Fue dos años después del huracán Katrina
que vi por primera vez
los mapas de la inundación de Luisiana.
Estos mapas de inundaciones se usan para
ver la pérdida de tierras en el tiempo
y la pérdida de tierra que está por venir.
En este día particular,
en una reunión de la comunidad,
estos mapas se utilizaron para explicar
cómo una marejada de 9 m que
acompañó el huracán Katrina
pudo inundar comunidades
como la mía en el sur de Louisiana
y las comunidades de la costa
de Mississippi y Alabama.
La tierra que estábamos perdiendo
era nuestro amortiguador del mar.
Me ofrecí para interactuar
con los gráficos de la pared,
y en un instante mi vida cambió
por segunda vez en dos años.
La gráfica mostraba una pérdida masiva
de tierras en el sur de Louisiana
y un mar invasor,
pero más específicamente, el gráfico
mostraba la desaparición de mi comunidad
y muchas otras comunidades
antes del final del siglo.
No estaba sola
en la parte delantera de la sala.
Estaba allí con otros miembros
de las comunidades al sur de Louisiana,
negros, nativos, pobres.
Pensamos que estábamos unidos
por la recuperación de desastres temporal,
pero vimos que ahora
nos unía la tarea imposible
de asegurar que nuestras comunidades
no desparecieran
debido al aumento del nivel del mar
provocado por cambio climático.
Amigos, vecinos, familiares, mi comunidad:
yo supuse que siempre estaría allí.
Tierra, árboles, marismas, pantanos;
supuse que siempre estarían allí,
por haber estado allí miles de años.
Estaba equivocada.
Para entender lo que le
pasaba a mi comunidad,
tenía que hablar
con otras comunidades en todo el mundo.
Empecé en el sur de Louisiana
con la Nación Unida de los Houma.
Hablé con defensores de los jóvenes
en Shishmaref, Alaska.
Hablé con pescadoras
en la costa de Vietnam,
con defensores de justicia en Fiji,
con nuevas generaciones de líderes
de las culturas antiguas del
Estrecho de Torres.
Las comunidades que habían estado
ahí durante miles de años
estaban sufriendo el mismo destino,
y todos contemplábamos
cómo íbamos a sobrevivir los próximos 50.
A finales del siglo siguiente,
se predice que más de
180 millones de personas
se verán desplazadas por cambio climático,
y en el sur de Louisiana,
aquellos que pueden permitirse el lujo
de hacerlo, ya se están marchando.
Se están marchando porque
el sur de Louisiana se pierde tierra
a una de las velocidades
más altas del planeta.
La desaparición es lo que
mi comunidad pantano
tiene en común
con otras comunidades costeras.
Contra la desaparición están luchando
las comunidades de todo el mundo
a medida que somos conscientes
del impacto real del cambio climático.
He pasado los últimos 14 años
abogando a favor de las comunidades
afectadas directamente
por la crisis climática.
Estas comunidades están luchando
contra la discriminación
mientras se recuperan de
los desastres del clima,
y también tratan de equilibrar
el desplazamiento masivo de personas
con un influjo en los demás
que ven la oportunidad
de comenzar de nuevo.
Desde 2005 a las personas las
han llamado "refugiadas"
cuando se ven desplazadas
por el desastre climático,
incluso cuando no cruzan
las fronteras internacionales.
Estos términos se usan de manera abusiva,
destinados a identificar al otro,
a la víctima,
a la persona que
se supone que no debe estar ahí.
Estos términos son barreras
para la recuperación económica,
para la integración social
y para la curación requerida de
la crisis climática y trauma climático.
Las palabras importan.
También importa la forma como tratamos a
las personas que cruzan fronteras.
Hay que preocuparse por
cómo las personas que cruzan fronteras hoy
son tratadas al buscar refugio y seguridad
por ninguna otra razón que la que
podrían tener Uds. o alguien que amen
que necesite ejercer
su derecho humano a migrar
en un futuro cercano.
Hay que empezar a prepararse
para la migración global de hoy.
Es una realidad ahora.
Nuestras ciudades y comunidades
no están preparadas.
De hecho, nuestros sistemas
económico y social
solo se preparan para hacer beneficio
fuera de las personas que migran.
Esto causará fases
de gentrificación climática,
y también penalizará
el movimiento de personas,
generalmente
mediante la explotación de la mano de obra
y por lo general mediante la penalización.
La gentrificación climática que ocurre
en previsión de aumento del nivel del mar
es lo que estamos viendo
en lugares como Miami,
donde las comunidades
que se mantenían en la línea de costa
ahora están ante un precio desfasado
del terreno elevado
donde se habían asentado originalmente
conforme la gente se marcha
lejos de la costa.
Estas personas se mudan
obligadas a trasladarse lejos,
lejos de los sistemas sociales y
económicos que necesitan para sobrevivir.
La gentrificación climática también sucede
en las secuelas de un desastre climático.
Cuando grandes cantidades de
personas dejen una ubicación
durante un tiempo indefinido,
veremos a los demás entrando en juego.
También vemos que sucede
la gentrificación climática
cuando las viviendas dañadas
son ahora "verde construido",
pero ahora tienen un valor más alto,
generalmente fuera del alcance de
los negros, mulatos y pobres
que quieren volver a casa.
La diferencia de precio de los alquileres
o la propiedad de una casa
es la diferencia
entre ser capaz de ejercer tu derecho,
tu derecho a volver a casa
como comunidad,
o ser forzado
a ser reasentarse en otra parte
más resistente al clima,
menos costosa
y solo.
La crisis climática es
un tema mucho más grande
que la reducción de las emisiones de CO2,
y es una conversación que no se reduce
al tiempo atmosférico extremo.
Nos enfrentamos a un cambio en todos
los aspectos de nuestra realidad global.
Y la migración climática es
solo una pequeña parte,
pero va a generar un efecto dominó
en ambas ciudades costeras
y en las ciudades del interior.
¿Así que qué hacemos?
Tengo algunas ideas.
(Risas)
En primer lugar, hay que replantear
nuestra comprensión del problema.
El cambio climático no es el problema.
El cambio climático es
el síntoma más horrible
de un sistema económico
que se ha construido para unos pocos
para extraer todos los valores preciosos
de este planeta y a su gente,
desde nuestros recursos naturales
a los frutos de nuestro trabajo humano.
Este sistema ha creado esta crisis.
(Aplausos)
Debemos tener el valor de admitir
que hemos usurpado demasiado.
No podemos cerrar los ojos ante el hecho
de que el mundo entero
está pagando un precio
por el privilegio y la comodidad de
solo unas pocas personas en el planeta.
Es hora de que hagamos cambios
a nivel de la sociedad
de un sistema que incentiva el consumo
hasta el punto de desequilibrio global.
Nuestros sistemas de extracción
sociales, políticos y económicos
debe transformarse
en sistemas que regeneren la tierra
y avancen en la libertad humana
a nivel mundial.
Es la arrogancia de pensar
que la tecnología nos salvará.
Es el ego que nos hace pensar
que podemos seguir
en este enfoque injusto y extractivo
viviendo en este planeta
y sobrevivir.
(Aplausos)
Para sobrevivir a la siguiente fase
de nuestra existencia humana,
tendremos que reestructurar nuestros
sistemas sociales y económicos
para desarrollar nuestra capacidad
de recuperación colectiva.
La reestructuración social debe ser
hacia la restauración y reparación
de la tierra y de las comunidades
que han sido desplazadas
criminalizadas por las generaciones.
Estas son las primeras líneas.
Aquí es donde empezamos.
Hay que crear una nueva actitud social
para ver la migración como beneficio,
una necesidad
para nuestra supervivencia global,
no como una amenaza
para nuestro privilegio individual.
Resiliencia colectiva significa que
ciudades en desarrollo puedan
recibir personas y
proporcionar una vivienda,
alimentos, agua, atención sanitaria
y la libertad
ante la excesiva intervención policial
para todo el mundo,
No importa quiénes sean,
no importa de dónde sean.
¿Qué pasaría si comenzamos
con el plan de migración climática ahora?
Extendiéndose a ciudades en peligro
que podrían ver esto como una oportunidad
de reconstruir una infraestructura social
enraizada en la justicia y la equidad.
De hecho, podríamos poner dinero
en los hospitales públicos
y prepararse
para lo que está por venir
debido a la migración climática,
incluyendo el trauma que viene
con la pérdida y la reubicación.
Podemos invertir más
de nuestro tiempo en la justicia,
pero no puede hacerse
para una ganancia temporal,
no puede ser de ayuda
a los déficits presupuestarios,
tienen que ser
para el cambio a largo plazo
y que tienen que ser
como adelanto a la justicia.
Ya es posible, todos Uds.,
después del huracán Katrina,
universidades y escuelas secundarias de
todo EE. UU. tomaron a los estudiantes
para ayudarles a terminar su semestre
o su año sin perder el ritmo.
Aquellos estudiantes son ahora activos
productivos en nuestra comunidad,
y esto es lo que nuestras comunidades,
nuestras empresas y nuestras instituciones
necesitan para estar preparados por ahora.
El tiempo es ahora.
Así que a medida que replanteamos
el problema de manera más veraz
y reestructuramos nuestros sistemas
sociales de manera más justa,
todo lo que queda es
para reindigenizarnos nosotros mismos
y para evocar un poder de
la clase más antigua.
Esto necesariamente significa que
debemos aprender a seguir,
no a fracturar,
no a romantizar, no a descartar
el liderazgo y
los conocimientos tradicionales
de un lugar local en particular.
Significa que debemos comprometernos
con las normas de equidad ecológica,
la justicia climática y
los derechos humanos
como base, un estándar de base,
un punto de partida,
para que nuestra nueva sociedad
pueda seguir.
Todo esto nos obliga a reconocer
un poder mayor que nosotros mismos
y una vida más larga
que la que vamos a vivir.
Nos obliga a creer en las cosas que
por ser lo suficientemente privilegiados
no tenemos que vivirlas.
Hay que respetar
los derechos de la naturaleza.
Hay que avanzar
en los derechos humanos para todos.
Debemos transformar
la sociedad individualista de un solo uso,
en una humanidad colectiva a largo plazo,
o de lo contrario no vamos a logarlo.
Debemos ver que incluso
el mejor de nosotros está enredado
en un sistema injusto.
Y hay que reconocer
que la única forma
en que vamos a sobrevivir
es imaginando
cómo llegar
a una liberación compartida juntos.
La buena noticia es que
descendemos de gente poderosa.
Descendemos de aquellos que,
de una forma u otra,
han sobrevivido hasta ahora
para estar aquí presentes.
Esta es una razón suficiente para luchar.
Y aprendan de su amiga
del sur de Louisiana,
que esas peleas más difíciles
son los que celebrarán.
Elijamos hacer hermosa esta nueva fase
de nuestra existencia planetaria,
y mientras lo hacemos,
hagamos que sea justo
y equitativo para todos.
Podemos hacer esto, todos nosotros.
Podemos hacerlo,
porque debemos hacerlo.
Debemos, pues de lo contrario
perderemos nuestro planeta
y nos perderemos.
El trabajo comienza aquí.
El trabajo comienza juntos.
Esta es mi oferta.
Gracias por tenerme con Uds.
(Aplausos)