Hola a todos.
Antes de empezar mi charla hoy,
me gustaría hacer un pequeño experimento.
Levantando la mano, ¿a cuántos aquí
les molesta mucho estos símbolos?
(Risas)
A muchos, en efecto.
Antes de explicarles por qué
les mandé a hacer esto,
les voy a presentar un concepto
que realmente me impresionó
llamado "la paradoja de productividad".
Desde 1971 hasta el 2015, una era
conocida como la Revolución Digital
dio lugar a Internet,
la computadora personal,
el teléfono inteligente,
y muchas cosas más.
Mientras el número de transistores
por microprocesador
--un indicador seguro
de capacidades tecnológicas--
esa medida se duplica cada dos años.
En ese mismo periodo de tiempo
el crecimiento de productividad laboral
disminuye en vez de aumentar.
Esta paradoja nos dice que
conforme la tecnología se vuelve
más avanzada y más disponible
--lo que supone que nuestros trabajos
sean más fáciles y eficientes--
la ganancia marginal en nuestra
productividad disminuye, de hecho.
Entonces, ¿qué pasa realmente con
el crecimiento de la productividad?
Mientras hay muchos factores a los
que culpar por este descenso,
como una fuerza laboral que envejece,
hay un factor en particular que
realmente me llama la atención,
ya que yo también fui "victima" de eso,
es la adicción
a la distracción tecnológica.
Verán, con una plétora
de información accesible
al alcance de la mano,
desde un clickbait irresistible
como "Las 17 verdades más impresionantes
sobre blah, blah, blah,
¡No creerás la número 9!",
hasta hilos de Reddit, videos
de YouTube, hashtags de Facebook,
y recomendaciones "también te puede
gustar" al final de cada artículo,
recibimos un suministro ilimitado
de información para nada útil.
Y, antes de darnos cuenta,
son las 23 hs y ¡debes entregar
la tarea a la medianoche!
(Risas)
Te sientes mal, trabajas arduamente
para cumplir con el plazo
con un trabajo mediocre, y te prometes
que nunca más te va a pasar.
Y luego lo hacemos todo de nuevo.
(Risas)
Las malas noticias no terminan ahí.
Luego de que escapé de la prisión
de la adicción a Internet,
a veces me atrapan imágenes
de las que alguna vez fui parte.
Imágenes de un grupo de amigos
que van a un café.
Se tomaron una selfie,
la publicaron en Instagram
y luego, silencio, todo el mundo
está viendo sus teléfonos
mientras toman el café.
Imágenes como mi compañero de clases
que despotricó durante
15 segundos de almacenamiento
y espera por su video de Netflix.
Imágenes como una niña que llora
por una "respuesta tardía" de su novio
--"han pasado diez minutos, y no ha
respondido a mi mensaje todavía" dijo--
(Risas)
O un chico que grita por un
anuncio de 15 segundos en YouTube
que sigue presionando el botón "Saltar
anuncio" hasta que rompe la pantalla.
(Risas)
El problema es que no es nuestra culpa.
Cada uno de los sitios y aplicaciones,
desde YouTube hasta Facebook,
está diseñado deliberada e
intencionalmente para ser adictivos.
"Si no estás pagando por ello,
tú eres el producto".
A diferencia de una suscripción a un
periódico, las apps de redes sociales
y los sitios web no te cobran
ni un centavo por usar sus productos.
Obviamente, aún tienes que pagar
por las tarifas de Internet.
(Risas)
Tienen todo un equipo de I+D
dedicado a maximizar el tiempo
que pasas en esas aplicaciones.
Como Aza Raskin, el inventor
del scroll infinito, que dijo:
"Detrás cada pantalla de teléfono
hay generalmente cientos
de ingenieros, literalmente,
que han trabajado en esto
para tratar de hacerlo
máximamente adictivo.
Es como si tomaran
cocaína de la conducta
y la esparcieran por toda tu interfaz,
y eso hace que vuelvas
una y otra y otra vez".
De hecho, funciones como el scroll
infinito en vez de tener que pasar páginas
o notificaciones de todo en tiempo real,
desde me gusta, comentarios, menciones,
tendencias de hashtags, mensajes, etc.,
están hechas para mantenerte
en un ciclo vicioso de impulsos
y para mantenerte en las apps
el mayor tiempo posible.
Mientras más las uses,
más cantidad de datos tienen sobre ti
para vender a los anunciantes.
Por eso ves anuncios sobre
ofertas de vacaciones en Facebook
después de buscar un vuelo en Google.
Al no darle tiempo a tu cerebro
para alcanzar estos impulsos,
los sitios web y las redes sociales,
de hecho, son más efectivas
que la cocaína y el alcohol,
en hacer que dependas de ellas,
de acuerdo a un estudio
hecho por ASU en 2015.
Del mismo modo, estudios recientes de MSU
también indican que el uso excesivo
de redes sociales puede comprometer
nuestra capacidad de tomar decisiones,
de manera similar a la drogadicción.
Esto es extremadamente preocupante
teniendo en cuenta que actualmente
muchos jóvenes tienen acceso a Internet
desde temprana edad.
La capacidad tecnológica
de enganchar a los jóvenes
liberando dopamina en sus cerebros
constantemente
puede crear una nueva generación
tóxica, impaciente, e improductiva.
La buena noticia es que nunca
es muy tarde para rehabilitarse.
Aunque yo no esté en la mejor posición
para darles consejos médicos específicos,
un enfoque que funcionó
bastante bien para mí
es designar un tiempo particular
libre de pantalla.
Al principio, va a sonar muy duro
y anti-intuitivo,
y hasta fútil, resistir a esta tentación.
Así que puede ser de ayuda empezar con
algo pequeño, puede ser 30 minutos al día,
y luego incrementarlo gradualmente.
Yo recomendaría entregarle todos
los electrónicos a un amigo confiable.
Durante este tiempo "libre de pantalla"
puedes tratar de leer un libro,
ir a caminar,
hasta pasar unos minutos meditando
y permitiéndole al cerebro
que se calme y recupere.
El primer paso en el proceso
de recuperación
--ya sea de sustancias
o conducta abusiva--
es aceptar el hecho de que eres adicto.
Será un viaje difícil, pero recuerda,
las recompensas valen la pena.
Recuperar el control de la mente
y escapar de la prisión
de la distracción constante
construida por la tecnología,
también es recuperar tiempo y energía,
que pueden usarse para terminar
el trabajo a tiempo
dormir más, ir al gimnasio,
llamar a tu abuela o contemplar la vida.
¡Gracias!
(Aplausos)
(Vítores)