hay algunas personas hoy en día que dicen
que el arrepentimiento
no tiene nada que ver con el pecado como
tal, porque arrepentimiento (metanoia),
significa "cambiar tu mente";
así que no se trata de apartarte
del pecado,
solo se trata de cambiar tu mente.
Lo que las personas, otra vez, dicen
es que el arrepentimiento es sentirse
culpable por cosas y pedir perdón.
Y esas son algunas de las cosas
que vamos a ver.
Vamos a ver lo que es el verdadero
arrepentimiento y que este es para todos,
y que no es suficiente con sentirse
culpable o pedir perdón.
Así que espero que estés listo. Antes que
comencemos y vayamos, realmente,
realmente, en lo que respecta al
arrepentimiento y la palabra
arrepentimiento;
voy a pasar mucho tiempo, esta vez,
para sentar el fundamento,
para explicarlo en una forma diferente,
o vamos a verlo
en un lugar diferente, en el principio.
Mi primera pregunta para ti es:
¿De qué somos salvos nosotros?
Y esa es una muy importante pregunta.
¿De qué somos salvos nosotros?
¿De qué eres salvo tú?
La mayoría de las personas dará la
respuesta: "Soy salvo del infierno",
porque estamos tan acostumbrados a
reuniones evangelísticas,
en donde preguntan:
"¡Hey! ¿Quieres ser salvo?
¿Quieres ser salvo del infierno?"
Como si el infierno fuese algo
de lo que necesitamos ser salvos.
Pero nosotros no somos salvos
del infierno.
El infierno no es la cosa de la que somos
salvados. Somos salvos de nuestros
pecados.
Y el infierno es un resultado de esos
pecados, pero no es directamente
del infierno
de lo que somos salvos.
Somos salvos de nuestros pecados, y leemos
eso, también, con Jesús. Cuando Juan vio
a Jesús por primera vez en 1 de Juan 1:29,
allí él dijo: "He aquí el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo".
Jesús, en Mateo 1:21, leemos que Él
recibió el nombre de Jesús,
porque Él nos salvaría de
nuestros pecados.
Jesús era el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo.
Él recibió el nombre de Jesús, porque Él
nos salvaría de nuestros pecados.
No somos salvos del infierno.
Somos salvos de nuestro pecado.
Somos salvos del pecado que conducía
a la destrucción, conducía a la muerte,
conducía al infierno; pero no es del
infierno directamente de lo que
somos salvos.
Somos salvos de nuestros pecados.
La pregunta es:
¿si tú estás en tus pecados,
eres entonces salvo?
Y la respuesta es, por supuesto:
No, no lo eres.
Si es que tú sigues en tus pecados,
tú todavía, por lo tanto, no eres salvo,
porque Él vino a salvarnos de nuestros
pecados. Intenta imaginar que
tenemos a un drogadicto que quiere
compartir su "testimonio" en la iglesia,
y él va allí y él está sentado allí.
Y él, de hecho, tiene la jeringa para
inyectarse las drogas
y él se sienta allí en la plataforma del
púlpito y pone la jeringa en su brazo,
y se sienta allí
enfrente de todos, y él se inyecta
sus drogas. Y luego él dice:
"Oh, soy salvo. Oh, solo quiero testificar
cómo Jesús me salvó.
Oh, soy salvo de mis drogas".
Tú pensarías que él es un mentiroso,
un gran, gran mentiroso. ¿Por qué?
Porque él no es salvo de sus drogas.
Él continúa en ellas. O qué sucedería si
una persona enferma, un sujeto,
él va caminando o, apenas, va caminando y
él se pone de pie en la plataforma del
púlpito,
y él tiene dolor en la cadera,
y él dice: "Hey, quiero testificar
cómo Jesús me salvó, sanó mi cuerpo,
sanó mi cadera.
Yo tenía problemas con mi cadera
por muchos, muchos años,
pero Jesús me sanó".
Y luego él apenas desciende caminando
con un montón de dolor.
Él es también un mentiroso. ¿Por qué?
Porque si tú eres salvo de tus drogas, eso
quiere decir que tú has parado de
tomarlas.
Si tú eres sanado de tu enfermedad,
eso quiere decir que
tú ya no tienes más esa enfermedad.
De la misma manera,
si tú eres salvo de tus pecados,
eso quiere decir que esos pecados
no son parte de tu vida ya más,
como lo fueron antes.
Estábamos en un camino de pecado
que conducía a la muerte,
pero ahora nos arrepentimos,
somos salvos de ese camino
y venimos a un nuevo camino:
un camino de justicia
que conduce a la vida eterna.
Y esto es de lo que Jesús habló acerca
en Mateo 7, cuando Él habló acerca
de entrar por la puerta estrecha
y sabemos que Él es la puerta allí.
"(...) porque ancha es la puerta, y
espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran
por ella;
porque estrecha es la puerta,
y angosto el camino que lleva a la vida,
y pocos son los que la hallan". Así que
hay dos caminos en que las personas
están en la vida:
Hay un gran camino, un camino espacioso
que lleva a la perdición.
Un camino que lleva a algo:
lleva a la perdición.
Luego hay un camino angosto que
lleva a algo distinto.
¿Qué es eso? Eso es vida, vida eterna.
Ese es el camino de santidad,
santificación, glorificación,
vida eterna.
Y Romanos 6 deja esto más claro,
que hay dos caminos
que llevan a dos cosas diferentes.
Romanos 6:16 dice esto:
"¿No sabéis que si os sometéis a alguien
como esclavos para obedecerle,
sois esclavos de aquel a quien obedecéis,
sea del pecado para muerte,
o sea de la obediencia para justicia?"
Así que Pablo aquí le escribe a los
cristianos. "¿No sabéis?"
Y les diré lo mismo a ustedes allá
afuera:
¿No saben que si se someten a alguien
para obedecerle, es aquel a quien sirven?
Puede ser el pecado al que tú te sometas,
y eso conducirá a la muerte, o puede ser
a la obediencia que conduce a la justicia.
Y él le dice esto a los cristianos.
Y luego, él continúa en el versículo 17
(corrección):
"Pero gracias a Dios, que aunque
erais esclavos del pecado,
habéis obedecido de corazón a aquella
forma de doctrina a la cual fuisteis
entregados (...)."
Así que, antes solíamos ser esclavos
del pecado, solíamos caminar en pecado,
pero fuimos salvados de nuestro pecado,
de la manera en que caminábamos,
de nuestro estilo de vida de pecado, de
nuestro camino ancho. Y luego el versículo
18 dice:
"(...) y libertados del pecado,
vinisteis a ser siervos de la justicia".
Y él continúa en el versículo 22,
en Romanos 6:
"Mas ahora que habéis sido libertados
del pecado
y hechos siervos de Dios, tenéis
por vuestro fruto la santificación,
y como fin, la vida eterna".
Y luego, el versículo 23:
"Porque la paga del pecado es muerte,
mas la dádiva de Dios es vida eterna
en Cristo Jesús Señor nuestro".
Lo que necesitamos entender es
que la naturaleza del pecado es muerte.
Nada ha cambiado allí.
Este pecado que nos ha dividido ante Dios,
el pecado que nos dividió antes
de que leyéramos la Biblia, antes que le
orásemos a Dios, antes de que viniéramos
a la iglesia; el mismo pecado también nos
dividirá después de llegar a la iglesia,
después de que le oremos a Dios, después
de que tengamos nuestra fe en Dios.
¿Por qué?
Porque la fe, orar a Dios, venir a la
iglesia; no cambia
la naturaleza del pecado. El pecado sigue
siendo pecado, y la paga del pecado sigue
siendo la muerte.
La salvación no cambia el valor del pecado
y la naturaleza del pecado.
La salvación nos cambia a nosotros y
nuestra manera de vivir, en lo que
respecta al pecado.
La salvación es venir del camino
espacioso que llevaba al pecado,
en donde vivíamos un estilo de vida
pecaminoso de engañar y mentir,
e idolatría y usar el nombre de Dios en
vano, y mirar con lujuria
y deshonrar a otras personas. Y estábamos
viviendo en el camino espacioso:
el camino espacioso del pecado. Éramos
esclavos del pecado. Y eso conducía a la
muerte ¿Por qué?
Porque la paga del pecado es la muerte.
Pero en la salvación estamos
siendo transformados y tomados desde
aquel camino, hacia el camino estrecho.
Este es, ahora, un camino de santidad,
de santificación y, en el final,
de glorificación, en donde estaremos
enfrente de Dios.
Así que, ¿de qué somos salvos?
Somos salvos de mentir.
Somos salvos de robar,
somos salvos de engañar,
somos salvos de deshonrar a nuestros
padres, somos salvos
de usar el nombre de Dios en vano,
somos salvos de mirar
con lujuria a otras personas, somos
salvos de tener odio en nuestro corazón,
somos salvos de nuestros pecados.
Eso es lo que es la salvación.
Y necesitamos comenzar aquí,
porque si tú no sabes
que la salvación es una salvación de
nuestros pecados, entonces tú no
comprenderás
por qué necesitamos arrepentirnos
para ser salvos. Tú no entenderás
por qué, también, necesitamos sepultar
nuestra vieja vida para ser salvos,
por qué eso es parte de la salvación.
Tú no entenderás
por qué ser bautizado y ser llenado con
el Espíritu Santo es parte de la
salvación,
porque la salvación es más que "tómala",
y luego vas al cielo
y Dios no ve nuestros pecados. No, la
salvación es que estamos siendo salvos.
Estamos siendo transformados por el
poder del Evangelio,
de modo que no vivamos como vivíamos
antes, cuando estábamos caminando
en el camino espacioso de pecado,
lujuria, egoísmo y así en más.
Y esto es importante entenderlo.
Y sé que estamos enseñando
acerca del arrepentimiento ahora mismo,
y sé que es un largo rodeo
para llegar al arrepentimiento.
Pero necesito continuar
un poquito aquí, también, porque quiero
decirte: no seas engañado.
No seas engañado. Juan dijo eso:
"Hijitos, nadie os engañe (...)".
Y quiero decirte eso a ti,
lo que está escrito en 1 de Juan 3:7:
No dejes que nadie te engañe.
Y, luego, él continúa: "(...) el que hace
justicia
es justo, como él es justo".
El que hace justicia
es justo, como él (Cristo) es justo.
"El que practica el pecado es del diablo;
porque el diablo peca desde el principio.
Para esto apareció el Hijo de Dios
(Jesús),
para deshacer las obras del diablo".
Eso es, deshacer el pecado.
Así que aquí, otra vez, no dejes
que nadie te engañe.
El que hace justicia es justo,
como Él es justo.
El que practica el pecado es del diablo.
Y esos son los dos caminos
en los que podemos caminar. Un camino:
el pecado, que lleva a la perdición,
El otro camino: santidad, libertad del
pecado, que lleva a la vida.
Y cuando hablamos acerca de ser libre
del pecado, no digo que nosotros,
en Cristo, no podamos pecar. Pero no en
esa manera, en que esto se convierta en
la regla general.
Porque la Biblia también dice
en la misma carta,
y vamos a ir a profundizar algo más
en 1 de Juan aquí. 1 de Juan 1:8,
tú conoces estas palabras:
"Si decimos que no tenemos pecado,
nos engañamos a nosotros mismos,
y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad".
Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo
y nos perdonará. Esto está escrito en el
contexto de caminar en la luz.
No está escrito en el contexto de volver
al mismo pecado
una y otra, y otra, y otra,
y otra vez.
No está escrito en el contexto de caminar
como un esclavo del pecado,
porque dice: "Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel
y justo para perdonarnos... "
(1 de Juan 1:9). Pero, la misma carta,
solo un poquito más abajo,
en el capítulo 2, versículo 1, dice:
"Hijitos míos, estas cosas os escribo
para que no pequéis (...)". Así que,
él está escribiendo en la carta aquí:
"Hijitos míos, estas cosas os escribo
para que no pequéis (...)".
Allí es donde comenzamos.
Ese es nuestro punto de partida.
Lo que dice, también está escrito
para que no pequemos. Pero, luego, viene:
"y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre,
a Jesucristo el justo".
Está diciendo:
"os escribo para que no pequéis,
y si alguno hubiera cometido pecado...".
No está diciendo: "y cuando pequen",
porque el pecado no debería ser parte
de nosotros, porque en la misma carta
continúa diciendo: "El que dice: Yo le
conozco, y no guarda sus mandamientos,
el tal es mentiroso, y la verdad
no está en él (...)".
Y, más abajo, dice:
"El que dice que permanece en él,
debe andar como él anduvo".
Más abajo dice: "Y todo aquel que
tiene esta esperanza en él,
se purifica a sí mismo, así como él es
puro". Más abajo... ahora estamos
en el capítulo 3, versículo 5.
Escucha aquí:
"Y sabéis que él (Cristo)
apareció para quitar nuestros pecados,
y no hay pecado en él.
Todo aquel que permanece en él, no peca;
todo aquel que peca,
no le ha visto, ni le ha conocido".
Así que, ya está en el contexto.
De modo que, cuando 1 de Juan 1:9 decía:
"Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados (...)".
Y Él lo es. Él es justo.
Él te perdona cuando le confiesas tu
pecado. Pero, la misma carta, decía:
"Todo aquel que permanece en él, no peca;
todo aquel que peca, no le ha visto, ni
le ha conocido". Si tú continúas pecando
tú no le conoces. Tú no lo estás viendo
y tú no lo conoces.
Y, luego, el siguiente versículo dice:
"Hijitos, nadie os engañe (...)"-
o hijitos, no sean engañados-
(...) el que hace justicia es justo,
como él es justo.
El que practica el pecado es del diablo;
porque el diablo peca desde el principio.
Para esto apareció el Hijo de Dios,
para deshacer las obras del diablo.
Todo aquel que es nacido de Dios,
no practica el pecado, porque la simiente
de Dios permanece en él;
y no puede pecar, porque es
nacido de Dios".
Y, luego, la carta continúa diciendo que
puedes conocer un árbol por sus frutos.
Tú puedes conocer a un árbol por su fruto.
Así es como es.
Así es como es. Por esto, tú conoces
quién es hijo de Dios
y quién es un hijo de Satanás.
Por esto. No por venir a la iglesia.
No por orarle a Dios. No por llamarnos a
nosotros mismos: cristianos.
Por esto, tú conoces quién es hijo de
Dios y quién es el hijo de Satanás.
Por esto, ¿y qué es esto? Por cómo
vivimos. ¿Caminas tú en el camino
espacioso
o caminas en el camino estrecho?
Mientras caminamos en el camino estrecho,
no podemos seguir pecando. No podemos
tener un estilo de vida pecaminoso.
Si es que pecamos, pedimos perdón y
Él es fiel y justo para perdonarnos.
Pero si en nuestra vida mostramos un
estilo de vida pecaminoso, en que tenemos
una naturaleza de pecado,
y continuamos pecando, y podemos pecar
sin sentirnos totalmente destruidos
y condenados y arrepentidos y si no
corremos lejos de eso:
entonces no hemos nacido de nuevo.
Entonces seguimos caminando en el camino
espacioso.
Así que no es suficiente con confesar el
pecado. No es suficiente con arrepentirse
una vez;
es un estilo de vida. Es un caminar del
que estamos hablando. Y he visto,
especialmente en los Estados Unidos, he
visto muchísimos cristianos,
con los cuales quedo solamente
sorprendido. Impactado, de cuán
engañadas las gentes están,
porque ellos piensan que son
cristianos, o cristianos
que viven un estilo de vida
pecaminoso, no sabiendo que
la paga del pecado es la muerte.
Y eso no ha cambiado,
y eso no va a cambiar.
No es la naturaleza del pecado
la que va a cambiar en la salvación.
Somos nosotros quienes vamos a cambiar
en la salvación. La salvación no es
una salvación del infierno.
La salvación es una salvación del pecado,
que lleva a la perdición (destrucción),
que lleva a la muerte.
Y por eso es que el arrepentimiento,
si es que vemos al arrepentimiento
o vemos el nacer de nuevo en la luz
de ser salvado del pecado; en vez de
"solo" a la luz de ir al cielo,
porque si te digo que necesitas nacer de
nuevo para ir al cielo, me preguntarás:
- "Ok. ¿Por qué?"
- Porque... tú lo necesitas...
porque, de otro modo,
tú no puedes ir al cielo.
- "Ok. ¿Pero dónde entra el bautismo?
¿Dónde entra el arrepentimiento?
¿Qué hay acerca del Espíritu Santo?
¿Es eso necesario para ir al cielo?
Porque tú puedes, solamente,
en un chasquido de dedos
ir al cielo?" ¿Lo entiendes?
Dios nos arrojó fuera del Jardín,
de modo que nosotros no comamos del
árbol de la vida y vivamos para siempre.
¿Por qué?
Porque si comíamos del árbol de la vida,
hubiésemos tenido por siempre problemas
con el pecado. Y por eso fue que Dios
nos echó fuera del Jardín.
En el nuevo cielo, en la nueva tierra,
allí tenemos al árbol de la vida otra vez.
Y aquellos que han lavado sus vestiduras,
aquellos que fueron transformados,
entrarán ahora y podrán
comer de ese árbol de la vida
y vivir por siempre. ¿Por qué?
Porque ellos ya lidiaron con el
pecado, ellos fueron hechos salvos
de sus pecados, y por lo tanto,
ellos podrán entrar
y comer del árbol de la vida
y vivir para siempre.
Nosotros somos hechos salvos de
nuestros pecados en la salvación,
y el arrepentimiento es el primer peldaño
en donde tú mueres a tus pecados,
tú te apartas de tus pecados,
tú pides perdón por tus pecados,
y se te concede un nuevo corazón.
El corazón de piedra es quitado,
y un nuevo corazón se te es entregado.
Eso es parte de la salvación.
Pero el cuerpo está muerto. Entonces
ahora, tú también necesitas sepultar
ese viejo cuerpo muerto
en el bautismo en agua
(y de eso voy a hablar la próxima vez).
Eso también es parte de la salvación.
Y luego tú necesitas al Espíritu Santo,
que levantará ese nuevo cuerpo, de modo
que ahora puedas caminar por el Espíritu
y no por la carne. De modo que tú puedas
caminar en el camino estrecho
por el Espíritu y no ser guiado por
la carne, como lo eras antes.
Y todo aquello lleva a algo hermoso,
que es el camino estrecho
que lleva a la vida eterna.
Así que, el pecado es pecado,
y nosotros somos salvados de nuestros
pecados. ¿Continúas tú en tus pecados?
Tú, por lo tanto, no eres salvo. Y Pablo
necesitó recordarle esto a la iglesia
acerca de eso, una y otra vez.
Y en Gálatas leeré
una parte aquí y, luego, podremos
continuar desde aquí.
Pero, en Gálatas 5, leemos que las
obras de la carne son,
y luego hay una completa, larga lista de
lo que son los actos de la carne,
o las obras de la carne. Estas son:
adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades,
pleitos, celos, iras
y hay una completa lista; borracheras,
orgías, y así en más.
Y luego Pablo, él dice aquí
en Gálatas 5:21,
y él le está hablando a la iglesia
ahora mismo: "(...) os amonesto,
como ya os lo he dicho antes, que los que
practican tales cosas no heredarán
el reino de Dios". Así que, Pablo viene
con una larga lista acerca de lo que
la carne es, acerca de lo que las obras
de la carne son. Y luego él dijo:
"os amonesto, como ya os lo he dicho
antes, que los que practican tales cosas
no heredarán el reino de Dios".
Él necesitó decirle eso a cristianos.
Y quiero decirte lo mismo a ti:
no seas engañado.
Quiero amonestarte,
como lo he hecho antes, que si
tú vives conforme a la carne,
en el camino espacioso,
tú no heredarás el reino de Dios.
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre,
templanza;
contra tales cosas no hay ley".
Y luego dice:
"Pero los que son de Cristo han
crucificado la carne con sus pasiones
y deseos".
Así que, ¿le perteneces a Cristo?
Entonces tú deberías haber crucificado
tu carne con todas sus pasiones
y deseos que le siguen.
Tú ya no estás caminando en el camino
espacioso que lleva a la perdición.
Tú estás ahora caminando en el camino
estrecho, no el camino de la carne,
sino el camino de justicia, el camino
del Espíritu,
que lleva a la vida eterna.
Y esto es lo que es la salvación.
Y muchos no entienden eso en Estados
Unidos y alrededor de todo el mundo.
Así que, por eso es que muchos un día
dirán: "Señor, Señor, ¿no profetizamos
en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios,
y en tu nombre hicimos muchos milagros?"
Y Jesús les dirá: "Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad".
Podemos conocer un árbol por su fruto.
Necesitamos ser regenerados.
Necesitamos ser transformados.
Necesitamos ser una nueva creación.
Y eso es lo que la salvación es. Y el
primer paso allí, es el arrepentimiento.
Y vamos a continuar ahora.
Sé que fue una larga, larga introducción.
Vamos a continuar ahora.
La primera cosa que Juan dijo
cuando empezó su ministerio
(Juan el bautista), fue: "Arrepentíos".
Arrepentíos fue la primera palabra
que salió de su boca.
Vemos lo mismo con Jesús, cuando Jesús
comenzó a predicar en Mateo 4:17:
"Arrepentíos, porque el reino de
los cielos se ha acercado".
Así que, Jesús estaba predicando
arrepiéntanse, arrepiéntanse,
arrepiéntanse. Esa fue la primera palabra.
Y ese es el ministerio al que somos
llamados.
Somos llamados a predicar el
arrepentimiento. En Lucas 24, justo antes
de que Jesús fuera al cielo, leemos esto:
"(...) y les dijo:
Así está escrito, y así fue necesario que
el Cristo padeciese,
y resucitase de los muertos al tercer día;
y que se predicase en su nombre el
arrepentimiento y el perdón de pecados
en todas las naciones (...)".
Recuerda que es a todas las naciones.
No solo a los judíos como algunas
personas dicen.
No, el arrepentimiento para
perdón de pecados es
lo que va a ser predicado a todas
las naciones.
Y Pedro comenzó allí.
Él tomó el llamado que Jesús dio.
El llamado que tú y yo debemos predicar.
Y la primera cosa
que salió de la boca de Pedro fue:
"Arrepentíos". Ellos le preguntaron:
"¿qué haremos? (para ser salvos)
Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre
de Jesucristo para perdón de los pecados;
y recibiréis el don del Espíritu Santo".
Y voy a ver eso después.
Pero hoy veremos: "Arrepentíos".
Esa fue la primera palabra.
Y después, en el siguiente capítulo,
él dijo: "arrepentíos y convertíos,
para que sean borrados vuestros
pecados (...)". ¡Arrepiéntanse,
y convertíos! Ese es el mismo mensaje
que necesitamos predicar hoy.
Hay un arrepentimiento y una conversión.
Es como un doble arrepentimiento.
La primera cosa que hacemos es
arrepentirnos de nuestros pecados.
Nos apartamos de nuestra forma de vivir,
de nuestro estilo de vida pecaminoso.
Y, luego, nos convertimos (nos volvemos
a Dios). Y eso es lo que es el
arrepentimiento.
El arrepentimiento no es solo volvernos
a Dios (convertirnos), es también
apartarnos
del estilo de vida que tenemos.
¿Por qué? Porque Dios va a juzgar
al mundo un día. Y, por lo tanto, Él le
ha ordenado a cada hombre, quienquiera
que este sea, que se arrepienta.
Y leemos que este es un llamado
que Pablo también tomó, y él dijo:
"(...) He tenido un solo mensaje
para los judíos y los griegos por igual:
la necesidad de arrepentirse del pecado,
de volver a Dios y de tener fe en
nuestro Señor Jesús". (NTV)
Así que esto, otra vez, es para judíos
y gentiles. Esto es para todos nosotros.
Necesitamos arrepentirnos y volvernos
a Dios. La palabra arrepentimiento
significa metanoia. Metanoia
Meta, significa cambio cambio (de forma
de pensar), noia significa mente.
Así que significa: "cambio de mente",
pero esto no se detiene con un cambio
en la mente.
Comienza con un cambio en tu mente.
O, digámoslo así, en tu corazón.
Usamos la palabra: "corazón".
Sé que no pensamos con nuestro corazón,
pensamos con nuestra mente,
pero nuestro corazón está siendo cambiado.
Y de la abundancia del corazón
habla la boca. Así que tu corazón
está siendo cambiado.
Tu mente está siendo cambiada.
Esa es la primera cosa.
La siguiente cosa es tu confesión.
Ese arrepentimiento será mostrado
a través de tu confesión.
Y, más tarde, será mostrado
a través de tus obras, por tus acciones,
por tu forma de vivir.
Y debería de haber fruto de
ese arrepentimiento.
El verdadero arrepentimiento es algo
que podemos comprobar por su fruto.
No es solo una cosa mental,
como se dice en el mundo hoy,
y hay gente, hoy en día, que dicen:
"Oh, el arrepentimiento es metanoia,
metanoia, metanoia. Todo es metanoia.
(Cambio en la) mente, mente, mente.
Pero no seas engañado como los fariseos.
Los fariseos sabían
lo que metanoia significaba.
Ellos sabían metanoia.
Ellos sabían el entendimiento de eso.
Pero cuando fueron donde
Juan el bautista; él estaba enojado.
Él les llamó:
"¡Generación de víboras! ¿Quién os
enseñó a huir de la ira venidera?"
Y luego él le dijo a ellos: "Haced, pues,
frutos dignos de arrepentimiento".
O: produzcan frutos que muestren que
realmente se han apartado
de sus pecados. No solo lo tengan en la
mente, como si fuera una cosa mental,
sino que produzcan fruto que realmente
muestre que se han apartado
del pecado. Y eso fue lo que
Juan el bautista le dijo a los fariseos
que vinieron a él, cuando él
estaba bautizando.
Y es lo mismo hoy, cuando las personas
vienen a nosotros y confiesan a Cristo,
o quieren confesar a Cristo,
quieren ser bautizados; que podamos decir:
"Produce fruto que muestre que tú
realmente te has apartado de tus pecados".
Y el primer fruto que usualmente
vemos allí: es la confesión.
Porque no podemos ver cómo ellos
cambian su mente,
pero cuando las personas confiesan,
es lo primero que vemos
y, luego, si ese cambio de mente y
la confesión es sincera,
entonces lo vemos después en sus vidas,
porque esas vidas mostrarán
que ellos verdaderamente se han
arrepentido de sus pecados.
Pero los fariseos, ellos vinieron
y ellos no lo vieron.
Y ellos vinieron con un montón de excusas,
tales como: "Pero tenemos a Abraham
por padre, y así en más".
Y él (Juan el bautista) realmente
los reprendió, y les dijo: "(...) no
penséis decir dentro de vosotros mismos:
A Abraham tenemos por padre (...)".
Él continuó diciendo que:
"(...) el hacha está puesta a la raíz de
los árboles; por tanto, todo árbol
que no da buen fruto es cortado
y echado en el fuego".
Lo mismo te diré a ti.
No te digas a ti mismo:
"Sí, pero si estoy yendo a la iglesia.
Pero si le estoy orando a Dios.
Pero si estoy leyendo mi Biblia.
¡Hey! "El hacha está puesta
a la raíz de los árboles; por tanto,
todo árbol que no da buen fruto
es cortado y echado en el fuego".
No vengas con excusas.
Que estoy yendo a la iglesia, que estoy
orándole a Dios, que, que...
¡Muestra arrepentimiento!
Y eso es lo que amo con el
arrepentimiento. Porque cuando tú hablas
acerca de la fe... no es fácil. A veces,
cuando tú hablas con las personas
acerca de cuánto ellas creen: no podemos
ver la fe. No podemos medir la fe.
Pero tú puedes ver el arrepentimiento.
Tú, tal vez, no lo verás si es que
te encuentras a una persona, y en cinco
minutos le dices: "hola" y "¿cómo estás?",
y así en más.
Pero cuando tú ves la vida de las
personas, cuando tú ves lo que sale
de su boca, cuando tú ves cómo
ellos viven;
tú puedes ver en una persona si se
ha arrepentido,
y si no se ha arrepentido,
ellos siguen en sus pecados
y, por lo tanto, ellos no son salvos y,
por consecuente, ellos irán al infierno,
si es que ellos no nacen de nuevo. Así es
como es. ¿Qué es el arrepentimiento?
Si yo, de hecho, explicara la palabra
"arrepentimiento" y lo que es parte
del arrepentimiento;
hay algo que llamamos "pesar", y hay algo
que llamamos "remordimiento",
y el "pesar" no es verdadero
arrepentimiento. Tú puedes sentir
pesar por cosas.
Y tú, en tu pesar, puedes sentirte
afligido, puedes sentir dolor, puedes
sentirte herido, puedes sentir enojo.
Tú te sientes afligido y herido y dolido
y enojado, porque tú sientes pesar por
cosas que has hecho,
porque estas te han perjudicado.
Hay muchas cosas
por las que las personas pueden sentir
pesar hoy. "Oh, siento pesar por haber
hecho esto. Siento pesar por haber
hecho esto. Siento pesar. Siento pesar por
haber dicho esto. ¿Por qué?
Porque me hiere a mí.
Pero eso no es arrepentimiento.
Arrepentimiento es más que sentir pesar
por alguna cosa.
Todos sentimos pesar por haber hecho
cosas. Hay muchas personas que miran
atrás en sus vidas
y sienten pesar por un montón de cosas.
Y cuando miran atrás en su vida,
lo que ellos han hecho, ellos sienten
tristeza, ellos sienten dolor,
ellos se sienten heridos. Ellos sienten
enojo, porque ellos, profundamente,
profundamente, sienten pesar por cosas
que han hecho.
Pero eso no es necesariamente
arrepentimiento. ¿Por qué?
Porque arrepentirse no es solo sentir
lástima por lo que has hecho
en contra de ti mismo. Arrepentirse, es
por lo que tú has hecho en contra de Dios.
Y es cuando Dios entra en escena, que
podemos hablar acerca del verdadero
arrepentimiento.
Es lo mismo con el remordimiento.
"Sentir pesar" es sentirse mal por cosas
que te han herido a ti mismo.
Remordimiento es, usualmente, cuando tú
has hecho cosas que han herido
a otras personas, y tú sientes
remordimientos por haber herido a
otras personas.
Y eso puede conducir a una tristeza,
dolor, a sentirse herido y, también,
enojo;
porque has hecho cosas y sientes
remordimientos por ellas,
porque puede que haya lastimado
a otras personas.
Eso no es necesariamente...
y eso no es arrepentimiento.
Arrepentimiento no es solo sentir
pesar y remordimiento.
El arrepentimiento ocurre cuando Dios
entra en escena. Cuando tú ves que has
pecado.
No solo que has hecho algo que te
ha herido a ti mismo,
y no solo que has hecho algo que ha
herido a otros; sino que has hecho
algo que ha herido a Dios.
Que tú has pecado
contra un santo y justo Dios. Sí, los
otros aspectos pueden estar también allí,
tal como en el hijo pródigo,
en Lucas 15. Él dijo: '(...)
Volveré a la casa de mi padre y
le diré: “Padre, he pecado
contra ti...-No.- he pecado contra
el cielo y contra ti". El hijo pródigo,
él sentía pesar por cosas que había hecho
que tenían que ver con él mismo.
Él estaba comiendo la comida de los
cerdos. Él sintió enojo
y tristeza y dolor por la consecuencia
de lo que su acción había generado
en su contra.
Él también sintió pesar. Él sintió
remordimiento.
"Oh, mi padre...", y así en más.
Y él había herido a su padre, al hacer
lo que él hizo. Pero cuando él dijo,
he pecado contra el cielo,
allí es en donde el verdadero
arrepentimiento entra. Porque,
digámoslo así:
Todos hemos entrado en un cuarto en
donde nuestros niños han hecho algo
que no debían hacer. Pongámonos en el
caso que los niños están parados en la
cocina...
digámoslo así. Tú entras y ves que ellos
están abriendo un gabinete
y ellos están tomando unos chocolates
que no tenían permitido tomar.
- "¡Hey, hey! ¿Qué están haciendo?"
- ¿Qué? Lo siento. Lo siento tanto.
Lo siento tanto. Lo siento. No lo haré
de nuevo". Ellos no lamentan.
Ellos no lamentan lo que han hecho. Ellos
lo sentían, porque tú los atrapaste
en ello.
Y ellos dicen que ellos lo lamentan,
ellos confiesan que ellos lo lamentan.
Ellos pueden, incluso, sentir enojo,
sentirse heridos y rabia;
no por lo que ellos hicieron, sino
por la consecuencia de ello...
por las cosas que las personas vieron
y los atraparon haciendo.
Ese enojo, ese dolor, esa disculpa, ese
sentimiento de pesar y remordimiento,
los llevará, usualmente, a ir y hacer
lo mismo, una y otra,
y otra y otra vez, siempre que ellos
esperen que nadie los vea,
ellos continuarán haciéndolo una y otra,
y otra, y otra vez.
Y esa es la típica cosa en las
iglesias hoy en día,
cuando las personas van al llamado que
se hace del altar, una y otra, y otra vez.
E incluso sueltan una lágrima allí y
dicen: "Lo siento. Siento un pesar,
o siento remordimiento".
Me siento herido. Me siento enojado".
Pero la siguiente semana
ellos están en el mismo pecado de nuevo.
¿Por qué? Porque no es verdadero
arrepentimiento. El verdadero
arrepentimiento es
cuando tú ves a la luz de Dios y
de la eternidad,
que tú has pecado contra un Dios
santo y justo.
Un Dios que te entregó la vida,
un Dios que te lo dio todo
y tú has utilizado mal lo que Dios te
ha entregado. Y tú has pecado
en contra de Él. Y tú sientes tristeza,
tú sientes remordimiento,
pero tú te apartas de aquello
(del pecado), tú te apartas de eso
y tú cambias tu manera de hacer las cosas
y tú, incluso, tratas
en la medida de lo posible,
de hacer bien las cosas.
Como con Zacarías, cuando Jesús dijo:
"Zaqueo, date prisa, desciende,
porque hoy es necesario que pose
yo en tu casa". Y, luego, él fue a casa.
Y él le dijo: "He aquí, Señor, la mitad de
mis bienes doy a los pobres;
y si en algo he defraudado a alguno,
se lo devuelvo cuadruplicado".
Jesús vio eso y, entonces, Él dijo: "Hoy
ha venido la salvación a esta casa (...)".
Había verdadero arrepentimiento.
Él cambió su vida.
Él se sintió mal por haber pecado
y él hizo algo acerca de ello:
él cambio su camino. Él incluso dijo...
él prometió, incluso,
que él devolvería cuadruplicado, si es que
en algo había defraudado a alguno.
Y eso era arrepentimiento. El verdadero
arrepentimiento cambia tu vida.
El verdadero arrepentimiento es un nuevo
corazón, es un nuevo comienzo,
y es donde empezamos.
Y quiero compartir algo aquí acerca
del arrepentimiento.
La primera cosa, cuando hablamos
del arrepentimiento: es realmente,
realmente importante ayudar a las personas
a arrepentirse, al explicarle el pecado
a ellas.
El pecado... no es solo lo que nosotros
pensamos que es pecado. El pecado es
división. Separación del Señor.
Aquel que quebrantare la ley
comete pecado.
El pecado es transgresión de la ley.
Y la ley no ayuda a las personas,
en ese sentido, de que la ley nos salva.
Pero la ley es necesaria
para mostrarnos nuestros pecados,
de modo que sepamos de qué arrepentirnos.
Por ejemplo, déjame leer aquí.
Romanos 7:7: "(...) ¿La ley es pecado?
En ninguna manera". Y luego Pablo dijo:
"(...)Pero yo no conocí el pecado
sino por la ley; porque tampoco
conociera la codicia,
si la ley no dijera: No codiciarás".
Así que, Pablo, él dijo: "Pero yo no
conocí el pecado sino por la ley".
Así que Jesús está usando la ley en
Mateo 5. Y usualmente le digo
eso a las personas. Lo uso de este modo.
Les digo esto:
- "Ok. ¿Has mentido alguna vez? La Biblia
dice que si has mentido, eres
un mentiroso.
¿Has robado alguna vez algo? Entonces eso
te hace un ladrón, ¿o no?
Jesús dijo que no debías tener odio
en tu corazón, y que no debemos
de cometer asesinato.
Pero Jesús dijo que si tienes odio en
tu corazón, ya eres un homicida.
¿Has tenido eso?
¿Le has dicho idiota a alguien?
Entonces la Biblia dice que
estás condenado al infierno. La Biblia
dice que no debes cometer adulterio.
Pero Jesús dijo que si tú miras
a alguien para codiciarlo (con lujuria),
entonces ya has cometido adulterio
con esa persona en tu corazón.
Así que, tal vez, tú no estés físicamente
sexualmente
junto con alguna persona antes del
matrimonio o fuera del matrimonio,
pero si tú te sientas allí y miras
pornografía en el internet
y tienes sexo con personas en tu
corazón, entonces eres culpable.
Eres culpable. Porque no es nuestra
acción; es nuestro corazón.
Es el deseo de nuestro corazón.
Si tú miras con lujuria (deseo),
tú has cometido adulterio en tu corazón.
Si tú tienes odio,
tú eres un homicida. Comienza esto en
tu corazón. La Biblia dice, también,
que cualquiera que guardare toda la ley,
pero ofendiere en un punto,
se hace culpable de todos.
¿Has roto la ley de Dios?
¿Eres tú perfecto?
¿Puedes decir que tú eres perfecto?
¿Has mentido una vez, has robado una vez,
has mirado una vez con lujuria (deseo),
o has tenido sexo con personas fuera del
matrimonio o antes del matrimonio?
¿Has honrado a tus padres?
¿Has quebrantado la ley de Dios? Entonces
tú eres culpable. La Biblia dice también,
que aquel que dice que no tiene pecado,
el tal es mentiroso,
y la verdad no está en él.
Todos hemos pecado.
Así que la ley de Dios es necesaria,
como un espejo para mostrarte
cuán lejos has caído. Y necesitamos eso.
Necesitamos explicarle el pecado
a las personas y ayudarles a entenderlo.
Luego, suelo ir
y hablar acerca de la conciencia que la
Biblia menciona:
que aquel que hace pecado, esclavo es
del pecado. Pero no es el esclavo,
¿sabes?, el que queda en la casa para
siempre, sino el hijo;
y aquel a quien el Hijo libertare,
será verdaderamente libre.
Así que, éramos esclavos del pecado,
porque aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado.
Es como cuando empiezo a fumar.
Yo lo controlo, pero luego me
controlará a mí. Cuando empiezas
a mirar con lujuria (deseo) a otras
personas, en la pornografía en internet:
tú lo controlas, pero luego te controlará
a ti. Tú te vuelves un esclavo de ello.
Y por eso es que el bautismo entra.
Hablaré de eso
en la siguiente lección,
junto con el arrepentimiento.
Pero nos convertimos en esclavos del
pecado. Y nuestra conciencia es destruida.
Recuerdo... y usualmente uso esto.
Recuerdo que cuando era un niño.
Robé una bicicleta y me sentí tan mal,
cuando me robé esa bicicleta. Robé una
más. Me sentí mal, pero menos mal.
Me robé una más. Sentí menos.
Robé más y más,
y sentí, incluso, menos. En el final, no
sentía nada. Solo porque no sentía nada,
o porque tú no sientas nada, no quiere
decir que todo está bien.
Solo quiere decir, usualmente, que tu
conciencia está tan fría...
Tú corazón está tan frío,
como piedra. Tú estás tan sumido en tu
pecado que tú ya no lo ves más.
Así que, por lo tanto, no se trata de
solo: "Oh, siento que estoy bien". No.
Tú necesitas la ley de Dios para
revelar el pecado en tu vida.
¿Has mentido? ¿Has robado? ¿Lo has hecho?
¿Qué te hace eso a ti?
Un mentiroso. Un ladrón. Un adúltero.
Ningún adúltero va a
heredar el reino de Dios. Jesús vino
a salvarte de tus pecados.
Necesitas arrepentirte, apartarte de
tus pecados. Y en el momento,
en que las personas reconocen sus pecados,
sienten remordimiento y sienten pesar,
pero ven:
"Oh, he pecado contra Dios. He sido
un fracaso.
He vivido mi propia vida.
No quiero vivir así ya más.
Dios, lo siento. He pecado
contra ti, contra el cielo.
Te pido perdón y quiero odiar el
pecado ahora,
de la manera en que tú odias el pecado".
En ese segundo, tú lo ves, tú lo sientes,
tú te arrepientes y pones tu fe
en Jesús. La Biblia dice
que Dios sacará ese corazón de piedra
y te dará un nuevo corazón de carne.
La ley estará ahora escrita en tu corazón.
De modo que tú no necesitarás
a personas que vengan y apunten con
un dedo y te digan: "Tú no puedes,
y tú no debes...". No, está
todo escrito aquí.
¿Cómo se aprecia eso? Cuando tú haces
algo mal. Recuerdo que después de que
me arrepentí
fui a un bar a beber, como solía hacerlo.
Pero cuando llegué al bar,
quedé como: "¿Qué es lo
que hago aquí? No, no quiero esto ya más".
Mi novia vino y estaba acostumbrado
a estar (de forma sexual) con ella,
pero esta vez... no lo sé.
"¿Qué es lo que hecho? No, no puedo
continuar pecando ya más.
No puedo continuar pecando. Está mal.
No puedo continuar pecando".
Y dije: "Dios, la próxima vez que esté
con una chica,
será con mi esposa en la luna de miel".
Y algunos meses después,
Dios me habló, respecto de quién iba a ser
mi esposa: era la chica detrás de mí.
Y miré y Lena estaba allí parada,
y yo sonreí.
Y, luego, nos casamos y estuvimos juntos
(de forma íntima), por primera vez,
en nuestra luna de miel. Así que,
la simiente de Dios está dentro mío.
Estaba caminando en un camino espacioso
y no tenía problema alguno con el pecado.
Me fui a acostar con mi novia,
muchas veces.
Mentía y usaba el nombre de Dios en vano.
Me emborrachaba. Pero, cuando
me arrepentí,
la simiente de Dios fue puesta dentro mío,
como está escrito en 1 de Juan 3:9,
así que no podía continuar pecando
ya más. Antes era un esclavo del pecado.
Ahora, me convertí en un esclavo
de la justicia, como leemos.
Estaba en un camino espacioso y, ahora,
estoy en el camino estrecho.
Y cambié mi manera de vivir.
Cambié mi mente.
Mi corazón fue cambiado. Lo que salía
de mi boca fue cambiado,
y mis acciones fueron cambiadas.
Y eso es el arrepentimiento.
Y eso es visible para todos.
Y es verdad lo que leímos antes,
que todo aquel que es nacido de Dios,
no practica el pecado.
No puede continuar pecando, ¿por qué?
Porque la simiente de Dios,
la ley de Dios está escrita en su corazón,
la simiente de Dios está dentro de él,
de modo que él no puede continuar
(practicando el pecado).
Él se vuelve un esclavo de la justicia,
en vez de un esclavo del pecado.
Y él vive una nueva vida.
Y eso es lo que es el arrepentimiento.
Y Jesús dijo:
"No he venido a llamar a justos,
sino a pecadores al arrepentimiento".
¿Eres tú un pecador? Tú necesitas
arrepentirte. Arrepiéntete antes de
que empieces
a creer en Dios en la iglesia,
o a leer tu Biblia y orar.
Todo eso no te salva. Tú necesitas
arrepentirte. Esa es la primera cosa.
Arrepiéntete. Reconoce que tú has pecado
en contra de un santo y justo Dios.
El pecado es pecado. El mismo pecado
que te dividía de Dios antes
de que vinieras a la iglesia,
el mismo pecado te dividirá de Dios
después de que hayas llegado a la iglesia.
No es venir a la iglesia lo que salva a
las personas.
Es el arrepentimiento y lo que le sigue,
porque en el arrepentimiento
tú eres salvado,
en ese sentido, de que has sido tomado
del camino espacioso
al camino estrecho. El corazón de
piedra es sacado fuera de ti
y un nuevo corazón entra,
y la ley es escrita en tu corazón.
Tú has crucificado tu cuerpo en el
arrepentimiento, tú has matado a tu cuerpo
y tú has dicho: "Quiero vivir, ya no más
por la carne, sino por el Espíritu".
Por eso es que el arrepentimiento
necesita ir junto con el bautismo,
porque ahora una nueva vida está empezando
dentro de ti, pero el cuerpo está muerto.
Y si tú no te deshaces de ese cuerpo
muerto; ese cuerpo muerto se va a
podrir,
y va a matar esa nueva vida que
recién comenzó dentro de ti.
Y ese es el porqué vemos, después de
la cruz, cuando Pedro dijo:
"Arrepentíos...";
él dijo: "Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros (...)".
Dejen esa vida vieja,
entierren esa vida muerte, laven sus
pecados, de modo que puedan tener
un comienzo nuevo
y un nuevo inicio.
Y eso es de lo que voy a hablar
en el siguiente video,
en donde vamos a ver el bautismo.
Pero, por ahora, un pequeño resumen.
El arrepentimiento.
Arrepentíos fue la primera palabra que
salió de la boca de Juan el bautista.
Arrepentíos fue la primera palabra
que salió de Jesús.
Arrepentíos fue la primera palabra
que salió de Pedro.
Arrepentimiento significa metanoia.
Meta - después, noia - mente;
cambio de mente.
Empieza en un cambio de la mente,
o un cambio de corazón.
Tú cambias tu corazón.
El corazón de piedra es quitado
y un nuevo corazón de carne es
el que entra.
Arrepentimiento no es solo lo
que hacemos,
sino lo que Dios hace en el
arrepentimiento: arrepentimiento y fe.
Nosotros nos arrepentimos, pero Dios viene
con su Espíritu en el arrepentimiento y
hace una obra en nosotros.
Él viene y nos da una nueva conciencia.
Nos arrepentimos en nuestro corazón,
en nuestra mente. Eso sale fuera,
de inmediato, por nuestra boca.
La primera cosa es como: "Oh, no puedo
hablar tan mal, como hablaba antes".
De la abundancia del corazón habla la
boca. Lo podemos oír en el lenguaje de
las personas,
ellas cambian su lenguaje, de inmediato.
Ellas también cambian su vida,
de inmediato.
Si es que ellas no cambian sus vidas,
ellas pueden ser como los fariseos,
quienes creían que se habían arrepentido,
pero entonces se les dijo que mostraran
prueba de su arrepentimiento.
- "No veo ninguna prueba de tu
arrepentimiento".
- "Sí, pero yo voy a la iglesia".
- "No veo ninguna prueba de tu
arrepentimiento".
- "Sí, pero yo creo en Dios".
- "No veo ninguna prueba de tu
arrepentimiento".
Tú sigues viviendo en tus pecados,
por lo tanto, tú no eres salvo.
- "Soy salvo".
- "¿De qué eres salvo? ¿Del infierno?
No, tú eres salvo de tus pecados,
y si tú sigues en tus pecados;
tú no eres salvo. Así es como es.
- "Sí, pero..., pero..., pero..." No, tú
necesitas ser salvo. Entonces tú
consigues un nuevo corazón.
Ahora tú tienes la simiente de Dios dentro
tuyo, de modo que no puedes continuar
pecando.
Pero, si tú pecas... tú pides perdón,
y Él es justo para perdonarte.
Y al principio, pecarás más de lo que,
luego, lo harás. ¿Por qué?
Porque necesitas aprender
a caminar en esa nueva vida.
Así que, para mí,
yo estaba acostumbrado a vivir en el
pecado. Yo hacía pecado, pecado, pecado,
pecado, pecado, pecado.
Y, luego, me arrepentí. Y habían muchas
cosas que hice en el principio,
porque estaba
tan acostumbrado a ellas, y eran parte de
mi vida. Pero, luego, terminé con
mi novia,
terminé con el alcohol. Terminé
con esto y cambió mi manera
de vivir, y tiré la mala música
y las malas películas y cosas.
Y sí, podía caer. Podía hacer algo
equivocado.
Pero, entonces, me levantaba y
pedía perdón.
Pero no iba de vuelta a esa vieja cosa
de nuevo, porque me deshice de ella.
Ya no camino ya más por ese camino.
Camino en el camino, en donde hay
santidad,
en donde hay santificación,
en donde hemos sido santificados,
hemos sido transformados, y eso es lo
que nos llevará a la glorificación.
Que, algún día, vamos a recibir un
nuevo cuerpo y todo estará bien de nuevo.
Así que, eso es el arrepentimiento.
¿Sigues tú en tus pecados?
¿Puedes seguir pecando sin una mala
conciencia? Estás en un lugar muy,
muy peligroso.
Tú sigues en tus pecados.
Tú necesitas cambiar.
Y luego, cuando tú cambias,
tú recibes una nueva conciencia.
Escucha a tu conciencia.
Escucha a tu conciencia.
Esfuérzate por ser santo.
Sin santidad, nadie verá a Dios.
Y deja que Él te transforme. Y quiero
decirlo de nuevo, la Biblia dice,
y lo leí antes, acabo de citar Juan 8.
Esto es hermoso.
El final de esto. Juan 8:34: "De cierto,
de cierto os digo, que todo aquel que
hace pecado,
esclavo es del pecado. Y el esclavo
no queda en la casa para siempre;
el hijo sí queda para siempre. Así que, si
el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres". Jesús vino
a hacernos libres, libres en verdad.
Ya no más esclavos del pecado; sino
hijos. Muchos cristianos realmente
se han arrepentido,
pero porque ellos no han entendido
el poder en el bautismo,
ellos caminan con ese viejo cuerpo.
Ellos siguen siendo esclavos del pecado.
Ellos caminan en Romanos 7, en que:
"Oh, no hago el bien que quiero,
sino el mal que no quiero, eso hago.
Y el pecado que mora en mí y
mi miserable persona...
¿Quién me librará de este cuerpo de
muerte?" Y ellos están caminando esa vida,
como personas miserables, en vez de
caminar en Romanos 6; libres del pecado.
Libres del pecado. Aquel que el Hijo
libertare, será verdaderamente libre.
Y para ser libres, para ser salvo de tus
pecados: el primer paso es el
arrepentimiento,
un nuevo corazón. Pero el arrepentimiento
no debería ir sin el bautismo.
¿Por qué? Porque entonces tú tienes un
nuevo corazón y tú quieres hacer
lo que es correcto, pero tú sigues siendo
un esclavo, si es que tú no te deshaces de
ese cuerpo muerto,
que está muerto al pecado.
Tú caminas con este,
y tú te sientes miserable, como en
Romanos 7. Y de eso es lo que
voy a hablar la siguiente vez. Mira este
video, compártelo con otras personas,
y volvamos al verdadero arrepentimiento.
Y la próxima vez hablaré acerca
del verdadero bautismo. Vamos a luchar
por eso, y luego vamos a ver
al Espíritu Santo, y luego vamos a
juntarlo todo, y es hermoso.
Dios les bendiga a todos allá afuera.
Espero que esto haya sido una bendición.
Mándenme alguna retroalimentación
y algunos comentarios cristianos,
si es que hay cosas que quieren que cubra
la próxima vez, también. ¡Chao, chao!