En el siglo XIII, Gengis Kan emprendió la misión de apoderarse de Eurasia. Con gran rapidez, conquistó varios países y los anexó a su Imperio mongol en expansión. Gracias a su gran ejército, se volvió casi incontenible. Pero cuenta la leyenda que había un obstáculo que ni el implacable Kan pudo superar: un enorme muro de hielo que los nativos habían hecho crecer en un desfiladero para evitar que los ejércitos de Kan invadieran su territorio. Nadie sabe qué tan exacta es esta anécdota en términos históricos, pero notoriamente se basa en hechos reales. Durante siglos, en las cordilleras del Karakórum y el Himalaya las personas han cultivado sus propios glaciares y los han usado para consumo humano e irrigación de los cultivos. Pero antes de abordar este fascinante fenómeno, es importante entender la diferencia entre glaciares que crecen de forma natural y glaciares creados por personas. En el entorno natural, los glaciares necesitan tres elementos para crecer: nevadas, temperaturas bajas y tiempo. Primero, se acumula gran cantidad de nieve. Luego, las bajas temperaturas garantizan que la nieve acumulada se conserve durante invierno, primavera, verano y otoño. En los años, décadas y siglos que siguen, la presión de la nieve acumulada transforma las capas de nieve en hielo glaciar compacto. Hacer crecer un glaciar de forma artificial, sin embargo, es completamente diferente. Dado que se encuentran en la confluencia de tres grandes cordilleras, el Himalaya, el Karakórum y el Hindú Kush, algunas sociedades nativas han creído por siglos que los glaciares tienen vida. Creen incluso que ciertos glaciares pueden tener género masculino o femenino. Los cultivadores nativos de glaciares 'crían' nuevos glaciares al aparear fragmentos de hielo de glaciares masculinos con otros femeninos. Luego, los cubren con carbón vegetal, cáscaras de trigo, telas o ramas de sauce para que puedan reproducirse. Bajo esta cubierta protectora, estos pequeños glaciares se transforman en grandes glaciares activos que crecen año a año con cada nevada. De esta forma, sirven como fuente perdurable de agua que los agricultores usan para irrigar sus cultivos. Estas prácticas han sido emuladas por otras culturas donde la gente crea sus propios glaciares y los emplea para enfrentar los actuales desafíos de abastecimiento de agua. Consideremos Ladakh, una región desértica ubicada a gran altura en el norte de India. Se encuentra en la sombra orográfica del Himalaya y recibe, en promedio, menos de 10 cm de agua de lluvia por año. Debido a la disminución de los glaciares por el cambio climático, la escasez de agua en la región es cada vez mayor. Los nativos han comenzado a cultivar sus propios glaciares como respuesta a esta incertidumbre. Los glaciares pueden ser horizontales o verticales. Los glaciares horizontales se forman cuando los agricultores redirigen el agua de deshielo hacia canales y tuberías. Luego, bombean cuidadosamente el agua hacia unas cuencas hechas de piedra y tierra. Los aldeanos controlan con mucha atención el agua que llena estos reservorios: esperan a que cada nueva capa se congele antes de cargar la cuenca con más agua. A principios de primavera, estas piscinas congeladas comienzan a derretirse y proporcionan agua para que los aldeanos puedan irrigar sus campos. Los nativos crean glaciares verticales con el agua de deshielo de los glaciares ubicados en zonas más altas. El agua de deshielo ingresa en canales verticales y fluye hasta las zonas de cultivo, donde sale con fuerza desde una tubería que apunta hacia arriba. Cuando las bajas temperaturas se acentúan, esta agua se congela a medida que es expulsada de la tubería formando, finalmente, una escultura de hielo de 50 metros llamada 'estupa', en forma de cono de helado invertido. Esta forma invertida minimiza la cantidad del área que queda expuesta al sol en primavera y verano. Esto permite que el mini glaciar se derrita lentamente y proporcione una fuente hídrica confiable para irrigar los cultivos. Puede que estos métodos sean antiguos, pero son cada vez más relevantes a medida que los efectos del cambio climático se manifiestan en el plantea. De hecho, la gente cultiva sus propios glaciares en muchas otras regiones además de Ladakh. Gracias a su moderna tecnología para cultivar glaciares, los suizos crearon su primera estupa en los Alpes suizos en 2016. Hay proyectos para crear más de 100 en aldeas de Pakistán, Kazajistán y Kirguistán. Quizá algún día seamos capaces de perfeccionar nuestros glaciares caseros y construir así muros enteros de hielo, ya no para evitar que la gente entre sino para posibilitar la vida en las regiones más rigurosas del planeta.