Entre los años 2016 y 2019,
los meteorólogos observaron olas de calor
sin precedentes por todo el planeta,
incendios descontrolados
en California y Australia
y la mayor racha jamás registrada
de ciclones tropicales de categoría 5.
El número de fenómenos climáticos extremos
ha aumentando en los últimos 40 años,
y las predicciones actuales sugieren
que esa tendencia va a continuar,
pero ¿estos desastres naturales
son tan solo mal tiempo
o se deben al cambio climático?
Para responder esta pregunta
necesitamos entender las diferencias
entre el tiempo y el clima;
qué son, cómo se predicen
y qué nos pueden decir esas previsiones.
Los meteorólogos definen el tiempo
como las condiciones atmosféricas
dadas en un tiempo y un lugar concretos.
Actualmente, los investigadores predicen
el tiempo de la próxima semana
con cerca de un 80 % de precisión.
El clima describe las condiciones
atmosféricas medias sobre una región
durante periodos de un mes o más.
Las predicciones climáticas pueden prever
la temperatura media de décadas futuras,
pero no pueden especificar qué fenómenos
meteorológicos se producirán.
Estos dos tipos de predicciones
nos dan informaciones muy diferentes
porque se basan en datos diferentes.
Para predecir el tiempo,
los meteorólogos necesitan medir
las condiciones atmosféricas iniciales,
es decir, los niveles actuales
de precipitación, presión, humedad
y velocidad y dirección del viento
que determinan el tiempo de una región.
Dos veces al día, meteorólogos situados
en más de 800 estaciones por todo el mundo
sueltan globos que van a la atmósfera.
Estos globos llevan instrumentos
llamados radiosondas
que miden las condiciones iniciales
y transmiten sus descubrimientos
a los centros meteorológicos del mundo.
Los meteorólogos procesan los datos
a través de modelos físicos predictivos
que generan la predicción meteorológica.
Por desgracia, hay algo que impide
que esta red global de datos
realice una predicción perfecta:
el tiempo, básicamente,
es un sistema caótico.
Esto significa que es sumamente variable
e imposible de predecir a la perfección
sin el conocimiento absoluto
de todos los elementos del sistema.
En un periodo de tan solo diez días,
la más mínima perturbación puede alterar
fuertemente las condiciones atmosféricas,
lo cual impide predecir el tiempo
más allá de dos semanas de forma fiable.
Por otra parte, la predicción climática
es mucho menos turbulenta.
Esto se debe, en parte,
a que el clima de una región
es el promedio de todos
sus datos meteorológicos,
pero también a que
las predicciones climáticas ignoran
lo que está sucediendo
actualmente en la atmósfera,
centrándose en el alcance
de lo que podría ocurrir.
Estos parámetros se conocen
como condiciones de frontera
y, como su nombre sugiere, actúan
como límites sobre el clima y el tiempo.
Un ejemplo de condición de frontera
es la radiación solar.
Al analizar con precisión la distancia
y el ángulo entre una ubicación y el sol,
podemos determinar la cantidad de calor
que recibirá esa zona
y, ya que sabemos cómo se comporta
el sol a lo largo del año,
podemos predecir con exactitud
sus efectos en la temperatura.
La media calculada
a lo largo de años de datos
revela patrones periódicos,
incluidas las estaciones.
La mayoría de las condiciones de frontera
tienen valores definidos y apenas cambian.
Esto permite a los investigadores
predecir con fiabilidad
qué clima habrá en los próximos años.
Pero aquí es donde se complica el tema.
Incluso un cambio mínimo
en esas condiciones de frontera
representa un cambio mucho mayor
para el caótico sistema meteorológico.
Por ejemplo, la temperatura ha aumentado
casi 1 ºC en la superficie terrestre
en los últimos 150 años.
Quizá parezca un cambio sin importancia,
pero esta variación de un grado
ha agregado el equivalente a la energía
de cerca de un millón de misiles
nucleares a la atmósfera.
Este aumento masivo de energía
ya ha conllevado
un incremento considerable
en el número de olas de calor,
sequías y marejadas ciclónicas.
¿El aumento de estos fenómenos se debe
a algo aleatorio o al cambio climático?
La respuesta es que,
mientras que el tiempo será
siempre un sistema caótico,
los cambios en nuestro clima incrementan
la probabilidad de fenómenos extremos.
Casi todos los científicos coinciden
en que nuestro clima está cambiando
y que la actividad humana
está acelerando esos cambios.
Afortunadamente,
podemos identificar qué conductas humanas
tienen un mayor impacto en el clima
observando qué condiciones
de frontera están cambiando.
Así que, aunque el tiempo del próximo mes
siempre será un misterio,
podemos colaborar para proteger el clima
durante los próximos siglos.