Las enfermedades de la arteria coronaria
son la primera causa
de muerte en Occidente.
Y a decir verdad,
no es más que
un tigre de papel
que nunca debería haber existido.
Y si existe,
nunca debería progresar.
Es una intoxicación alimentaria.
Mi historia comienza a finales de
los años 70 y principio de los 80,
cuando era presidente del equipo
de cáncer de mama en Cleveland Clinic.
Mi frustración era que
no importaba a cuántas mujeres operase,
no estaba haciendo nada
por la siguiente víctima.
Esto me llevó a hacer un estudio mundial.
Me sorprendió que la tasa
de cáncer de mama en Kenia
era más o menos 30 o 40 veces
menos frecuente que en EE. UU.
Y según las tasas de cáncer de mama
en el Japón rural de los años 50,
este era muy poco frecuente.
Sin embargo, apenas las mujeres
japonesas emigraban a EE. UU.,
para la segunda o tercera generación
tenían la misma tasa de cáncer
de mama que los caucásicos.
Pero los datos de cáncer de próstata
eran aún más impresionantes.
En 1958, en toda la nación de Japón,
¿cuántas muertes hubo por
cáncer de próstata?
18.
Esa es la cifra sobre salud más
impresionante que he escuchado nunca.
Entonces tomé una decisión,
estaba decidido a no morir
antes de encontrar una relación
entre la alimentación y el cáncer.
Entonces decidí trabajar
con enfermedades cardiovasculares,
que son la primera causa
de muerte en Occidente.
Me sorprendió mucho
que en esta vista global
habían ciertas culturas que,
por herencia y tradición,
no tenían
enfermedades cardiovasculares.
Tenían una dieta vegetal.
Y con esa información volví a Cleveland.
Y mi mujer y yo decidimos hacer
una dieta vegetal por un año.
Y luego le pedí al departamento
de cardiología
si podía tener 24 pacientes,
que es el número
que podía atender
para poder seguir operando.
Y los 24 pacientes que recibía
eran, como mi cuñado solía decir,
muertos vivientes.
Pero eran muy cooperativos.
Y a los 15 meses de empezar el programa
encontramos algo sorprendente.
Estaba tratando un caballero de 52 años
que, además de una cardiopatía,
tenía parte de una vena
del muslo derecho obstruida.
Y me contó que cuando
estaba caminando por el pasillo
hacia mi consulta,
tuvo que parar cinco veces
porque le dolía la pantorrilla,
por la arteria obstruida.
Lo mandé al laboratorio
vascular para saber su pulso.
Entonces, me olvidé de la pierna
y me centré en el corazón.
Ocho meses después, me dijo:
"Dr. Esselstyn, ¿recuerda
que la primera vez que lo vi
tuve que pararme cinco veces
mientras cruzaba el pasillo?
Este último mes, solo me paré cuatro,
luego tres, dos, una..."
"Ya no tengo que parar,
ya no me duele".
"Don, regresa al laboratorio vascular".
Si miran aquí, podrán ver
la diferencia en su pulso
la primera vez que lo vi,
y aquí ocho meses depués,
era casi dos veces mejor.
Lo más emocionante de esto
es que conseguimos lo que
en ciencia llamamos "prueba de concepto".
Y no solo eso. Esto ocurrió un año antes
de la invención de las estatinas.
Esto era muy importante porque
demuestra que con la alimentación
podemos no solo poner fin
a esta enfermedad, sino revertirla.
Y poco después lo vimos en el corazón.
Esto es un guardia de seguridad de 54 años
que nuestro laboratorio de angiografía
dice que ha mejorado un 30%.
Pero lo que más nos llamó la atención
fue un compañero en la clínica
que a sus 44 años, en 1996,
empezó a tener dolores de pecho.
No tenía hipertensión,
no tenía diabetes,
no tenía antecedentes en la familia,
no tenía sobrepeso
y cardiología lo observó en octubre
de 1996, pero no encontraron nada.
Tres semanas más tarde, estaba terminando
sus operaciones programadas.
Se sentó para escribir
los cuidados postoperatorios.
Tuvo jaqueca seguida del peso
que sentía en el pecho,
dolor en el hombro y en el brazo.
Joe tuvo un ataque cardiaco.
Corrimos a la sala de hemodinamia,
empezamos la cateterización,
paro cardiaco,
resucitación,
y terminamos la cateterización.
Lo subimos a planta
y le dieron la baja tres días después,
pero estaba deprimido.
¿Por qué?
Porque lo que encontraron fue que
la arteria conoraria descendiente anterior
izquierda, en el frente del corazón,
todo el tercio inferior
estaba desgastado y enfermo,
demasiado largo para tener un stent,
demasiado lejos de la arteria
para tener un bypass.
Estaba deprimido por ello,
así que mi mujer, Anne, y yo lo
invitamos con su esposa a cenar,
dos semanas después del ataque.
"Joe, has seguido la típica
dieta occidental.
Tienes la típica enfermedad occidental.
Tenemos 10 años de datos,
¿por qué no haces dieta vegetal?"
"Vale, Ess. Lo intentaré,
no tengo ninguna otra opción".
Se convirtió en la personificación
de la dieta vegetal.
En los siguientes 30 meses
se hizo otra angiografía.
En las salas de operaciones, mi oficina
está a tres puertas de la suya.
Y por la tarde me enteré de que
por la mañana
se había hecho la angiografía.
Me metí en su oficina.
Estaba sentado en su escritorio.
"Joe, sé que te has hecho la angiografía
de seguimiento esta mañana,
¿te importaría enseñármela?"
Se levantó de la silla,
me rodeó con los brazos
y dijo: "Creo que vamos bien".
"¿Y podría ver la angiografía?"
"¡Claro!"
Fue muy emocionante ver lo que pasa
cuando le das oportunidades a tu cuerpo.
La capacidad de recuperación es increíble.
Vamos a hablar un poco sobre
cómo se daña la arteria,
qué es lo que va mal.
A la derecha hay una arteria muy enferma.
Probablemente piensen:
"Va a causar un ataque cardiaco".
No, eso solo causa el 10% de los ataques,
pero va a causar dolor
en el pecho y dificultad para respirar.
Lo que quiero que noten
está a la izquierda.
Aquí, dentro de esta arteria,
hay una pequeñísima capa
de célula, una "alfombra mágica",
que todos los expertos afirman
que es donde se origina la enfermedad.
Esta alfombra mágica se llama endotelio.
Y el endotelio tiene una molécula mágica.
Es un gas, óxido nítrico.
El óxido nítrico cumple
unas funciones maravillosas.
Hace que nuestra sangre fluya tan suave
como el Teflon, y no como el velcro.
Dos: el óxido nítrico es
el vasodilatador más fuerte del cuerpo.
Cuando suben las escaleras,
las arterias que van al corazón
y a las piernas se dilatan.
El óxido nítrico reprime la inflamación
de la pared de la arteria,
te protege de tener hipertensión
y, lo más importante,
en grandes cantidades,
te protege de sufrir bloqueos o placas.
¿Cómo ocurre el otro 90%
de los ataques cardiacos?
Aquí verán que la arteria está dividida.
Y lo que ven en la primera imagen
a la izquierda
es que cuando están comiéndose
una hamburguesa,
una pizza, un batido,
la sangre se vuelve pegajosa.
Otros elementos como las células
endoteliales también,
el colesterol LDL se vuelve pegajoso,
y luego el colesterol malo
se va al espacio subendoterial,
donde se forma la inflamación.
Y esa inflamación comienza
a fabricar enzimas inflamadas
que poco a poco desgastan
la delicada capa sobre la placa.
Se hace cada vez más delgada
hasta que sea como una telaraña,
luego el flujo de la sangre rompe la capa,
y ahora tenemos el líquido
de la placa flotando en la sangre,
lo que activa las plaquetas,
la coagulación.
Ahora estamos en los inicios
de un coágulo, una trombosis,
que se está propagando por sí sola.
En cuestión de minutos, tenemos
una arteria totalmente obstruida;
a la parte de abajo del corazón
ya no le llega oxígeno ni nutrientes
y empieza a morirse.
Eso es un ataque cardiaco.
Pero hay algo emocionante en todo esto,
porque si los puedo convencer de que
todo lo que tienen que hacer
es cambiar su alimentación,
para que su bioquímica interna
no dañe o desgaste la capa de la placa,
van a disminuir su placa,
y van a reforzar la capa sobre la placa.
Vale, ¿cómo lo hacemos?
Es muy fácil, evitamos alimentos
que dañan el endotelio.
¿Cuáles son?
Incluso el aceite de oliva virgen,
aceite de maíz, aceite de soja,
aceite de cártamo, aceite de girasol,
aceite de coco, aceite de palma, lácteos.
Cualquier cosa que tenga madre o
cara, carne o pescado.
(Risas)
La carne, el pescado, el pollo y el pavo,
y también la cafeína y la fructosa.
¿Qué van a comer?
(Risas)
Todos esos maravillosos granos
integrales para cereal, pan y pasta.
101 tipos distintos
de legumbres, verduras
que sean rojas, amarillas y
de hojas verdes, y fruta.
Pero sobre todo las verduras de hoja verde
son como agua en el fuego.
¿Cuáles son estas verduras?
Bok choy, acelgas, kale,
col, berza, hojas rosas,
hojas de mostaza, coles de bruselas,
brocoli, coliflor, cilantro,
perejil, espinacas y rúcula
y me quedo sin aire.
(Aplausos)
Pero recuerden, ¡nada de aceite!
(Risas)
La cardiología convencional,
con todos esos procedimientos
y todos esos gastos,
tiene una alta tasa de mortalidad
y obesidad y no cura la enfermedad
y los gastos son insostenibles.
Sin embargo, cuando tienes
una dieta basada en plantas,
no hay mortalidad,
no hay obesidad.
Y con el paso del tiempo,
los beneficios continúan mejorando.
Nadie tiene más miedo de un ataque
que alguien que ya haya sufrido uno.
Y puede ser muy motivador para ellos
y para su familia
saber que ellos mismos pueden ser
el locus de control de la enfermedad,
destruyéndola.
Mientras que antes,
la enfermedad los destruía a ellos.
Y lo que quiero compartir con ustedes,
esto no es solo un simple estudio.
Estamos a punto de publicar
otros 200 pacientes.
Y la razón por la que tenemos
un 91% de conformidad
es porque tenemos un intenso
seminario de asesoramiento de 5 horas.
Ese es el mismo tiempo
que tiene un cirujano cardiovascular,
pero yo tengo al paciente despierto.
(Risas)
¿Cómo lo hacemos?
Si miramos el eje vertical,
lo que ven es la media de unos 3
estudios de cohorte
de cardiología conocidos.
Y la repetición de eventos cardiacos,
tras cuatro años,
es del 20% en promedio.
El nuestro, titulado "Tratar la causa",
es la mitad de un 1%,
40 veces menos.
En resumen, es muy emocionante lo que pasa
cuando tratas la causa de la enfermedad.
porque no solo es rápido;
es potente y persistente.
Y para aquellos que en un futuro
vayan a tener
una enfermedad cardiovascular,
espero que les informen
del poder de esta opción,
con la que se puede estar más sano.
Gracias.
(Aplausos)