La palabra "concusión" provoca temor,
sobre todo en la actualidad,
y lo sé por experiencia.
Jugué al fútbol americano durante 10 años,
me golpearon la cabeza cientos de veces,
pero, mucho peor que eso,
fue un par de accidentes en bicicleta
en los que sufrí concusiones
y aún le estoy haciendo frente
a los efectos de la última,
aquí, frente a Uds.
Existe un gran temor
respecto a la concusión
que cuenta con cierta evidencia.
Se dice que una serie de concusiones
puede provocar demencia precoz,
como Alzheimer
o encefalopatía traumática crónica.
Ese fue el tema de la película
de Will Smith, "La verdad oculta".
Y así todos piensan en el fútbol
o en las fuerzas armadas,
pero lo que no saben es que
el uso de bicicletas es la principal
causa de concusiones en niños,
concusiones relativas al deporte.
Otra cosa que debo decirles
que posiblemente no sepan
es que los cascos que usan
en las bicicletas, en el fútbol
y en muchas otras actividades
no están diseñados o probados
para proteger a sus hijos
de las concusiones.
Están diseñados y probados
para proteger al cráneo de fracturas.
Así pues, los padres me preguntan
todo el tiempo:
"¿Dejarías que tu hijo juegue al fútbol?
¿Debería dejar a mi hijo jugar al fútbol?"
Y creo que, en este ámbito,
estamos lejos de poder dar
una respuesta fiable.
Yo considero la pregunta desde
una perspectiva diferente
y quiero saber cómo podemos
prevenir las concusiones.
¿Es eso posible?
La mayoría de los expertos
creen que no lo es.
Pero lo que estamos haciendo
en mi laboratorio
es tratar de revelar toda la información
que rodea a las concusiones,
para así poder comprenderlas mejor.
La razón por la cual podemos prevenir
fracturas con cascos
es porque es muy simple.
Sabemos cómo funciona.
Las concusiones son más enigmáticas.
Para mostrarles qué podría suceder
en una concusión
quiero mostrarles este video
que Uds. pueden encontrar
al escribir en Google
"¿Qué es una concusión?",
aparece el sitio web del CDC
y este video muestra, básicamente,
todo lo que ocurre.
Como ven, la cabeza se mueve
hacia delante,
el cerebro se queda atrás,
luego se adelanta
y golpea contra el cráneo,
rebota
y se dirige al encuentro
con el otro lado del cráneo.
Y lo que notan resaltado
en este video del CDC,
financiado por la Liga Nacional
de Fútbol Americano,
es que la superficie externa del cerebro,
donde se golpeó contra el cráneo,
luce dañada o lesionada, así es
en la superficie externa del cerebro.
Y con este video me gustaría decirles
que algunos aspectos
probablemente estén bien,
que indica lo que los científicos
creen que sucede,
pero probablemente este video
contenga errores.
Algo en lo que concuerdo,
y creo que muchos expertos coincidirían,
es que el cerebro sí tiene esta dinámica.
Se queda atrás del cráneo.
Luego se adelanta y se mueve
de un lado al otro.
Con lo cual coincidimos.
Sin embargo, la cantidad de
movimiento que se ve en el video
probablemente no sea correcta.
Hay muy poco lugar en la bóveda craneal,
solo unos milímetros,
y está llena de líquido espinal cerebral,
que actúa como capa protectora.
Entonces es muy poco lo que el cerebro
puede moverse dentro del cráneo.
El otro problema que tiene el video
es que se muestra al cerebro
como algo rígido en movimiento,
y tampoco es correcto.
El cerebro es una de las sustancias
más blandas del cuerpo,
se lo puede comparar con una gelatina.
Si la cabeza se mueve de aquí para allá,
el cerebro se torsiona y retuerce,
y el tejido se estira.
Creo que muchos expertos coincidirán
en que las concusiones no solo ocurren
en la superficie externa del cerebro,
sino que es algo mucho más profundo
cercano al centro del cerebro.
Para abordar este problema,
para entender el mecanismo
de las concusiones
y determinar si podemos prevenirlas
estamos usando un instrumento como este.
Es un protector bucal.
Tiene sensores similares
a los que se encuentran
en los teléfonos móviles:
acelerómetros, giróscopos.
Y cuando alguien recibe un golpe
te puede decir cómo se movió la cabeza
a mil muestras por segundo.
El principio que subyace tras
el protector bucal es este:
encaja en los dientes.
Los dientes son una de las sustancias
más rígidas del cuerpo.
Se unen firmemente al cráneo
y nos brindan la medición
más precisa posible
sobre cómo se mueve el cráneo.
Se han probado otros métodos, con cascos.
Hemos intentado otros sensores
que se colocan en la piel,
pero todos ellos se mueven demasiado.
Así pues descubrimos que
este es el único modo fiable
de tomar una buena medición.
Con este nuevo aparato podemos ir
más allá del estudio de cadáveres,
ya que solo estudiándolos
hemos podido aprender
tanto sobre concusiones,
queremos aprender y estudiar
desde humanos con vida.
Pero ¿dónde podemos encontrar
a un grupo de voluntarios dispuestos
a chocarse las cabezas de forma regular
y a sufrir concusiones?
Bueno, yo era uno de ellos.
Es el equipo de Stanford
de fútbol americano.
Este es nuestro laboratorio,
y quiero mostrarles
la primera concusión que medimos
con este aparato.
En él se encuentra un giróscopo,
lo que permite medir
la rotación de la cabeza.
Muchos expertos creen que
ese es el factor decisivo
que puede decirnos lo que ocurre
en una concusión.
Por favor, miren este video.
Presentador: los Cougars llegan tarde,
pero Luck tiene tiempo
y golpean a Winslow.
Espero que se encuentre bien.
(El público grita)
Presentador: Arriba,
verán que hace esta pequeña
ruta de poste,
con prudencia, se separa.
Aquí lo ven en tiempo real.
Lo pueden oír.
Quien produce el golpe.
David Camarillo: disculpen, pasarlo
tres veces es un poco excesivo.
Pero captan la idea.
Cuando miran el video,
lo único que pueden ver es que
lo golpearon fuerte y está herido.
Pero al extraer la información
del protector bucal que estaba usando,
pudimos ver más detalles,
mucha más información.
Y una de las cosas que notamos
es que el golpe fue en la parte inferior
izquierda de su máscara protectora.
Y eso produjo algo
un poco contradictorio.
La cabeza no fue hacia la derecha.
Primero rotó hacia la izquierda.
Luego, como el cuello comenzó a comprimir,
la fuerza del golpe lo hizo mover
rápidamente hacia la derecha,
este movimiento de un lado al otro
fue como un latigazo cervical,
y creemos que, probablemente,
fue lo que produjo el trauma cerebral.
Este aparato se limita a medir
el movimiento del cráneo,
pero lo que queremos saber es
lo que ocurre en el interior del cerebro.
Por eso colaboramos con el grupo
de Svein Kleiven, en Suecia.
Ellos desarrollaron un modelo
de elementos finitos del cerebro.
Esta es una simulación
que usa la información del protector bucal
de la herida que les mostré,
y lo que ven es al cerebro
este es un corte transversal
del frente del cerebro
que se torsiona como mencioné.
Ahora ven que no se parece
al video del CDC.
Los colores que se ven
representan cuánto se estira
el tejido cerebral,
el rojo simboliza el 50 %.
Significa que el tejido cerebral
se ha estirado un 50 %
en esa área en particular.
Ahora quiero que presten atención
a este punto rojo.
El cual está muy cerca
del centro del cerebro.
Y, en términos relativos,
no se ven tantos colores
en la superficie externa
como mostraba el video CDC.
Para explicar en detalle
cómo creemos que ocurren las concusiones
debería de mencionar
que hemos observado que
una concusión es más posible
cuando te golpeas y la cabeza rota
en esta dirección.
Así es más común en deportes
como el fútbol,
pero esto parece ser más peligroso.
Entonces, ¿qué puede estar pasando?
Una cosa que notarán en el cerebro humano
que difiere de otros animales
es que nosotros tenemos
dos grandes lóbulos.
El derecho y el izquierdo.
Lo que importa en esta figura
es que justo en el centro de cada lóbulo
hay una fisura que penetra en el cerebro.
Y en esta fisura, lo que no pueden ver
en esta imagen,
tendrán que creerme,
es una lámina fibrosa de tejido,
se la llama hoz
y recorre toda la cabeza, desde el frente
hasta la parte trasera
y es bastante rígida.
Esta hoz permite que cuando eres golpeado
y la cabeza rota de derecha a izquierda,
la fuerza puede transmitirse, rápidamente,
al centro del cerebro.
Pero, ¿qué hay al fondo de la fisura?
Allí se encuentra el cableado del cerebro,
y, de hecho, este manojo colorado
al fondo de esta fisura
es el único y más largo manojo de fibras
que conecta ambos hemisferios del cerebro.
Se lo llama cuerpo calloso,
y creemos que puede ser
uno de los mecanismos más comunes
de las concusiones,
mientras las fuerzas bajan,
golpean al cuerpo calloso,
esto provoca una disociación
entre los hemisferios
y explicaría algunos síntomas
de las concusiones.
Este descubrimiento es coherente
con la enfermedad cerebral
que les mencioné: encefalopatía
traumática crónica.
Esta es la imagen de un exjugador
profesional de fútbol de mediana edad,
y lo que quiero mostrarles,
si observan el cuerpo calloso,
retrocedo la imagen para que vean
el tamaño real del cuerpo calloso
y el de esta persona que padece
encefalopatía traumática crónica.
Está muy atrofiado.
Y pasa lo mismo en todos los espacios
de los ventrículos.
Los cuales son mucho más grandes.
Por esto todo el tejido cercano
al centro del cerebro
ha muerto con el tiempo.
Lo que estamos aprendiendo
es realmente consistente.
Pero también tenemos buenas noticias,
y espero darles un poco de esperanza
al finalizar esta charla.
Una de las cosas que hemos notado,
en cuanto a este mecanismo de defensa,
es que aunque haya una rápida transmisión
de fuerza hacia la fisura,
aún lo hace en un tiempo determinado,
y creemos que si podemos ralentizar
el movimiento de la cabeza
para que el cerebro
no quede atrás del cráneo,
sino que se mueva en sincronía con él,
podríamos prevenir estas concusiones.
Pero, ¿cómo ralentizamos
el movimiento de la cabeza?
(Risas)
Con un casco gigante.
Con más espacio, se adquiere más tiempo,
y esto es un chiste, pero alguno
debe de haber visto esto:
se llama "fútbol burbuja"
y es un deporte real.
De hecho, he visto a unos adultos
jugándolo cerca de mi casa el otro día
y, hasta lo que sé,
no se han reportado concusiones.
(Risas)
Hablando en serio, este principio
funciona realmente,
pero ha ido un poco lejos.
No es práctico para andar en bicicleta
o jugar al fútbol.
Y por eso estamos colaborando
con una empresa sueca llamada Hövding.
Puede que alguno de Uds.
haya visto su trabajo.
Ellos emplean el mismo principio:
usan aire para crear espacio extra
y así prevenir las concusiones.
Niños, no intenten esto en casa.
Esta persona no tiene casco.
En su lugar, usa un collar cervical
que tiene unos sensores
iguales a los sensores del protector bucal
y detecta cuándo la persona está por caer.
Y tiene una bolsa de aire que se detona
de la misma forma en que lo hacen
las bolsas de aire de los autos.
Experimentamos con este artefacto
en mi laboratorio
y descubrimos que puede reducir
enormemente el riesgo de concusiones
si se lo compara con un casco normal.
Es una novedad emocionante.
Pero para que realmente podamos alcanzar
los beneficios de la tecnología
que puede prevenir concusiones
necesitamos cumplir ciertas regulaciones.
Es una realidad.
Este artefacto se vende en Europa,
pero no en EE.UU., y probablemente
no esté a la venta pronto.
Y quiero explicarles por qué.
Existen buenas razones
y otras no tan buenas.
Los cascos de bicicleta están regulados.
La Comisión para la Seguridad de
los Productos de Consumo permite
vender cualquier casco de bicicleta
y esta es la prueba que usan.
Esto se remonta a lo que decía
sobre las fracturas.
Esta prueba es para eso.
Y es algo importante.
Puede salvar vidas, pero no es suficiente.
Algo que esta prueba
no evalúa, por ejemplo,
es que no te dice
si la bolsa de aire se abrirá
en el momento y lugar adecuados
o si lo hará cuando no es necesaria.
Tampoco dirá si el casco
prevendrá o no una concusión.
Y si se fijan en los cascos de fútbol,
los cuales no están regulados,
también atraviesan una prueba muy similar,
pero no están regulados por el gobierno,
tienen un organismo industrial,
como muchas industrias,
pero este organismo
ha sido bastante resistente
a actualizar sus normas.
Así es que no solo trabajamos
en el mecanismo de las concusiones,
sino también en cómo podemos tener
mejores normas de pruebas.
Y esperamos que el gobierno
use esta información
para fomentar la innovación
al permitir que el consumidor sepa
cuán protegido está
con un determinado casco.
Y quiero regresar a la pregunta
que realicé al principio:
¿cómo me sentiría si dejo
a mi hijo jugar al fútbol
o andar en bicicleta?
Y puede que esto sea el resultado
de mi propia experiencia traumática.
Me pone muy nervioso ver a mi hija Rose
andar en bicicleta.
Ella tiene un año y medio
y ya quiere correr, cuesta abajo,
por las calles de San Francisco.
Esta es la base de una de esas calles.
Mi meta personal, y creo que es posible,
es seguir desarrollando estas tecnologías
y, de hecho, estamos trabajando en algo
que realmente hace un uso óptimo
del espacio libre en un casco.
Y estoy convencido de que podremos,
antes de que ella use
una bicicleta de dos ruedas,
tener algo disponible
que realmente reduzca
el riesgo de concusiones
y que cumpla con los entes regulatorios.
Lo que me gustaría hacer,
y sé que para muchos de Uds.
esto tiene un carácter inmediato,
hace unos años que estoy en esto,
es poder decirles a los padres y abuelos
que es seguro y saludable que sus niños
se involucren en estas actividades.
Y soy muy afortunado
de tener un gran equipo en Stanford
que trabaja duro en esto.
Por esto espero volver en unos años
con la historia final,
pero por ahora, solo les diré
que no sientan miedo
cuando escuchen la palabra concusión,
también hay esperanza.
Gracias.
(Aplausos)