Ya sea que estés ocupadísimo con un examen, intentando aprender a tocar un nuevo instrumento musical, o incluso perfeccionando un nuevo deporte, el sueño puede ser justamente el arma secreta de tu memoria. [Durmiendo con la ciencia] Los estudios indican que el sueño es fundamental para la memoria de al menos tres formas diferentes. Primero, sabemos que es necesario dormir antes de aprender para preparar el cerebro, como si se tratara de una esponja seca que absorbe toda la información nueva. Si no has dormido, los circuitos de la memoria en el cerebro se anegan y no podemos absorber nueva información. No es posible asentar con precisión la huella de esos nuevos recuerdos. Pero es importante dormir no solamente antes de aprender, sabemos también que es necesario dormir después de aprender, para almacenar correctamente esos nuevos recuerdos y no olvidarlos. De hecho, el sueño refuerza esa información dentro del cerebro, fijando esos recuerdos a la arquitectura de las redes neuronales. Y hemos empezado a descubrir con más precisión cómo el sueño logra consolidar los recuerdos. El primer mecanismo es un proceso de transferencia de archivos. Aquí podemos mencionar dos estructuras diferentes dentro del cerebro. La primera es el hipocampo que se encuentra en los ventrículos izquierdo y derecho del cerebro. El hipocampo puede considerarse la bandeja de entrada de información del cerebro. Se especializa en la recepción de nuevos archivos de la memoria y en su almacenamiento. La segunda estructura a mencionar es la corteza: ese tejido masivo y arrugado que está en la parte superior del cerebro. Durante el sueño profundo, este mecanismo de transferencia de archivos se activa. Imagina que el hipocampo es una memoria USB y tu corteza cerebral es el disco duro. Durante el día realizamos distintas tareas y recopilamos un montón de archivos. Y por la noche, durante el sueño profundo, debido a la limitada capacidad de almacenamiento, debemos transferir los archivos desde el hipocampo al disco duro del cerebro, la corteza. Este mecanismo es exactamente uno de los que el sueño profundo proporciona. Pero hay un mecanismo más que sabemos que ayuda a fijar esos recuerdos en el cerebro: se llama "repetición". Hace unos años, unos científicos observaban cómo las ratas aprendían mientras corrían por un laberinto. Registraron la actividad en los centros de memoria de las ratas. Y mientras la rata corría por el laberinto diversas neuronas codificaban diferentes partes de ese laberinto. Al agregar un tono a cada una de las neuronas, lo que se escuchaba cuando la rata empezaba a entender el laberinto era el patrón de ese recuerdo, que sonaba algo así. (Música de piano) Lo que escuchamos es el patrón de aprendizaje. Pero entonces hicieron algo brillante: siguieron escuchando el cerebro de las ratas mientras dormían y escucharon algo sorprendente. Mientras dormía, la rata empezó a repetir el mismo patrón de recuerdo, pero la repetición era ahora unas diez veces más rápida que cuando estaba despierta. Ahora se escuchaba algo así. (Música rápida de piano) Esta parece ser la segunda forma en la que el sueño refuerza los recuerdos. Durante el sueño, los recuerdos se repiten y se graban en un nuevo circuito del cerebro, reforzando así la representación de ese recuerdo. Por último, el sueño es también beneficioso para la memoria en cuanto a la integración y la asociación. De hecho, ahora sabemos que el sueño es mucho más beneficioso de lo que pensábamos. El sueño no solamente refuerza los recuerdos individuales sino que los interconecta de forma coherente con otros recuerdos. Y como resultado, te despiertas al día siguiente con una amplia red de asociaciones mentales revisadas. Así, podemos encontrar soluciones a problemas que creíamos irresolubles. Probablemente por eso, te hayan aconsejado que nunca abordes un problema rápidamente, sino que lo consultes con la almohada. Que es exactamente lo que la ciencia indica.