Estamos en la Universidad de California, Santa Barbara para hablar de un sueño de la humanidad: la capacidad de salir de nuestro sistema solar y entrar en otro sistema solar. Y la solución está literalmente ante tus ojos. Llevo dos cosas que tú tienes... tengo un reloj, y una linterna, si no tienes una contigo, está incorporada en tu móvil. El reloj lleva el tiempo, y mi linterna ilumina mi entorno. Para mí, la ciencia es reveladora como el arte. Quiero ver la realidad de forma distinta. Cuando enciendo la linterna, lo oscuro se esclarece y de pronto puedo ver. La linterna y su luz, la cual puedes ver como sale... la luz en mi mano no solo la está iluminando, en realidad está empujándola. La luz conduce energía e impulso. Así que la respuesta no es hacer una nave espacial con linternas, con el escape saliendo por este lado y la nave yendo por aquel lado... eso lo hacemos actualmente con química. La respuesta es esta: Tomar la linterna y colocarla en lugar de la tierra, en la órbita o en la luna, luego dirigir la luz a un reflector, la cual impulsa al reflector a velocidades que se acercan a la velocidad de la luz. Pero ¿cómo hacemos una linterna tan grande? Con esto no basta, mi mano no parece ir a ninguna parte. Eso se debe a que la fuerza es muy baja. La manera de resolver este problema es tomar muchas linternas, que en realidad son láseres, y sincronizarlas al mismo tiempo. Y al juntarlas todas en una formación gigantesca, lo que llamamos una formación de fase, obtienes un sistema lo suficientemente poderoso, que, si es del tamaño de una ciudad puede impulsar una nave espacial de un tamaño cercano al de una mano, a velocidades que se aproximan a un 25 % de la velocidad de la luz. Eso nos permitiría llegar a la estrella más cercana, Proxima Centauri, que se encuentra a unos cuatro años luz de aquí, en menos de 20 años. Las primeras sondas tendrían el tamaño de una mano, y el tamaño del reflector que se usaría sería aproximadamente el de un humano, no sería mucho más grande que yo, de solo unos pocos metros en tamaño. Solo usa la reflexión de la luz de esta gran formación de láseres para impulsar la nave espacial. Así que hablemos de esto. Es muy parecido a navegar por el océano. Al navegar por el océano eres impulsado por el viento. Luego el viento dirige la vela hacia adelante por del agua. En nuestro caso, estamos creando un viento artificial en el espacio con esta formación de láseres, excepto que el viento es en realidad los fotones del mismo láser, la luz del láser se convierte en el viento sobre el cual navegamos. Es una luz bien dirigida conocida comúnmente como energía dirigida. ¿Por qué ahora esto es posible? ¿Por qué hoy podemos hablar de ir a las estrellas, cuando hace 60 años, cuando el programa espacial empezó en serio, el mundo habría dicho: "eso es imposible"? La razón de que ahora sea posible tiene mucho que ver con el consumidor y con el hecho de que estés observándome. Me observas a través de un internet de alta velocidad, dominado por la fotónica del envío de datos a través de fibra óptica. Esencialmente, la fotónica permite que internet exista como lo hace hoy en día. La capacidad de enviar enormes cantidades de datos a gran velocidad es la misma tecnología que vamos a usar para enviar la nave espacial a gran velocidad a las estrellas. En efecto, al tener una fuente infinita de propelente se puede encender y apagar a necesidad. No se deja encendida la formación de láseres que producen luz durante todo el viaje. Para una nave pequeña, se enciende unos pocos minutos y luego es como disparar un arma. Se vuelve un proyectil que se mueve balísticamente. Incluso si nosotros como humanos no estamos en la nave espacial, al menos tenemos la capacidad de enviar esa nave espacial. Queremos ver remotamente, o tener imágenes remotas y sentidos remotos de un objeto. Así que, por ejemplo, cuando vamos a Júpiter en una misión de reconocimiento, tomamos fotos de Júpiter, medimos el campo magnético, la densidad de las partículas, y básicamente exploramos remotamente. Del mismo modo que tú estás mirándome. Y todas las misiones actuales que van más allá de la luna son misiones de sentido remoto. ¿Qué esperaríamos encontrar si visitamos un planeta extrasolar? Quizá haya vida en un planeta extrasolar y podríamos ver evidencia de vida, ya sea a través de biofirmas atmosféricas o a través de una imagen dramática, podríamos ver algo de verdad en la superficie. No sabemos si hay vida en otras partes del universo. Quizá en las misiones que enviemos, encontremos evidencia de vida, o quizá no. Aunque hablar de economía pueda parecer algo inapropiado en una charla sobre viajes interestelares, es, de hecho, uno de los asuntos esenciales para lograr los viajes interestelares. Tienes que hacer las cosas para que sean económicamente asequibles para hacer lo que queremos. Actualmente, tenemos sistemas en el laboratorio que han logrado la habilidad de sincronizarse a escalas muy grandes, de unos 10 km. Hemos podido sincronizar los sistemas de láseres, y ha funcionado maravillosamente. Hemos sabido construir láseres por muchas décadas, pero es ahora cuando la tecnología se ha vuelto lo suficientemente barata, y ha madurado lo suficiente para imaginar tener enormes formaciones que literalmente ocupan km, parecidas a las granjas solares, pero en vez de recibir luz, la transmiten. Lo bello de este tipo de tecnología es que permite muchas aplicaciones, no solo el vuelo relativista de pequeñas naves espaciales, sino que permite naves espaciales de alta velocidad, vuelos a alta velocidad en nuestro sistema solar, permite la defensa planetaria, permite la eliminación de contaminación espacial, permite enviar energía a aparatos lejanos que queramos alimentar, tal como una nave espacial o bases sobre la luna u otros lugares. Es una tecnología extremadamente versátil, Es algo que la humanidad querría desarrollar incluso si no quisieramos enviar naves espaciales a las estrellas, porque es una tecnología que permite tantas aplicaciones que actualmente no son factibles. Y por lo tanto, siento que es una tecnología inevitable, porque tenemos la capacidad para ello, solo necesitamos afinar la tecnología y de alguna manera, esperar estar a la par con la economía de modo que se vuelva asequible construir estos grandes sistemas. Los sistemas más pequeños son asequibles ahora mismo. Y ya hemos empezado a desarrollar prototipos en nuestro laboratorio. Si bien no es algo que vaya a pasar mañana, ya hemos empezado el proceso, y hasta ahora, todo marcha bien. Este es tanto un programa revolucionario, en términos de ser una tecnología transformativa, como también es un programa evolutivo. Así que personalmente, no espero estar allí cuando despegue el primer vuelo relativista. Creo que podrían ser unos 30 años o más hasta que lleguemos a ese punto, o quizá más. Pero lo que me inspira es poder ver la capacidad de lograr la meta final. Incluso si no sucede mientras yo viva, puede suceder en la vida de la siguiente generación. o la generación después de esa. Las consecuencias son tan transformativas que literalmente, en mi opinión, este es el camino que debemos seguir, y debemos explorar cuales son las limitaciones, y luego como sobreponernos a ellas. La búsqueda de vida en otros planetas sería una de las exploraciones más importantes de la humanidad. y si somos capaces de hacerlo, y podemos encontrar vida en otro planeta, eso cambiaría a la humanidad para siempre. Todo en la vida es profundo. Si miras con profundidad, encontrarás algo increíblemente complejo, interesante y muy bello en la vida. Y lo mismo es cierto con nuestros humildes fotones que usamos todos los días. Pero cuando miramos hacia afuera e imaginamos algo mucho más grande, una formación de láseres sincronizados, podemos imaginar cosas que son simplemente extraordinarias en la vida. y la capacidad de ir a otra estrella es una de esas capacidades extraordinarias. (Pájaros cantando)