Las cosas que hacemos tienen una calidad suprema, viven más tiempo que nosotros. Perecemos pero ellas sobreviven; tenemos una vida, ellas tienen muchas, y en cada vida pueden significar distintas cosas. Mientras que nosotros tenemos una biografía, ellas tienen muchas. Esta mañana quiero contarles la historia, la biografía -mejor dicho, las biografías- de un objeto peculiar, de una pieza notable. De acuerdo, no dice mucho visualmente. Es del tamaño de una pelota de rugby. Está hecho de arcilla y ha sido modelado en forma de cilindro cubierto por una escritura ceñida, y luego cocido bajo el sol. Como pueden ver, está un poco zarandeado; algo que no sorprende porque tiene unos 2500 años y fue desenterrado en 1879. Pero hoy, creo que este objeto es un factor clave en la política de Oriente Medio. Es una pieza con historias fascinantes que de ninguna manera han terminado aún. La historia comienza en la guerra entre Irán e Irak y esa serie de eventos que culminaron en la invasión a Irak por fuerzas extranjeras, la salida del déspota gobernante y el cambio inmediato de régimen. Y quiero empezar con un episodio de esa secuencia de eventos que resultará familiar a muchos de Uds., El festín de Baltasar. Porque hablamos de la guerra entre Irán e Irak de 539 aC. La similitud entre los sucesos del 539 a.C. y el 2003, y lo intermedio, es sorprendente. Lo que estamos viendo es la pintura de Rembrandt, de la Galería Nacional de Londres, que ilustra el texto del profeta Daniel en las escrituras hebreas. Y, más o menos, ya conocen la historia. Baltasar es el hijo de Nabucodonosor. Nabucodonosor conquistó Israel, saqueó Jerusalén, capturó a la gente y regresó a los judíos a Babilonia No sólo a los judíos, él se llevó las vasijas del templo. Saqueó y profanó el templo. Y las grandes vasijas de oro del templo de Jerusalén fueron llevadas a Babilonia. Baltasar, su hijo, decide hacer un festín. Y para hacerlo aún más emocionante le dio un toque sacrílego a la diversión sacando las vasijas del templo. Ya está en guerra con los iraníes, con el rey de Persia. Y esa noche, Daniel nos cuenta, que en el clímax de la fiesta una mano aparece escribiendo en la pared: "Fuiste pesado en balanza, y hallado falto, Tu reino ha sido roto y será dado a los medos y a los persas". Y esa misma noche Ciro, rey de los persas, entró en Babilonia y cayó el régimen de Baltasar. Desde luego, es un gran momento en la historia del pueblo judío. Es una gran historia que todos conocemos. "La escritura en la pared" es parte de nuestro lenguaje cotidiano. Lo que ocurrió después fue notable, y es allí donde nuestro cilindro entra en la historia. Ciro, rey de los persas, entró en Babilonia sin pelea; el gran imperio de Babilonia que se extendía desde el centro sur de Irak hasta el Mediterráneo, cae ante Ciro. Y Ciro hace una declaración. Este cilindro es la declaración del gobernante guiado por Dios que derrocó al déspota iraquí y que le llevaría la libertad a la gente. En resonante acadio -fue escrito en acadio- dice: "Soy Ciro, rey del Universo, el gran rey, el rey poderoso, el rey de Babilonia, rey de los cuatro cuartos del mundo". Como ven, no carece de hipérboles. Probablemente sea el primer comunicado de prensa de un ejército victorioso que tenemos. Y está escrito, como veremos en su momento, por unos asesores muy habilidosos. Por eso no es de sorprender la hipérbole. ¿Y qué hará el gran rey, el rey poderoso, el rey de los cuatro cuartos del mundo? Él continúa diciendo que, después de conquistar Babilonia, al mismo tiempo permitirá a toda la gente que los babilonios, Nabucodonosor y Baltasar, capturaron y esclavizaron, quedar en libertad. Les permitirá regresar a sus países. Y, lo más importante, les permitirá recuperar los dioses, las estatuas, las vasijas del templo que habían sido confiscadas. Todos los pueblos que los babilonios habían reprimido y eliminado volverán a casa llevándose consigo sus dioses. Y podrán restaurar sus altares y adorar a sus dioses a su manera, en sus propios lugares. Este es el decreto, este objeto es la evidencia de que a los judíos después del exilio en Babilonia, de los años que pasaron a la vera de las aguas de Babilonia llorando al recordar a Jerusalén, a esos judíos se les permitió volver a casa. Pudieron volver a Jerusalén a reconstruir el templo. Es un documento central de la historia judía. Y el libro de las Crónicas, el libro de Esdras en las escrituras hebreas lo dice en términos resonantes. Esta es la versión judía de la misma historia. «Así habla Ciro, rey de Persia: "El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡ Dios esté con él, y suba!" ¡Y suba! El elemento central, aún, es la noción del regreso, una parte central de la vida del judaísmo. Como saben, ese regreso del exilio, el segundo templo, reformó al judaísmo. Y ese cambio, ese gran momento histórico, fue posible gracias a Ciro, rey de Persia, y nos llega en hebreo por las escrituras y en acadio, en arcilla. Dos grandes textos, ¿y la política? Lo que ocurrió produciría un cambio fundamental en la historia de Medio Oriente. El imperio iraní, los medos y los persas, unidos bajo Ciro, constituyeron el primer gran imperio mundial. Ciro se inicia en los años 530 a.C. Y en tiempos de su hijo de Darío, todo el Mediterráneo oriental está bajo control persa. Este imperio es, de hecho, el Oriente Medio como lo conocemos ahora, es lo que da forma al Oriente Medio que conocemos hoy. Fue el mayor imperio mundial conocido hasta entonces. Y, mucho más importante, fue el primer estado multicultural y multirreligioso a gran escala. Y tuvo que ser gobernado de forma novedosa. Tuvo que ser gobernado en distintos idiomas. El hecho de que este decreto esté en acadio, dice algo. Tenía que reconocer los diferentes hábitos, los diferentes pueblos, las diferentes religiones. Ciro respetó todo eso. Ciro estableció un modelo de cómo gobernar una gran sociedad multinacional, multirreligiosa y multicultural. Y el resultado de eso fue un imperio que abarcaba las zonas que ven en pantalla y que sobrevivió 200 años de estabilidad hasta que fue destruida por Alejandro. Dejó el sueño de Oriente Medio como unidad; una unidad en la que personas de diferentes credos pudieran convivir. Las invasiones griegas acabaron eso. Y, por supuesto, Alejandro no pudo sostener un gobierno y se fragmentó. Pero el legado de Ciro siguió siendo absolutamente central. El historiador griego Jenofonte escribió su libro "Ciropedia" promocionando a Ciro como al gran soberano. Y para la cultura europea posterior Ciro quedó como modelo. Esta es una imagen del siglo XVI para mostrarles lo generalizada que era su veneración. El libro de Jenofonte sobre Ciro y cómo gobernar una sociedad diversa fue uno de los grandes textos que inspiraron a los Padres Fundadores de la Revolución Estadounidense. Jefferson era un gran admirador de los ideales de Ciro; obviamente, hablando de los ideales del siglo XVIII, de cómo se crea la tolerancia religiosa en un nuevo estado. Mientras tanto, en Babilonia, las cosas no habían salido bien. Después de Alejandro, los otros imperios, Babilonia decae, cae en ruinas, y se pierde todo rastro del gran imperio de Babilonia hasta 1879 en que se descubre el cilindro en una excavación del Museo Británico en Babilonia. Y aparece otra historia. Surge el gran debate a mediados del siglo XIX: ¿Son confiables las escrituras? ¿Podemos confiar en ellas? Sólo sabíamos del retorno de los judíos y del decreto de Ciro por las escrituras hebreas. No había otra evidencia. De repente, aparece esto. Y genera gran entusiasmo en un mundo en el que los que creen en las escrituras habían visto sacudida su fe en la creación por la evolución, la geología... Aquí había evidencia de que las escrituras eran una verdad histórica. Es un gran momento del siglo XIX. Pero... esto, claro, aquí es donde se complica... los hechos eran verdaderos hurra por la arqueología, pero la interpretación fue bastante más complicada. Porque el relato del cilindro y el relato de la Biblia Hebrea difieren en un aspecto clave. El cilindro babilónico fue escrito por los sacerdotes del gran dios de Babilonia, Marduk. Y, como es lógico, dicen que todo esto fue obra de Marduk. "Marduk, sostenemos, llamó a Ciro por su nombre". Marduk toma a Ciro de la mano, le pide que acompañe a su pueblo y le da el dominio de Babilonia. Marduk le dice a Ciro que hará esas cosas grandes y generosas de liberar a los pueblos. Por esa razón deberíamos agradecer y adorar a Marduk. Los escritores hebreos del Antiguo Testamento, no les sorprenderá saberlo, tienen una visión bastante diferente de esto. Para ellos es impensable que fuera Marduk quien hiciera esto posible. Sólo puede ser Jehová. Y así, en Isaías, tenemos textos maravillosos que le dan todo el crédito no a Marduk sino al Señor Dios de Israel; el Señor Dios de Israel que llamó a Ciro por su nombre, que también tomó a Ciro de la mano y le pidió que acompañara a su pueblo. Es un ejemplo notable de dos apropiaciones religiosas diferentes del mismo evento, dos tomas de posesión religiosas diferentes de un hecho político. Dios, lo sabemos, generalmente está del bando de los grandes batallones. La pregunta es, ¿qué dios era? Y el debate perturba a todo el mundo en el siglo XIX dando cuenta de que las escrituras hebreas son parte de un mundo religioso mucho más amplio. Y está bastante claro de que el cilindro es más antiguo que el texto de Isaías y, sin embargo, Jehová está hablando en palabras muy similares a las de Marduk. Y da una ligera sensación de que Isaías lo sabe, porque dice, por supuesto, es Dios quien habla: "Te he llamado por tu nombre mas tú no me conoces". Pienso que ha reconocido que Ciro no se da cuenta de que está actuando bajo las órdenes de Jehová. De igual modo, habría sorprendido que actuara bajo las órdenes de Marduk. Porque, es interesante claro, Ciro es un buen iraní que tiene otros dioses que no se mencionan en estos textos. (Risas) Eso era 1879. Pasan 40 años, estamos en 1917, y el cilindro entra en un mundo diferente. Esta vez, la realpolitik del mundo contemporáneo -el año de la Declaración de Balfour, el año en el que el nuevo poder imperial de Oriente Medio, Gran Bretaña, decide que declarará un hogar nacional judío, les permitirá a los judíos regresar. Y la respuesta a esto de la población judía de Europa del Este es rapsódica. Por toda Europa del Este, los judíos muestran imágenes de Ciro y de Jorge V lado a lado los dos grandes soberanos que han permitido el regreso a Jerusalén. Y el cilindro de Ciro regresa a la palestra pública y este texto como demostración del porqué sucederá después de culminada la guerra de 1918 es parte de un plan divino. Todos saben lo que ocurrió. El Estado de Israel se instaló y 50 años después, a fines de los 60, está claro que el papel de Gran Bretaña como potencia imperial ha terminado. Y empieza otra historia del cilindro. La región, el R.U. y EE.UU. deciden mantenerse a salvo del comunismo y la superpotencia que se creará para ello será Irán, el Shah. Y el Shah inventa una historia de Irán, o un regreso a la historia iraní, que lo coloca en el centro de una gran tradición y acuña monedas que lo muestran con el cilindro de Ciro. Cuando él tiene sus grandes celebraciones en Persépolis, pide el cilindro y el Museo Británico le presta el cilindro, lo envía a Teherán, y es parte de esas grandes celebraciones de la dinastía Pahlavi. El cilindro de Ciro: garante del Shah. 10 años después, otra historia: Revolución Iraní de 1979. Revolución islámica, no hay más Ciro; no nos interesa esa historia, nos interesa el Irán islámico hasta que Irak, la nueva superpotencia que hemos decidido que debería estar en la región, ataca. Hay otra guerra entre Irán e Irak. Y se hace crucial para los iraníes recordar su gran pasado, su gran pasado cuando pelearon con Irak y ganaron. Era fundamental encontrar un símbolo que congregara a todos los iraníes, musulmanes y no musulmanes, cristianos, zoroastrianos, judíos de Irán, personas devotas, no devotos. Y el emblema obvio es Ciro. Por eso cuando el Museo Británico y el Museo Nacional de Teherán cooperan y trabajan juntos, como lo hemos estado haciendo, los iraníes piden una sola cosa como préstamo. Es el único objeto que quieren. Piden prestado el cilindro de Ciro. Y el año pasado el cilindro de Ciro fue a Teherán por segunda vez. Quien lo exhibe en esa vitrina es la directora del Museo Nacional de Teherán, una de las tantas mujeres iraníes que ocupan posiciones muy altas, la Sra. Ardakani. Fue un gran evento. Este es el otro lado de la misma imagen. Fue visto en Teherán por entre uno y dos millones de personas en cuestión de pocos meses. Más que cualquier éxito de taquilla en Occidente. Y es tema de un gran debate el significado del cilindro, el significado de Ciro, pero, sobre todo, Ciro articulado a través de este cilindro, Ciro como defensor de la patria, el defensor, por supuesto, de la identidad iraní y del pueblo iraní, tolerante de todas las religiones. Y en el Irán actual, zoroastrianos y cristianos tienen plazas garantizadas en el parlamento iraní, algo para sentirse muy, muy orgullosos. Para ver este objeto en Teherán, miles de judíos que viven en Irán fueron a Teherán a verlo. Se convirtió en un gran emblema, en un gran tema de debate sobre qué es Irán en casa y en el extranjero. ¿Es Irán todavía el defensor de los oprimidos? ¿Liberará Irán a los pueblos que los tiranos han esclavizado y expropiado? Es una retórica nacional embriagadora, y se puso todo junto en un gran espectáculo lanzando el regreso. Aquí en el escenario ven este cilindro de Ciro sobredimensionado con grandes figuras de la historia iraní reunidas para ocupar su lugar en el patrimonio de Irán. Fue una narrativa presentada por el propio presidente. Y, para mí, llevar este objeto a Irán, que me permitieran llevar este objeto a Irán, fue permitirme ser parte de un debate extraordinario de altísimo nivel sobre qué es Irán, cuántos Iranes existen y cómo las diferentes historias de Irán podrían dar forma al mundo actual. Es un debate que aún continúa y que continuará haciendo ruido porque este objeto es una de las grandes declaraciones de una aspiración humana. Aparece en la Constitución de EE.UU. Sin duda, dice mucho más de las libertades reales que la Carta Magna. Es un documento que puede significar muchas cosas, para Irán y para la región. Hay una réplica en las Naciones Unidas. Estará presente en el otoño en Nueva York cuando se den los grandes debates sobre el futuro de Oriente Medio. Y quiero terminar preguntándoles, ¿cuál será la próxima historia en la que aparecerá este objeto? Aparecerá, sin duda, en muchas más historias de Oriente Medio. ¿Y qué historia de Oriente Medio, qué historia del mundo, quieren ver reflejada en lo dicho y expresado en este cilindro? El derecho de los pueblos a vivir juntos en el mismo estado, con diferentes credos, en libertad. Un Oriente Medio, un mundo, en el que la religión no sea objeto de división o de debate. En Oriente Medio en este momento los debates son, como saben, estridentes. Pero pienso que es posible que la voz más vigorosa y sabia de todas bien puede ser la voz de este objeto mudo, el cilindro de Ciro. Gracias. (Aplausos)