Esta noche voy a hablarles
sobre salir del armario.
Y no en el sentido tradicional,
no sólo el armario gay.
Creo que todos tenemos armarios,
Tu armario puede ser decirle
por primera vez a alguien
que lo amas.
O contarle a alguien
que estás embarazada.
O contarle a alguien
que tienes cáncer.
O cualquier otra de esas
conversaciones dificiles
que tenemos a lo
largo de nuestras vidas.
Todo lo que está en el armario,
representa una conversación difícil.
Y aunque nuestros temas
puedan variar enormemente,
la experiencia de estar
dentro y salir del armario
es universal.
Da miedo, y odiamos
pasar por eso,
pero es necesario
que lo hagamos.
Hace varios años, me encontraba
trabajando en Southside Walnut Café,
(vítores)
un restaurante local,
y durante mi tiempo allí,
pasé por distintas fases de
intensa militancia lesbiana.
(Risas)
No me afeitaba mis axilas,
citaba las letras de Ani DiFranco
como un evangelio,
y dependiendo de cuán holgadas
fuesen mis bermudas,
o de cuán recién me hubiese
afeitado la cabeza,
la pregunta con la que
a menudo me encontraba,
generalmente realizada
por un niño pequeño,
era: "Mmmm, ¿eres
un chico o una chica?
Entonces se generaba un
silencio incómodo en la mesa,
Y yo apretaba mi mandíbula
un poco más fuerte,
sostenía la cafetera con un poco
de deseo de venganza,
mientras el padre bajaba
torpemente el periódico,
y la madre le lanzaba una mirada
escalofriante a su hijo.
Pero yo no decía nada
y me llenaba de furia.
Llegué al punto de que cada
vez que atendía una mesa
en donde hubiese un niño
de entre 3 y 10 años,
estaba lista para pelear.
(Risas)
Y esa es una sensación terrible.
Entonces me prometí
a mí misma,
que la próxima vez diría algo.
La próxima vez, tendría
esa conversación difícil.
En cuestión de semanas,
volvió a suceder:
"¿Eres un chico o
eres una chica?"
Silencio familiar.
Pero esta vez,
estaba preparada.
Y estaba a punto de citar todos
los "Estudios de Mujeres 101",
(Risas)
Tenía mis citas
de Betty Friedan,
mis citas de Gloria Steinem,
hasta tenía preparado un pedacito
de la obra "Monólogos de la Vagina"
entonces respiré hondo
y miré hacia abajo,
y mirándome,
había una niña de 4 años
con un vestido rosa.
No era un desafío a
un duelo feminista,
era sólo una niña
con una pregunta:
"¿Eres un chico o
eres una chica?"
Entonces volví a respirar hondo,
me agaché cerca de ella y le dije:
"Oye, yo sé es es un poco confuso,
mi cabello es corto
como el de un chico,
y me visto con ropa
que es para chicos,
pero soy una chica.
Sabes, algunas veces
te gusta usar un vestido rosa,
y otras veces prefieres vestirte
más cómoda con tus pijamas,
bueno, yo soy una chica que se siente
más a gusto vistiendo pijamas.
(Risas)
Entonces la niña me miró
directo a los ojos,
sin perder el ritmo, y dijo:
"Mis pijamas favoritos son
de color violeta con dibujitos,
¿Podrías traerme un
mantecado por favor?"
(Risas)
Y eso fue todo, simplemente:
"Ah, bueno, eres una chica, ¿qué
tal si me traes ese mantecado?"
(Risas)
Fue la conversación difícil
más fácil que tuve en mi vida.
¿Por qué?
Porque la niña del mantecado y yo,
estábamos siendo honestas
la una con la otra.
Así que, como
muchos de nosotros,
he vivido dentro de
algunos armarios,
y sí, muy a menudo, mis paredes
resultan ser un arco iris.
Pero por dentro,
en la oscuridad,
no puedes ver de qué
color son las paredes.
Sólo sabes como se siente,
vivir dentro de un armario.
Así que en realidad,
mi armario no es diferente al tuyo,
o al tuyo,
o al tuyo.
Podría darles
100 razones por las cuales
salir de mi armario
fue más difícil para mí
de lo que fue
para ustedes,
Pero esta es la cuestión,
la dificultad no
es algo relativo,
lo difícil, es difícil.
Quién podría decirme
que explicarle a alguien
que acaba de
declararse en quiebra
es más difícil que
decirle a tu pareja
que la has engañado.
Quién puede decirme
que su historia acerca de
su salida del armario
es más dificil que decirle
a tu niño de 5 años
que estás por divorciarte.
No existe algo "más difícil",
existen las cosas difíciles.
Necesitamos dejar de
comparar nuestra dificultad,
con las dificultades de los demás
para sentirnos mejor o peor
en relación a nuestro armario,
y de sentir lástima
que todos tenemos dificultades.
En algún momento
de nuestras vidas
todos vivimos dentro
de algunos armarios
y sentimos que
estamos seguros.
O al menos, nos
sentimos más seguros
que estando del otro
lado de la puerta.
Pero estoy aquí para decirles,
que no importa de qué
material sean sus paredes,
un armario no es
un lugar para vivir.
(Aplausos)
Gracias.
Entonces, ¿por qué
salir del armario,
por qué tener
esa conversación,
por qué es tan difícil?
Porque son estresantes.
Estamos tan preocupados
por la reacción de los otros,
y es entendible.
¿Se enojarán?
¿Se pondrán tristes?
¿Se sentirán decepcionados?
¿Perderemos un amigo?
¿Un padre?
¿Un amante?
Estas conversaciones causan estrés.
Entonces, liberemos
el estrés por un minuto.
El estrés es una reacción
natural de nuestro cuerpo.
Cuando percibimos una amenaza,
la palabra clave, "percibimos",
nuestro hipotálamo
hace sonar una alarma,
y la adrenalina y el cortisol
comienzan a correr
por nuestras venas.
Esto es conocido
como lucha o huída.
Algunas veces luchamos,
otras veces huimos.
Y es una reacción
totalmente normal.
Y esto es así desde la época
en la que los humanos
éramos perseguidos por mamuts.
El problema es que
nuestro hipotálamo no sabe
si estamos siendo
perseguidos por un mamut
o si nuestra computadora
acaba de romperse,
si nuestros suegros acaban
de aparecerse en nuestra casa,
o si estamos a punto de
saltar de un avión,
o si necesitamos decirle
a un ser querido
que tenemos un tumor cerebral.
La diferencia es,
que un mamut nos persigue,
quizás por 10 minutos.
No tener estas
conversaciones difíciles,
puede continuar por años,
y nuestro cuerpo
no puede tolerarlo.
La exposición crónica
a adrenalina y cortisol
quebranta casi todos los
sistemas de nuestro cuerpo,
y puede conducirnos
a sentir ansiedad,
depresión o enfermedades
del corazón,
por nombrar algunas cosas.
Cuando no tenemos estas
conversaciones difíciles
cuando la verdad sobre
nosotros es un secreto,
básicamente estamos
sosteniendo una granada.
Entonces, imaginense
a ustedes mismos
hace 20 años.
Yo,
usaba una cola de caballo,
un vestido sin tirantes
y zapatos de taco alto.
No era la lesbiana militante
preparada para pelear con una niña
de 4 años que entra a un café.
(Risas)
Estaba paralizada por el miedo,
acurrucada en un rincón
de mi oscuro armario,
sosteniendo mi granada gay.
Y mover un músculo
es la cosa más escalofriante
que hice en mi vida.
Mi familia,
mis amigos
eran extraños.
Me pasé toda mi vida
tratando de no decepcionarlos.
Y ahora poniendo
al mundo de cabeza.
A propósito.
Quemando las páginas del guión
que todos seguimos por tanto tiempo,
pero si no arrojas esa granada,
terminará matándote.
Uno de mis lanzamientos
más memorables
fue en la boda de mi hermana.
(Risas)
Fue la primera vez que
muchos de los invitados
se enteraron que yo era gay.
Mientras hacía mis labores
como dama de honor,
con mi vestido negro y mis tacos,
caminé alrededor de las mesas,
y terminé en la mesa de
los amigos de mis padres,
personas que me
conocen hace años.
Y después de una pequeña charla,
una de las mujeres gritó:
"¡Amo a Nathan Lane!"
Y la batalla sobre temática gay
comenzó.
"Ash, ¿has ido alguna ves a El Castro?"
"Bueno, sí, de hecho tengo
amigos en San Francisco".
"Nosotros no hemos ido nunca,
pero dicen que es ¡fa-bu-lo-so!!"
"Ash, ¿conoces a
mi peluquero Antonio?
Es muy bueno, y nunca ha
mencionado tener una novia".
"Ash, ¿cuál es tu programa
de TV favorito?
El nuestro es Will and Grace,
y amamos el personaje de Jack.
Jack es nuestro favorito.
Y de repente una mujer,
desesperada por mostrarme
su apoyo,
y hacerme saber
que estaba de mi lado
finalmente dijo:
"Bueno, a veces mi marido
viste camisas rosas".
(Risas)
En ese momento tuve
que tomar una decisión,
como lo hacen todos
los lanzadores de granadas.
Podía volver a mi novia,
y a mi mesa gay
y burlarme de sus comentarios.
Castigar la falta de conocimiento,
o la incapacidad de mantener
una charla gay
políticamente correcta.
O podría,
sentir empatía,
y darme cuenta que
quizás para ellos
fue una de las cosas
más difíciles de su vida.
Ese comienzo,
y el sostener esa conversación,
eran ellos saliendo de sus armarios.
Hubiera sido fácil para mi,
marcarles donde se estaban
quedando cortos.
Es mucho más difícil
pararse en sus lugares,
y reconocer el hecho
de que estaban intentándolo,
y qué más puedes pedirle a alguien,
que intentarlo.
Si van a ser sinceros con alguien,
tienen que estar preparados
para recibir sinceridad.
Las conversaciones difíciles
todavía no son mi fuerte.
Pueden preguntarle a
cualquiera de mis citas.
Pero estoy mejorando.
Sigo lo que a mi me gusta llamar
"Los Tres Principios de
la Niña del Mantecado"
Ahora, por favor,
observen esto a través
de una visión gay,
pero sepan
que lo que conlleva salir
de cualquier armario,
es básicamente lo mismo.
Número uno:
Sé auténtico,
Quítate la armadura,
sé tú mismo.
Esa niña en el café
no tenía armadura,
y aún así, estaba
preparada para pelear.
Estúpido hipotálamo.
Si quieres que alguien
sea sincero contigo,
esa persona necesita saber
que tú también sangras.
Número dos:
Sé directo,
Dilo, arranca esa tirita.
Si tú sabes que eres gay,
simplemente dilo.
Si le dices a tus padres
que podrías ser gay,
ellos abrazarán esa esperanza
de que quizás no lo seas.
No les des falsas esperanzas.
Número tres
y la más importante:
(Risas)
No sientas remordimientos.
Estás contando tu verdad.
Nunca pidas perdón por eso.
Algunas personas se
lastimarán en el camino.
Eso seguro.
Pide perdón por lo que hagas,
pero nunca pidas
perdón por lo que eres.
Y sí, algunas personas
se decepcionarán,
ese es su problema,
no tuyo.
Esas son sus expectativas
sobre quién eres,
no las tuyas.
Esa es su historia,
no la tuya.
La única historia que importa
es la que tu quieras escribir.
Así que la próxima vez
que te encuentres
en la oscuridad del armario
sosteniendo tu grananda,
recuerda que todos
estuvimos allí antes.
Y quizás te sientas muy solo,
pero no lo estás.
Sabemos que es difícil,
pero te necesitamos afuera,
no importa de qué
material sean tus paredes.
Porque te garantizo
que hay otros mirando
a través de la cerradura
de sus armarios
esperando al próximo valiente
que abra su puerta.
Entonces SÉ esa persona,
y muéstrale al mundo que somos
mucho más que nuestros armarios,
y que un armario no es un lugar
para que una persona
viva verdaderamente.
Gracias Boulder,
disfruten su noche.
(Ovaciones)