Hace un tiempo me encuentro con un amigo
que venía de un viaje por Europa.
Me contaba los lugares que visitó.
Y cuando me contó
que había estado en Roma
le pregunté si había ido
a la Capilla Sixtina.
Me contestó con un tono medio raro,
como ofendido:
"Sí, sí, estuve en la Capilla Sixtina".
Entonces le pregunté: "¿Qué te pareció?"
"Chica".
"Y sí, porque es una capilla.
Pero, ¿qué te pareció?"
"Me pareció muy chica. Tanto hablar
de la Capilla Sixtina y ¿era eso?"
"Y sí, es eso porque es una capilla,
¡sino sería la Catedral Sixtina!
Pero, ¿qué te pareció?"
"No me gustó, es muy chica".
¿Por qué me siento tan cercano
a eso que le pasó a mi amigo?
Mi nombre es Mirko Mescia
y trabajo como músico de teatro.
Para quienes no lo saben, se trata
de componer, organizar y decidir
qué es lo que suena, por qué,
cómo y desde dónde suena
todo lo que suena
en un espectáculo de teatro:
Música, sonidos, ruidos y silencio.
Y, aunque no lo parezca,
esta anécdota tiene mucho que ver
con lo que vengo descubriendo
en mi profesión.
Yo soy italiano;
cada uno tiene sus problemas.
Sin embargo, mis inicios con
las artes escénicas fueron en Andalucía,
en donde estaba muy cerca
del circo callejero.
En aquella época mis criterios sonoros
de selección y elección eran dos:
me gusta, no me gusta.
Por ejemplo, esto.
(Sonido de guitarra)
(Chirrido de oso de juguete y corneta)
(Sonido de fuelle)
(Guitarra)
No importaba cuál fuera la escena
que estuviera acompañando,
lo tocaba siempre; me gustaba.
Y para mí funcionaba; para mí.
Todo lo que tocaba y lo que escuchaba
estaba filtrado por eso:
Me gusta, no me gusta;
me gusta, no me gusta.
Si pudiera sintetizar al máximo
la cuestión, diría lo siguiente:
Yo no escucho, yo "me" escucho.
Todo el tiempo.
Esto sucede porque es muy complejo
escuchar la realidad.
Porque no puedo evitar
el proyectarme en ella.
Y, por ende, escucharme todo el tiempo.
Y quizá perderme todo lo otro.
Lo otro que también suena todo el tiempo.
Una vez trabajé con una directora rusa
que me convocó para su espectáculo.
Recuerdo que estábamos en mi taller,
que es como una fábrica de sonidos,
llena de instrumentos y objetos sonoros,
y le dije de sentarse de espalda.
Porque quería presentarle algunos sonidos
pero no quería que fuera condicionada
por cómo se veían esos sonidos.
En un momento toqué
estas pequeñas percusiones turcas
que usan las bailarinas en sus danzas.
Pero yo las toqué de una forma más pausada
para dar el tiempo de imaginar.
(Percusiones turcas)
"No, ese sonido no", me dijo,
"porque me recuerda al microondas
cuando avisa que terminó
de calentar la comida".
(Percusiones turcas)
"¡Qué ignorante!", pensé.
"Ni sabe que se trata de un instrumento
original de..." y bla, bla, bla.
Era mi prejuicio el que me hablaba
y me impedía escuchar
lo que tan sinceramente
me estaba diciendo esa directora.
Quitándome la posibilidad
de aceptar o de hacer algo
con esa asociación entre este sonido
y el sonido del microondas.
¿Entienden a lo que me refiero?
No escucho, "me" escucho.
Es muy difícil escuchar la realidad.
A todos nos pasa.
Pero esto va mucho más allá
de la escucha.
Tiene que ver con la percepción
y cómo ésta está vinculada
con nuestras creencias.
(Sonido de trompeta)
A ver, ¿Uds. conocen la historia
de Romeo y Julieta?
Seguramente. Es increíble.
Todo el mundo conoce
esa obra de Shakespeare.
Hace unos años que hago un experimento
con esa historia en varios países.
Pregunto: "¿Cómo termina Romeo y Julieta?
Piénsenlo, no importa
el que la tengan leída o no".
Estoy seguro de que
la gran mayoría de Uds.
respondería que termina con la muerte
de los dos enamorados.
Romeo encuentra a Julieta muerta
y se mata por el dolor.
Segundos después, Julieta se despierta
--que a todo esto no estaba muerta--
ve a Romeo así, y se mata a su vez.
¡Un bajón!
Bueno, hay novedades.
Si bien es una tragedia,
no termina mal como la gran mayoría
del planeta Tierra cree.
Porque la obra no es solo la historia
de amor de dos jóvenes que mueren.
La obra cuenta de un odio,
de una enemistad,
entre dos familias que ya ni siquiera
recuerdan el porqué de esa enemistad.
¿Y qué hace Shakespeare
para contarnos de ese odio?
Pone lo que más podría contrastarlo:
dos adolescentes que se enamoran,
ahí en el medio.
Es decir que el precio para
que termine esa enemistad
es perder las dos joyas más preciosas
de esas dos familias.
La obra termina cuando el padre de Romeo
y el padre de Julieta
se encuentran, se miran, se dan la mano
y, frente a los dos jóvenes muertos,
ponen fin a esa enemistad.
Es muy, muy triste. Pero termina bien.
No como todos creíamos.
Hay elementos que nos impresionan tanto,
que dejan tanta huella en nosotros,
que nos impiden ver
o escuchar lo que sigue.
Funcionan como un filtro.
Entonces no escuchamos, "nos" escuchamos.
No miramos, "nos" miramos.
No leemos, "nos" leemos todo el tiempo.
Pocas veces hacemos el espacio, la pausa,
para escuchar de una forma
más desafectada
tratando de sacarnos de en medio
para evaluar el suceso,
la frase, la situación en sí.
Para recibirla y aceptarla.
O por lo menos a partir de ahí
para evaluar qué hacer después.
En una enseñanza Confucio
dijo que una persona virtuosa
cuando mira, reflexiona
si observó con claridad,
cuando escucha, reflexiona
si oyó sin confusión.
Está en nosotros
el poder de generar ese espacio,
de permitir esa pausa de aceptación.
(Sonido de instrumento)
Yo tengo varios lugares
donde trato de entrenar
esta cuestión de no percibir la realidad
solo a través de mis criterios.
Por ejemplo, a veces nos juntamos
con un grupo de amigos
y analizamos una obra de Shakespeare.
Primero vemos qué nos pasó con la obra.
Y luego vemos qué pasa en la obra.
Es impresionante lo que sucede.
Hay páginas que pasamos por alto.
Informaciones importantes
que se nos escapan
como, por ejemplo,
el final de Romeo y Julieta.
Pero hay muchas más.
Y todo esto trato de llevarlo
a mi cotidianidad.
Y también a mi oficio.
Ser músico de teatro
es un arte muy antiguo.
Tiene que ver con mirar,
con aceptar, con esperar,
con proponer, con acompañar, con cuidar.
Cada uno puede descubrir
su forma de crear ese espacio
para que no suceda siempre
esto de no percibo, me percibo.
Una vez creada esa forma, estaría bueno
que se convierta en un hábito
para llevar lo aprendido a todos
los ámbitos de nuestra vida.
¿Qué estoy escuchando
de lo que me están diciendo?
Y de lo que no me están diciendo,
¿escucho o me escucho?
Entro en la Capilla Sixtina
y digo "¡Pero qué chica que es!"...
O digo, "Es más chica de lo
que pensaba"...
¡y la descubro!
¿Cómo termina Romeo y Julieta?
¿Qué nos hemos perdido
de esta historia tan maravillosa?
Cuando escucho, ¿oigo con claridad?
(Percusión turca)
Muchas gracias.
التقيت منذ فترة صديقاً عائداً
من رحلة إلى أوروبا.
أخبرني عن الأماكن التي زارها.
وعندما أخبرني بأنه زار روما
سألته إذا كان قد زار كنيسة السيستين.
أجابني بنبرة ساخرة وغير راضية نوعاً ما:
"نعم، نعم، زرت كنيسة السيستين".
ثم سألته: "ما رأيك فيها؟"
"إنها صغيرة".
"بالطبع، فهي كنيسة صغيرة.
لكن ما رأيك فيها؟"
"إنها صغيرة جداً في رأيي،
كل تلك الضجة عنها، وعلامَ؟"
"نعم، هذا لأنها كنيسة صغيرة،
وإلا ستكون كاتدرائية السيستين!
لكن ما رأيك فيها؟"
"لم ترُق لي؛ إنها بالغة الصغر".
لماذا أشعر بالقرب لما حدث لصديقي؟
اسمي ميركو ميسيا وأعمل كموسيقي مسرحي.
لمن لا يعرف ما هذا، فوظيفتي
تتعلق بتلحين، وتنظيم، واتخاذ القرار
حيال كيف يبدو الصوت،
لِمَ وممن تصدر كل الأصوات
كل ما تستطيع سماعه في عرض مسرحي:
الموسيقى والأصوات والضوضاء والصمت.
حتى إن لم يكن الأمر واضحاً منذ البداية
فالقصة لها علاقة كبيرة
بما أكتشفه خلال مهنتي.
أنا إيطالي، كل شخص لديه مشاكله.
ومع ذلك، كانت بداياتي
في الفنون المسرحية في الأندلس،
حيث كنت أراقب سيرك الشارع عن كثب.
حينها، كان تصنيفي لاختيار الأصوات اثنين:
يعجبني، أو لا يعجبني.
على سبيل المثال، هذا.
(صوت الغيتار)
(صوت لعبة الدب والبوق)
(صوت منفاخ)
(صوت الغيتار)
لم يهمني المشهد الذي ستظهر فيه الموسيقى،
لطالما أحببت دائماً ما أعزف.
وبالنسبة لي، فقد كانت تلك الطريقة ناجحةً.
كان كل ما عزفته أو سمعته
يمر على ذلك التصنيف:
يعجبني، أو لا يعجبني؛
يعجبني، أو لا يعجبني.
بالمجمل، قد أقول:
أنا لا أصغي لما أسمع،
بل أصغي لداخلي دائماً.
هذا يحدث لأن الإصغاء
إلى الواقع أمر معقد للغاية.
لأن لا مفر لي من الانغماس في الواقع.
وبالتالي، أستمع إلى ذاتي طوال الوقت.
وربما أفوت كل شيء آخر،
والشيء الآخر يصدر صوتاً أيضاً
في كل الأوقات.
عملت سابقاً مع مخرجة روسية
قد دعتني لعرضٍ لها.
أتذكر أننا كنا في ورشتي،
وهي كمصنع للأصوات،
مليئة بالآلات الموسيقية والأشياء الصوتية،
وطلبت منها الجلوس وإعطاء ظهرها لي.
لأنني أردت أن أسمِعها بعض الأصوات
أنني لم أكن أريد منها أن ترى
الكيفية التي بدت بها هذه الأصوات.
في لحظة محددة، عزفت على آلات
القرع التركية الصغيرة هذه
التي يستخدمها الراقصون في رقصاتهم.
لكنني عزفت بطريقة غير منتظمة
لأعطي فرصة لخيالها.
(أصوات آلات قرع تركية)
قالت: "لا ليس ذلك الصوت المنشود،
إنه يذكرني بصوت الميكروويف
عندما ينبهك بأنه انتهى من تسخين الطعام".
(أصوات آلات قرع تركية)
"يا للجهل!"، فكرت في قرارة نفسي.
"إنها لا تعلم بتأصّل الآلة
من هذا البلد...." وإلخ.
كان حكمي المسبق ما يتحدث بالنيابة عني،
مانعاً إياي من الإصغاء
إلى ما كانت تخبرني به المخرجة بكل صراحة.
فبالتالي، حرمت نفسي من فرصة
تقبل أو فعل شيء
بربط ذلك الصوت بصوت الميكروويف.
هل تفهمون ما أقصد؟
أنا لا أصغي لما حولي، بل لنفسي.
من الصعب جداً الاستماع إلى الواقع،
شيء يصعب علينا جميعاً فعله.
لكن يغطي هذا الأمر موضوعات
أكثر غير الاستماع.
الأمر له علاقة بالإدراك
وكيفية ارتباطه بمعتقداتنا.
(صوت البوق)
دعونا نرى، أتعرفون قصة روميو وجولييت؟
بالطبع، هي قصة رائعة.
الجميع يعرف مسرحية شكسبير تلك.
لقد كنت أقوم بتجربة منذ بضع سنوات
مع تلك القصة في بلاد متعددة.
أسأل: "كيف انتهت مسرحية روميو وجولييت؟
فكروا فيها، لا يهم إذا قرأتموها أو لا".
أنا متأكد من أن معظمكم
سيجيب بأنها تنتهي بمقتل الحبيبين.
يجد روميو جولييت ميتة
ويقتل نفسه من ألم فقدانها.
بعد ثوانٍ، تستيقظ جولييت
التي لم تكن ميتة أصلاً...
ترى روميو ميتاً، وتقتل نفسها أيضاً.
يا للأسف!
حسناً، هناك أخبار.
في حين أنها مأساة،
فإن المسرحية لا تنتهي نهاية مؤسفة
كما يعتقد معظم سكان كوكب الأرض.
لأن المسرحية ليست مجرد قصة حب
شاب وشابة يموتان في النهاية.
المسرحية تروي قصة كراهية وخصومة،
بين عائلتين لا تتذكران
ما سبب كل تلك العداوة.
وماذا يفعل شكسبير ليخبرنا عن تلك الكراهية؟
يضع محوراً للمسرحية يناقضها أشد تناقض:
مراهق ومراهقة يقعان في الحب
في خضم تلك الكراهية.
بمعنى آخر، ثمن انتهاء تلك الكراهية
هو خسارة أغلى ما عند العائلتين.
تنتهي المسرحية بلقاء والد جولييت
ووالد روميو
يلتقون وينظرون إلى بعضهم البعض ويتصافحون
وأمام المراهقين الميتين،
يضعان خاتمة لهذه الخصومة.
الأمر برمته محزن للغاية.
لكنه ينتهي بطريقة جيدة.
ليس كما كنا نعتقد جميعاً.
هناك عناصر تُخلِّف عندنا انطباعات،
تترك أثراً كبيراً علينا،
تمنعنا من الرؤية أو الاستماع
لما هو التالي.
تعمل تلك الانطباعات كمصفاة.
لذلك فنحن لا نستمع إلى ما حولنا،
بل إلى أنفسنا.
ولا ننظر إلى ما حولنا، بل إلى ما بداخلنا.
لا نقرأ المكتوب بحق،
بل نقرأ أنفسنا طوال الوقت.
نادراً ما نبني المساحة، نتمهل للحظة،
للإصغاء بشكل منفصل عن أنفسنا
في محاولة لنبتعد عن الطريقة التقليدية
كي نقيم الحدث أو العبارة
أو الموقف بحد ذاته.
حتى نتلقاه ونتقبله.
أو على الأقل، تحديد ما علينا فعله تالياً.
في تعاليم كونفوشيوس
أن الإنسان الصالح
عندما ينظر حوله،
يتساءل إذا كان نظر بصفاء،
عندما يستمع، يتساءل إذا سمع بدون التباس.
تكمن القوة اللازمة لخلق
تلك المساحة بداخلنا،
القوة اللازمة للتقبل بعد وهلة.
(صوت آلة موسيقية)
لدي عدة مساحات حيث أحاول أن أتدرب
على قضية عدم إدراك الواقع
فقط من خلال المعايير الخاصة بي.
على سبيل المثال، أحياناً نجتمع معاً
مع مجموعة من الأصدقاء
ونحلل مسرحية لشكسبير.
أولاً نرى ما حدث لنا مع المسرحية.
وبعد ذلك نرى ما يحدث في المسرحية.
ما يحدث مثير للإعجاب.
هناك صفحات نتغاضى عنها.
نغفل عن معلومات مهمة،
مثل نهاية روميو وجولييت.
لكن هناك أكثر من ذلك بكثير.
وأحاول أن أستحضر كل هذا
في حياتي اليومية.
وكذلك في حرفتي.
كوني موسيقياً مسرحياً، إنه فن قديم جداً.
يتعلق الأمر بالنظر، مع القبول والانتظار،
مع الاقتراح والمرافقة والعناية.
يمكن للجميع اكتشاف طريقتهم الخاصة
في إنشاء تلك المساحة
لمنع حدوث ذلك دائماً:
أنا لا أفهم، أنا أفهم نفسي.
بمجرد أن نُخلق بهذه الطريقة،
سيكون تحويلها إلى عادة أمراً رائعاً،
لنستفيد من كل ما تعلمناه
في جميع جوانب حياتنا.
هل ما أسمعه هو ما يقولونه لي؟
وما لم يخبروني به،
هل أنا أستمع إليهم أم استمع إلى نفسي؟
دخلت كنيسة السيستين وأقول:
"كم هي صغيرة!"...
أو أقول: "إنها أصغر مما كنت أعتقد"...
واكتشفت ذلك!
كيف ينتهي روميو وجولييت؟
ماذا فاتنا من هذه القصة الرائعة؟
عندما أسمع، هل أستمع بوضوح؟
(إيقاعات تركية)
شكراً جزيلاً.
A while ago I met a friend
who was coming from a trip to Europe.
He told me about the places he visited.
And when he told me
he had been to Rome
I asked him if he visited
the Sistine Chapel.
He answered me in a funny tone,
kind of displeased:
"Yes, yes, I was in the Sistine Chapel."
Then I asked him,
"What do you think of it?"
"It's small."
"Sure, because it's a chapel.
But what do you think of it?"
"I think it's very small. So much fuss
about the Sistine Chapel and that was it?"
"Yes, that's because it's a chapel.
Otherwise, it'd be the Sistine Cathedral!
But what do you think of it?"
"I didn't like it, it's too small."
Why do I feel so close
to what happened to my friend?
My name is Mirko Mescia
and I work as a stage musician.
For those who don't know, it's about
writing, organizing and deciding
what it sounds like, why,
how and from where it sounds
everything that you hear
in a theater show:
The music, the sounds,
the noises and the silence.
And, even if it doesn't look like it,
this story has a lot to do
with what I've been discovering
in my profession.
I am Italian,
everyone has their own problems.
However, my first steps in
performing arts were in Andalusia,
where I was very close
to the street circus.
At that time, my criteria for
sound selection and choice were two:
I like it, I don't like it.
For example, this.
(Guitar)
(Bear toy sound and bugle)
(Bellows)
(Guitar)
It didn't matter which scene
it was going with,
I always played it; I liked it.
And for me it worked; for me.
Everything I played and heard
was filtered through that:
I like it, I don't like it;
I like it, I don't like it.
In a nutshell, I would say:
I don't listen, I listen to myself.
All the time.
This happens because it's very complex
to listen to reality.
Because I can't help
projecting myself into it.
And therefore, listening to myself
all the time.
And perhaps missing everything else.
All else which also sounds all the time.
I once worked with a Russian director
who called me for her show.
I remember we were at my workshop,
which is like a sound factory,
full of instruments and sound objects,
and I told her to sit giving me her back.
Because I wanted to introduce her
to some sounds
but I didn't want her to be conditioned
by how those sounds looked like.
At a given moment, I played
these little Turkish percussions
that dancers use in their dances.
But I touched them in a more spacey way
to give room to her imagination.
(Turkish percussions)
"No, not that sound," she said,
"it reminds me of the microwave chime
when it tells you the food is ready."
(Turkish percussions)
"How ignorant!" I thought.
"She doesn't even know it's an instrument
originary from ..." and blah, blah, blah.
It was my prejudice that spoke to me,
preventing me from listening
what I was so sincerely being told
by that director.
Thus, taking away from me an opportunity
to accept or do something
with that association between this sound
and the microwave chime.
Do you understand what I mean?
I don't listen, I listen to myself.
It's very hard to listen to reality.
It happens to all of us.
But this goes much further
than listening.
It has to do with perception
and how it's linked to our beliefs.
(Trumpet)
Let's see, do you know the story
of Romeo and Juliet?
Surely. It's amazing.
Everyone knows that Shakespeare's play.
I've been doing an experiment for years
with that story in several countries.
I ask, "How does Romeo and Juliet end?"
Think about it, it doesn't matter
whether you read it or not.
I'm sure that most of you
would answer that it ends
with the death of the two lovers.
Romeo finds Juliet dead
and kills himself for the pain.
Seconds later, Juliet wakes up --
who wasn't dead at all --
sees Romeo like this,
and kills herself in turn.
Bummer!
Well, there's news.
While it's a tragedy,
it doesn't end as bad as the vast majority
of planet Earth believes.
Because the play isn't just the story
of the love of two youngsters who die.
The play tells a story of hatred,
of an enmity,
between two families that no longer even
remember the reason for that enmity.
And what does Shakespeare do
to tell us about that hatred?
He places what could contrast it the most:
Two teenagers who fall in love,
there in the middle.
In other words, the price
for that enmity to end
is to lose the two most precious jewels
of those two families.
The play ends when Romeo's father
and Juliet's father meet,
look at each other, shake hands
and, in front of the two dead teenagers,
put an end to that enmity.
It's very, very sad. But it ends well.
Not like we all thought.
There are elements
making such an impression,
leaving such a mark on us,
that prevent us from seeing
or listen to what follows.
They work like a filter.
So we don't listen,
we listen to ourselves.
We don't look, look at ourselves.
We don't read,
we read ourselves all the time.
We rarely create the space,
make the pause,
to listen in a more detached way,
trying to get us out of the way
to assess the event,
the phrase, the situation itself.
To embrace it and accept it.
Or at least, from there
evaluate what to do next.
In one of his teachings, Confucius said
that a virtuous person
when they look, they wonder
if they observed with clarity,
when they hear, they wonder
if they listened without confusion.
The power to create that space
lies within us.
The power to allow
that pause for acceptance.
(Instrument)
I have several spaces
where I try to exercise
this issue of not perceiving reality
only through my filters.
For example, sometimes we get together
with a group of friends
in order to analyze a Shakespeare play.
Firstly, we see what happened
to us with the play.
And then we see what happens in the play.
It's impressive what happens.
There are pages that we overlook.
Important information we miss out,
like the ending of Romeo and Juliet.
But there are many more.
And I try to bring all this
to my daily life.
And also to my craft.
Being a theatre musician
it's a very ancient art.
It has to do with looking,
with accepting, waiting,
with suggesting, accompanying, caring.
Everyone can discover
their own way of creating that space
to prevent this from always happening:
I don't perceive, I perceive myself.
Once we create this way, it would be great
to turn it into a habit,
to bring what we've learned
to all aspects of our lives.
Is what I'm hearing
what they're telling me?
And about what they're not telling me,
am I listening to it
or listening to myself?
I enter the Sistine Chapel and I say,
"How small this is!" ...
Or do I say,
"It's smaller than I thought"
and I discover it!
How does Romeo and Juliet end?
What have we missed
from this wonderful story?
When I hear, do I listen clearly?
(Turkish percussions)
Thank you very much.
Qualche tempo fa ho incontrato un amico
che veniva da un viaggio per l'Europa.
Mi raccontava dei posti
che aveva visitato,
e quando mi ha raccontato
che era stato a Roma
gli ho chiesto se era andato
alla Cappella Sistina.
Mi ha risposto, come offeso,
con uno strano tono:
"Sì, sì, sono stato
nella Cappella Sistina".
Allora gli ho chiesto:
"Come ti è sembrata?".
"Piccola".
"E sì, perché è una cappella.
Però, come ti è sembrata?".
"Mi è sembrata piccola.
Se ne parla tanto... ed era tutto lì?!
"E sì, perché è una cappella,
altrimenti sarebbe la Cattedrale Sistina!
“Ma come ti è sembrata?".
“Non mi è piaciuta, è molto piccola”.
Perché mi sento così vicino
a quello che è successo al mio amico?
Il mio nome è Mirko Mescia
e lavoro come musicista di teatro.
Per chi non lo sa, si tratta
di comporre, organizzare e decidere
che cosa suona, perché,
come e da dove suona
tutto ciò che suona
in uno spettacolo teatrale:
Musica, suoni, rumori e silenzio.
E anche se può non sembrare così,
questo aneddoto ha molto a che fare
con ciò che sto scoprendo
nella mia professione.
Io sono italiano;
ognuno ha i suoi problemi.
I miei esordi con le arti sceniche,
tuttavia, sono stati in Andalusia,
dove frequentavo molto il circo di strada.
In quell'epoca i miei criteri sonori
di selezione e scelta erano due:
Mi piace, non mi piace.
Per esempio, questo.
(Suono di chitarra)
(Squittio di orso giocattolo e trombetta)
(Fischio)
(Chitarra)
Non importava quale fosse la scena
che stessi accompagnando:
lo suonavo sempre, mi piaceva.
E per me funzionava; per me.
Tutto ciò che suonavo e ascoltavo
era filtrato da questo:
Mi piace, non mi piace;
mi piace, non mi piace.
Se potessi sintetizzare al massimo
la questione, direi questo:
Io non ascolto, io "mi" ascolto.
In continuazione.
Questo accade perché è molto complesso
ascoltare la realtà.
Perché non posso evitare
di proiettarmi su di lei.
E, quindi, ascoltarmi in continuazione.
E forse perdermi tutto il resto,
che pure suona in continuazione.
Ho collaborato allo spettacolo
di una regista russa.
Una volta eravamo nel mio atelier,
che è come una fabbrica di suoni,
pieno di strumenti e oggetti sonori,
e le dissi di sedersi di spalle.
Perché volevo presentarle alcuni suoni
ma non volevo che fosse condizionata
da come quei suoni si vedevano.
A un certo punto ho suonato
queste piccole percussioni turche
che le ballerine usano nelle loro danze.
Ma le ho suonate usando più pause,
per darle il tempo di immaginare.
(Percussioni turche)
"No, questo suono no", disse,
"perché mi ricorda il microonde
quando avvisa che ha finito
di riscaldare il cibo".
(Percussioni turche)
"Che ignorante!", ho pensato.
"Non sa nemmeno che è uno strumento
originario di..." e blablabla.
Era il mio pregiudizio che mi parlava
e mi impediva di ascoltare
ciò che la regista mi stava dicendo
così sinceramente.
Togliendomi la possibilità
di accettare o far qualcosa
con l'associazione tra questo suono
e il suono del microonde.
Capite cosa intendo?
Io non ascolto, io "mi" ascolto.
È molto difficile, per tutti noi,
ascoltare la realtà.
Ma questo va ben oltre l'ascolto.
Ha a che fare con la percezione
e come questa si ancori
alle nostre convinzioni.
(Suono di tromba)
Per esempio: conoscete la storia
di Romeo e Giulietta?
Sicuramente. È incredibile.
Tutti conoscono
questa storia di Shakespeare.
Da qualche anno faccio un esperimento
con questa storia, in diversi paesi.
Chiedo: "Come finisce Romeo e Giulietta?
Pensateci, non importa
se l'avete letta o no.
La stragrande maggioranza
di voi, ne sono sicuro,
risponderebbe che finisce
con la morte dei due innamorati.
Romeo trova Giulietta morta
e si uccide dal dolore.
Pochi secondi dopo, Giulietta si sveglia -
perché sembrava morta, ma non lo era -
vede Romeo, e si uccide a sua volta.
Un disastro!
Beh, ci sono novità.
Sebbene sia una tragedia,
non finisce male come la stragrande
maggioranza del pianeta Terra crede.
Perché l'opera non è solo
la storia d'amore
di due giovani che muoiono.
È la storia di un odio, di una faida,
tra due famiglie che non sanno più nemmeno
il motivo di questa inimicizia.
E cosa fa Shakespeare
per raccontarci questo odio?
Aggiunge ciò che più
potrebbe contrastarlo:
due adolescenti che si innamorano,
proprio nel mezzo della narrazione.
Questo significa che il prezzo
per porre fine a questa inimicizia
è perdere i due gioielli più preziosi
di quelle due famiglie.
Lo spettacolo termina
quando il padre di Romeo,
e il padre di Giulietta,
si incontrano, si guardano,
si stringono la mano
e di fronte ai due giovani morti
mettono fine a questa inimicizia.
È molto, molto triste. Ma finisce bene.
Non come tutti noi credevamo.
Ci sono elementi che
ci impressionano tanto,
che lasciano un tale segno su di noi,
da impedirci di vedere
o ascoltare ciò che segue.
Funzionano come un filtro.
Quindi non ascoltiamo, "ci" ascoltiamo.
Non guardiamo, "ci" guardiamo.
Non leggiamo, "ci" leggiamo sempre.
Poche volte ci prendiamo
uno spazio, una pausa,
per ascoltare in un modo più distanziato
cercando di toglierci di mezzo
per valutare l'evento, la frase,
la situazione in sé,
per riceverla e accettarla.
O per lo meno, partire di lì
per valutare cosa fare dopo.
Confucio disse, in un insegnamento,
che una persona virtuosa:
quando guarda, riflette
se ha osservato con chiarezza;
quando ascolta, riflette
se ha sentito senza confusione.
Sta in noi il potere
di generare lo spazio,
per permettere questa pausa
di accettazione.
(Suono dello strumento)
Io cerco, in diversi contesti,
di non percepire la realtà
solo attraverso i miei criteri.
Per esempio, a volte ci riuniamo
con un gruppo di amici
e analizziamo un testo di Shakespeare.
Prima vediamo quanto
ci ha colpito l'opera.
E poi vediamo cosa succede nella storia.
È incredibile ciò che accade.
Ci sono pagine intere che saltiamo.
Informazioni importanti che ci sfuggono
come, per esempio,
il finale di Romeo e Giulietta.
Ma ce ne sono molti altri.
Vale nella mia vita quotidiana,
e nel mio mestiere.
Essere un musicista di teatro
è un'arte molto antica.
Ha a che fare con il guardare,
l'accettare, l'attendere,
il proporre, l'accompagnare, il custodire.
Ognuno di noi può scoprire
come creare questo spazio
per percepire, non sempre percepirsi.
Una volta creato questo modo,
sarebbe bene farlo diventare un'abitudine
per portare ciò che si impara
in tutte le aree della nostra vita.
Cosa sto sentendo
di ciò che mi stanno dicendo?
E ciò che non mi stanno dicendo,
lo ascolto o piuttosto mi ascolto?
Entro nella Cappella Sistina
e dico: "Ma che piccola che è!"...
Oppure dico: "È più piccola
di quanto credessi...
e la scopro!"
Come finisce Romeo e Giulietta?
Cosa ci siamo persi
di questa storia così meravigliosa?
Quando ascolto, sento con chiarezza?
(Percussioni turche)
Grazie mille.
Há algum tempo encontrei um amigo
que vinha de uma viagem pela Europa.
Falou-me dos lugares que visitara.
E quando me contou
que tinha estado em Roma
perguntei-lhe se tinha ido
à Capela Sistina.
Respondeu-me com um tom estranho,
como se estivesse ofendido:
"Sim, sim, estive na Capela Sistina."
Então eu perguntei-lhe:
"O que é que achaste?"
"Pequena".
“Sim, porque é uma capela.
Mas o que é que achaste? "
"Pareceu-me muito pequena. Tanta
conversa da Capela Sistina e era aquilo?"
“Sim, porque é uma capela,
Se não seria a Catedral Sistina!
"Mas o que é que achaste? "
"Não gostei, é muito pequena."
Porque é que entendo tão bem
o que aconteceu ao meu amigo?
Chamo-me Mirko Mescia
e trabalho como músico de teatro.
Para quem não sabe, trata-se
de compor, organizar e decidir
o que soa, porquê,
como e de onde é que soa
tudo o que soa
num espetáculo de teatro:
Música, sons, ruídos e silêncio.
E, embora não pareça,
este episódio tem muito a ver
com o que tenho descoberto
na minha profissão.
Eu sou italiano
— cada um tem os seus problemas.
No entanto, a minha iniciação
às artes cénicas foi na Andaluzia,
onde estava muito perto
do circo de rua.
Naquela época, os meus critérios sonoros
de seleção e eleição eram dois:
gosto, não gosto.
Por exemplo, isto:
(Som de guitarra)
(Sons diversos)
(Guitarra)
Qualquer que fosse a cena
que estivesse a acompanhar,
tocava sempre isto; eu gostava.
E para mim funcionava; para mim.
Tudo o que eu tocava
e o que ouvia era filtrado assim:
Gosto, não gosto;
gosto, não gosto.
Se pudesse sintetizar ao máximo
a questão, eu diria o seguinte:
Eu não escuto, eu escuto-"me".
Sempre.
Isto acontece porque é muito complexo
escutar a realidade.
Porque não consigo evitar
projetar-me nela e, portanto,
ouvir-me o tempo todo
e talvez perder tudo o resto.
O resto que também soa o tempo todo.
Uma vez trabalhei com uma diretora russa
que me convidou para o seu espetáculo.
Lembro-me que estávamos na minha oficina,
que é como uma fábrica de sons,
cheia de instrumentos e objetos sonoros,
e disse-lhe para se sentar de costas.
Porque queria apresentar-lhe alguns sons
mas não queria que fosse condicionada
pela forma como esses sons se viam.
A certa altura toquei
umas pequenas percussões turcas
que as bailarinas usam nas suas danças.
Mas eu toquei de uma forma mais pausada
para lhe dar tempo de imaginar.
(Percussões turcas)
"Não, esse som não", disse ela,
"porque lembra-me o micro-ondas
"quando avisa que acabou
de aquecer a comida."
(Percussões turcas)
"Que ignorante!", pensei eu.
"Nem sabe que se trata de um instrumento
original de ..." e blá, blá, blá.
Era o meu preconceito que me falava
e que me impedia de ouvir
o que tão sinceramente
aquela diretora me estava a dizer.
Tirando-me a possibilidade
de aceitar ou fazer algo
com essa associação entre este som
e o som do micro-ondas.
Entendem a que me refiro?
Não escuto, escuto-“me”.
É muito difícil ouvir a realidade.
Acontece a todos nós.
Mas isto vai muito para além da escuta,
tem a ver com perceção
e como esta está ligada
às nossas crenças.
(Som de trompete)
Vamos ver; vocês conhecem
a história de Romeu e Julieta?
Certamente. É incrível.
Toda a gente conhece
esta obra de Shakespeare.
Há uns anos que faço uma experiência
com essa história em vários países.
Eu pergunto:
"Como termina Romeu e Julieta?
Pensem nisso, não interessa
se leram ou não."
Tenho a certeza de que
a grande maioria de vocês
responderia que termina
com a morte dos dois apaixonados.
Romeu encontra Julieta morta
e mata-se de desgosto.
Segundos depois, Julieta acorda
— afinal de contas não estava morta —
vê Romeu morto, e mata-se.
Uma tragédia!
Bem, há novidades.
Embora seja uma tragédia,
não termina mal como a grande maioria
do planeta Terra pensa.
Porque a obra não é apenas a história
de amor de dois jovens que morrem.
A obra fala de um ódio,
de uma inimizade,
entre duas famílias que já nem sequer
se lembram do porquê dessa inimizade.
E o que faz Shakespeare
para nos contar esse ódio?
Arranja o maior contraste possível:
dois adolescentes que se apaixonam,
no meio desse ódio.
Quer dizer que o preço para
essa inimizade terminar
é perder as duas joias mais preciosas
das duas famílias.
A obra termina quando o pai de Romeu
e o pai de Julieta
se encontram, se olham, e apertam as mãos
e, em frente dos dois jovens mortos,
põem fim a essa inimizade.
É muito, muito triste mas acaba bem.
Não como todos pensávamos.
Há elementos que nos impressionam tanto,
que nos marcam tanto,
que nos impedem de ver
ou ouvir o que vem a seguir,
funcionam como um filtro.
Portanto, não ouvimos, ouvimo-“nos”.
Não olhamos, olhamo-“nos”.
Não lemos, lemo-"nos” o tempo todo.
Raramente criamos o espaço, a pausa,
para escutar de uma forma
mais desafetada
tentando tirar-nos do caminho
para avaliar a ocorrência,
a frase, a situação em si,
para recebê-la e aceitá-la.
Ou, pelo menos a partir daí,
para avaliar o que fazer a seguir.
Num ensinamento, Confúcio
disse que uma pessoa virtuosa
quando olha, reflete
se observou com clareza,
quando escuta, reflete
se ouviu sem confusão.
Está em nós o poder
de gerar esse espaço,
de permitir essa pausa de aceitação.
(Som de instrumento)
Eu tenho vários lugares
onde tento treinar
esta questão de não perceber a realidade
apenas pelos meus critérios.
Por exemplo, às vezes juntamo-nos
com um grupo de amigos
e analisamos uma obra de Shakespeare.
Primeiro, vemos
o que apanhámos da obra,
e depois vemos o que acontece na obra.
É impressionante o que acontece.
Há páginas que passamos por alto.
Informações importantes
que nos escapam
como por exemplo,
o final de Romeu e Julieta.
Mas há muitas mais.
E tento levar tudo isto
para a minha vida quotidiana
e também para a minha profissão.
Ser um músico de teatro
é uma arte muito antiga.
Tem a ver com olhar,
com aceitar, com esperar,
com propor, com acompanhar, com cuidar.
Cada um pode descobrir
a sua forma de criar esse espaço
para que não aconteça sempre
isto de: não percebo, percebo-me.
Depois de essa forma ser criada,
seria bom que se tornasse um hábito
para levar o que se aprendeu
a todos os âmbitos da nossa vida.
O que estou a ouvir
do que me estão a dizer?
E do que não me estão a dizer,
escuto ou escuto-me?
Entro na Capela Sistina
e digo: "Que pequena que é!"...
Ou digo: "É mais pequena
do que que eu pensava"...
e descubro-a!
Como termina Romeu e Julieta?
O que perdemos
desta história tão maravilhosa?
Quando escuto, ouço claramente?
(Percussão turca)
Muito obrigado.
Uma vez me encontrei com um amigo
que voltava de uma viagem pela Europa.
Me contava dos lugares que visitou.
E, quando me contou que esteve em Roma,
perguntei se foi à Capela Sistina.
Ele respondeu com uma entonação estranha,
quase ofendido:
"Sim, sim, estive na Capela Sistina".
Então perguntei: "O que você achou?"
"Pequena."
"Sim, porque é uma capela.
Mas o que você achou?"
"Achei muito pequena.
Falam tanto da Capela Sistina e era isso?"
"Sim, porque é uma capela,
senão seria a Catedral Sistina!
Mas o que você achou?"
"Não gostei, é muito pequena."
Por que me sinto tão próximo
do que sentiu o meu amigo?
Meu nome é Mirko Mescia
e trabalho como músico de teatro.
Para quem não sabe, se trata
de compor, organizar e decidir
o que, por que, como e de onde toca
tudo que toca em um espetáculo de teatro:
música, sons, ruídos e silêncio.
E, mesmo que não pareça,
esse caso tem muito a ver
com o que eu venho descobrindo
na minha profissão.
Eu sou italiano; todo mundo
tem os seus problemas.
No entanto, meu começo
com as artes cênicas foi em Andaluzia,
onde eu estava muito próximo
do circo de rua.
Naquela época, meus critérios sonoros
de seleção e escolha eram dois:
gosto e não gosto.
Por exemplo, isto...
(Guitarra)
(Apito de brinquedo)
(Corneta)
(Fole)
(Guitarra)
Não importava qual cena
estivesse acompanhando,
eu sempre tocava isso.
Eu gostava. E funcionava para mim.
Para mim.
Tudo que eu tocava
e escutava era filtrado assim:
gosto, não gosto; gosto, não gosto.
Se pudesse sintetizar
a questão ao máximo, diria:
eu não escuto, eu "me" escuto.
O tempo todo.
Isso acontece porque escutar
a realidade é muito difícil.
Porque não posso evitar
de me projetar nela.
E, assim, me escutar o tempo todo.
E talvez perder todo o resto.
Todos os sons que também
soam o tempo todo.
Uma vez trabalhei com uma diretora russa
que me chamou para seu espetáculo.
Estávamos no meu estúdio,
que parece uma fábrica de sons,
cheio de instrumentos e objetos sonoros,
e lhe pedi para sentar-se de costas.
Porque queria apresentar-lhe alguns sons,
mas não queria que ela fosse influenciada
por como estes sons eram vistos.
Em um momento, toquei
essas pequenas percussões turcas
que as dançarinas usam quando dançam.
Mas toquei de um jeito mais pausado,
para dar tempo de imaginar.
(Percurssões turcas)
"Não, esse som não", me disse,
"porque me lembra o micro-ondas
quando avisa que terminou
de esquentar a comida.
(Percussões turcas)
"Que ignorante!", pensei.
"Nem sabe que se trata de um instrumento
original da..." blá, blá, blá.
Era meu preconceito que falava
e me impedia de escutar
o que essa diretora me dizia
com tanta sinceridade.
Me tirando a possibilidade
de aceitar ou de fazer algo
com essa associação entre este som
e o som do micro-ondas.
Entendem do que estou falando?
Não escuto, "me" escuto.
É muito difícil escutar a realidade.
Pra todo mundo.
Mas isso vai muito além da escuta.
Tem a ver com a percepção
e como ela está vinculada
a nossas crenças.
(Trompete)
Por exemplo, vocês conhecem
a história de Romeu e Julieta?
Com certeza. É incrível.
Todo mundo conhece
essa obra de Shakespeare.
Faz um tempo que faço um experimento
com essa história em vários países.
Pergunto: "Como termina "Romeu e Julieta"?
Pense, não importa se leram ou não".
Tenho certeza que
a grande maioria de vocês
responderia que termina
com a morte dos dois apaixonados.
Romeu encontra Julieta morta
e se mata por causa da dor.
Segundos depois, Julieta acorda,
pois, apesar de tudo, não estava morta,
vê Romeu assim e também se mata.
Que tristeza!
Bom, tenho novidades.
Apesar de ser uma tragédia,
não termina mal como a grande
maioria do planeta acredita.
Porque a obra não é só
sobre o amor de dois jovens que morrem.
A obra fala sobre um ódio,
uma inimizade entre duas famílias
que já nem sequer se lembram o porquê.
E o que faz Shakespeare
para contar sobre esse ódio?
Coloca o que mais poderia contrastá-lo:
dois adolescentes
que se apaixonam, ali no meio.
É como dizer que o preço
para que essa inimizade termine
é perder as duas joias mais preciosas
dessas duas famílias.
A obra termina quando o pai de Romeu
e o pai de Julieta se encontram,
se olham, apertam as mãos
e, em frente aos dois jovens mortos,
põem fim na inimizade.
É muito, muito triste. Mas termina bem.
Não como todos acreditávamos.
Tem coisas que nos impressionam tanto,
que deixam uma marca tão grande,
que nos impedem de ver
ou escutar o que vem depois.
Funcionam como um filtro.
Então, não escutamos, "nos" escutamos.
Não olhamos, "nos" olhamos.
Não lemos, "nos" lemos o tempo todo.
Poucas vezes damos um espaço, uma pausa
para escutar de uma forma menos filtrada
tratando de nos afastar da situação
para avaliar o ocorrido,
a frase, a situação em si.
Para recebê-la e aceitá-la.
Ou pelo menos partir daí
para avaliar o que fazer depois.
Em um ensinamento,
Confucio disse que uma pessoa virtuosa
quando olha, reflete
se observou com clareza,
quando escuta, reflete
se ouviu sem confusão.
Está em nós o poder
de criar essa oportunidade,
de permitir essa pausa de aceitação.
(Som similar a apito de navio)
Em vários lugares treino essa questão
de não perceber a realidade
apenas através dos meus critérios.
Por exemplo, às vezes me reúno
com um grupo de amigos
e analisamos uma obra de Shakespeare.
Primeiro, vemos o que achamos da obra.
E depois vemos o que acontece na obra.
O que ocorre é impressionante.
Tem páginas que passamos por alto.
Informações importantes que nos escapam
como, por exemplo,
o final de Romeu e Julieta.
Mas muitas mais.
E faço questão de levar tudo isso
pro meu cotidiano.
E também para meu trabalho.
Ser músico de teatro
é uma arte muita antiga.
Tem a ver com olhar,
com aceitar, com esperar,
com propor, com acompanhar, com cuidar.
Cada um pode descobrir sua forma
de dar essa pausa
para que não aconteça sempre
isso de não percebo, me percebo.
Uma vez criada essa maneira,
seria ótimo que virasse um hábito
para levar o aprendizado
a todos os âmbitos de nossa vida.
O que estou escutando
do que estão me dizendo?
E do que não estão me dizendo,
escuto ou me escuto?
Entro na Capela Sistina
e digo: "Mas que pequena!"
Ou digo: "É menor do que eu pensava"
e a descubro!
Como termina Romeu e Julieta?
O que perdemos
dessa história tão maravilhosa?
Quando escuto, ouço com clareza?
(Percussão turca)
Muito obrigado.