Reparto de comida a domicilio.
Esto es lo que ha salvado
a los mileniales de morirse de hambre.
Según mis cálculos,
los estadounidenses encargan
más de 20 millones de repartos a domicilio
cada día.
Más de la mitad de estos repartos
se encuentran a una distancia a pie.
Pero nueve de cada diez
se reparten en auto.
Así que, básicamente,
movemos un burrito de 1 kilo
en un auto de dos toneladas
20 millones de veces al día.
La energía empleada
para llevar ese burrito
trae en realidad
una jaula de metal de dos toneladas
con asientos calientes.
Seamos honestos.
Somos adictos a los autos.
¿Sabían que en EE. UU.
hay cuatro plazas de parking por auto?
En algunos núcleos urbanos,
más de la mitad de las propiedades
son para autos.
Hemos diseñado nuestras ciudades
en torno a autos,
porque conducimos
aunque sean 3 o 300 km.
Solos, o con nuestra familia entera.
Nos montamos en el mismo SUV
para ir a comprar café o una mesita.
Si pudiéramos liberar algunas
de estas calles y plazas de parking,
podríamos construir más viviendas,
espacios sociales y parques.
Pero, para eso,
primero tenemos que replantearnos
el uso que la damos a los autos.
En las ciudades del futuro,
si uno quiere avanzar unas calles,
si se tiene prisa, un dron nos recogería.
Y si uno necesitas comida,
nadie tiene que traérnosla,
la comida vendrá a nosotros.
Volvamos a los 20 millones
de repartos diarios de restaurantes.
Si pudiéramos sacar de la carretera
estos repartos
podríamos reducir la necesidad
de un millón y medio
de autos solo en EE. UU.
Eso es dos veces el tamaño
de San Francisco.
Piensen en el impacto que esto
podría tener en ciudades como Delhi,
o mi ciudad natal, Teherán,
donde la contaminación por autos
mata a miles de personas cada año.
¿Cómo sacamos
a estos repartidores de las calles?
Bueno, esa es la pregunta
con la que mi equipo y yo
nos obsesionamos en los últimos tres años.
Y la solución en realidad
es uno de los pilares
de la ciudad del futuro.
Hemos creado pequeños robots
conducidos autónomamente
que navegan por callejones
y aceras tranquilas
a un ritmo de caminata
y tienen una bodega segura
para repartir comida y otros suministros.
Antes de contarles más sobre los robots,
hagamos un pequeño experimento
de pensamiento.
Imaginen una ciudad con miles de robots.
¿Es esta?
Esta Hollywood distópica
es lo que mucha gente espera.
Pero nuestro trabajo es crear
un futuro amigable diseñado para la gente.
En vez de crear marcianos,
nos disponemos a crear robots
que sean familiares.
Robots que encajarían
en nuestras comunidades.
Pero también queríamos
un poco de sorpresa.
Algo inesperadamente encantador.
Piensen.
Están caminando por la calle
y ven a su primer robot.
En ese momento decidirán
si es un futuro que aman o temen.
Y con tanta gente con ideas distópicas,
debemos abrir sus mentes.
Queremos sorprenderlos y deleitarlos
para poder ganarlos ya
en la primera impresión.
Se nos ocurrió esto.
Es familiar, pero también sorprendente.
Es solo un carro de la compra
pero también parece que hubiéramos
cruzado a WALL-E con los Minions.
Si viven en San Francisco o Los Ángeles,
es probable que uno de estos
ya les haya repartido la comida.
Ni bien pusimos a los robots
en las calles,
encontramos algunos problemas
muy interesantes.
Por ejemplo, ¿cómo deberían
cruzar la calle los robots?
O ¿cómo deberían interactuar con la gente
con discapacidad visual o motriz?
De inmediato nos dimos cuenta
de que debemos enseñar a nuestros robots
a comunicarse con la gente.
La gente de la calle
viene de cualquier clase social,
así que necesitábamos crear
un nuevo lenguaje,
un tipo de lenguaje universal
para que la gente y los robots
se puedan entender
desde el primer momento.
Porque nadie leerá un manual de usuario.
Empezamos con los ojos,
porque los ojos son universales.
Pueden mostrar a dónde va a el robot
o si está confundido.
Además, los ojos hacen a los robots
más humanos.
También usamos sonidos.
Por ejemplo, utilizamos
un sonido de corrida
con intervalos frecuentes
para que la gente con discapacidad visual
pudiera localizar sus robots
utilizando el efecto Doppler.
Pero resulta que no era suficiente.
En las intersecciones,
los autos se ponían frente a los robots.
Los conductores a veces se confundían
porque los robots tardaban mucho
antes de comenzar a cruzar.
Incluso los peatones se confundían.
A veces no sabían de qué lado
pasar a los robots
porque hacen muchos pequeños ajustes
en su dirección
mientras se mueven.
Esto desencadenó una nueva idea.
¿Y su utilizábamos el movimiento
para crear un lenguaje universal?
Por ejemplo, en las intersecciones,
los robots avanzarían lentamente
antes de comenzar a cruzar
para indicar a los conductores
que era su turno.
Si ven a alguien en silla de ruedas,
ceden el paso alejándose de la acera
para indicar que no se van a mover.
Algunos de Uds. recordarán esto.
En 2015, investigadores canadienses
enviaron un robot a hacer autoestop
por EE. UU.
No llegó muy lejos.
Resulta que los robots también
pueden utilizar habilidades sociales.
Por ejemplo, si están siendo molestados,
investigadores de Carnegie Mellon
demostraron que los pequeños robots
de juguete deben hacerse los muertos
porque la gente se siente mal
si piensan que lo rompieron.
Pero los robots de reparto
no son juguetes,
no son pequeños, están en la vía pública.
Con los robots de reparto descubrimos
que para que la gente deje de molestarlos
necesitan mostrar consciencia.
Es lo opuesto a hacerse los muertos.
En este caso,
los robots necesitan
reconocer la situación
para que la gente se aleje.
Además, un consejo.
Si eres un robot y ves niños pequeños,
corre hacia el adulto más cercano.
Resulta que a algunos niños
les encanta acosar a los robots.
Además de la distopía,
Hollywood también nos prometió
algunos robots maravillosos
que harían nuestros recados
o nos harían compañía.
Hasta ahora nos hemos enfocado
en el reparto de comida,
pero en el futuro
estos robots pueden hacer más.
Pueden recoger restos de comida
y llevarla a refugios todas las noches.
Porque en EE. UU.
desperdiciamos el 30 % de la comida,
mientras que el 10 % de la gente
experimenta inseguridad alimentaria.
Estos robots pueden ser
parte de la solución.
O, cuando tengamos cientos de robots
corriendo por las ciudades,
podríamos hacer que lleven medicamentos
de emergencia en cualquier momento,
en caso de que alguien tenga
una reacción alérgica
o un ataque de asma.
Estos robots podrían estar allí mismo
en uno o dos minutos,
más rápido que cualquier otro.
Durante las pandemias,
los robots pueden ser una clave
en nuestra infraestructura.
Pueden asegurar
de que proveamos a nuestras comunidades
con las necesidades esenciales
incluso durante emergencias.
Permítanme dejarlos
con un último pensamiento.
Hoy en día, los objetos no pueden
ir de A a B sin ayuda humana
porque nuestro mundo tridimensional
es muy complejo.
Pero los nuevos sensores y la IA
pueden cambiar eso.
De cierta manera, la tecnología
es como un bebé
que recién aprende a reconocer objetos
y entender palabras,
e incluso entablar
una conversación básica,
pero aún no ha aprendido a caminar.
Eestamos enseñando a la tecnología
cómo navegar el mundo tridimensional
sin nuestra ayuda.
Ingresamos en esta nueva era
en la que objetos insensibles
se levantarán y moverán libremente.
Y cuando lo hagan,
tenemos que asegurarnos
de que no se vean como marcianos.
Mi visión para el futuro es que,
cuando las cosas cobren vida,
lo hagan con alegría.
Saben, menos como "Terminator"
y más como "Toy Story".
Gracias.