Ahora voy a hacer algo
que Uds. hacen todos los días.
Voy a pedirles que me juzguen ahora mismo.
'The Bumbys' lo hicieron,
así que es muy oportuno.
Echen un buen vistazo,
y descríbanme en sus cabezas.
Ahora bien, basándose en esas
descripciones, ¿cómo me clasificarían?
¿Por mi altura?
¿Por mi color de piel?
¿Por mi pelo?
¿Alguna de esas descripciones
incluye ser editora de cómics?
Quizá mi camiseta pudo haberlo delatado.
Pero no, probablemente no.
En realidad, soy una de las pocas
editoras de cómics del sur de Asia.
Creo, de hecho, que podría ser la única,
así que a las interesadas que son
del sur de Asia, es un gran trabajo.
Lo recomiendo de verdad.
¿Un grito para mis chicas? ¿No?
Está bien, perfecto.
Mi tarea como editora
de cómics es inventar cosas.
Trabajo con creadores
para contar las historias más
extrañas, maravillosas y sensacionales
de individuos aparentemente comunes
que poseen identidades extraordinarias.
Los llamamos superhéroes.
Cuando me pidieron hablar
por primera vez en este evento,
fue justo después del anuncio
de un personaje que yo había cocreado:
Ms. Marvel.
La nueva Ms. Marvel fue la primera
superheroína musulmana estadounidense
en tener su propia serie.
Era lo más obvio del mundo para mí.
Había creado un personaje
con el que me podía identificar.
Y sin embargo, fue posiblemente
la mayor publicidad que Marvel
haya visto en mucho tiempo.
Los padres nos llamaban
para agradecernos por crear un libro
que por fin podrían
compartir con sus hijas.
Los seguidores nos agradecieron
por crear un personaje
con el que se podían identificar.
Claramente, logramos llegar
a algo realmente poderoso,
algo que la gente había
deseado por largo tiempo.
Y sin embargo fue la idea más simple,
enmascarada como la más loca.
Ahora bien, para comprender
los orígenes de Ms. Marvel,
tenemos que viajar
a una tierra muy, muy lejana,
[Era Nueva Jersey]
(Risas)
hace mucho, mucho tiempo,
[No hace tanto tiempo. Soy joven]
donde una chica con cabello
rebelde y mal gusto para vestirse
nunca sintió que pudiera
encajar en ningún lugar.
No se parecía a las otras
chicas en la clase,
no podía comer los deliciosos sándwiches
de tocino que comían las otras.
Empezó a fascinarse con el tocino.
¿Qué es esa carne deliciosa?
No tenía ni idea.
Sus padres no estaban
en el consejo estudiantil.
No recibía regalos de Navidad.
Y, de hecho, tenía que llevar
una camiseta sobre su traje de baño
cada vez que hacía natación.
Claramente, esta chica era diferente.
Pero tenía una vía de escape,
y no eran sus padres, a quienes adoraba,
quienes no la entendían todavía,
ni tampoco sus tres hermanos mayores,
muy ocupados con gel
para el cabello y sables de luz
para prestarle atención.
Era algo completamente diferente.
Eran los X-Men.
¡Sí! ¡Sí!
(Aplausos)
Los X-Men eran mutantes,
individuos con genes mutados y mejorados
que se activaron en la adolescencia
y les dieron superpoderes.
Era lo más genial del mundo.
Una mujer de piel oscura y pelo
blanco que puede manipular el clima,
un gigante con pelo azul,
una chica tímida con acento
sureño que no puede tocar a nadie.
Estas personas eran
el refugio de esta chica.
Ella comprendía a estas personas,
porque también eran diferentes.
Y también ayudó que llevaran
atuendos de aspecto ridículo.
No sé, mamá, no tengo idea
de qué tratabas de lograr en esa foto.
Me disculpo.
Así que, los X-Men se aceptaron como son.
Garras de adamantio, raros hábitos
para controlar el clima, mutaciones.
Ellos se apropiaron de todo eso,
sabían quiénes eran
y lo defendían, a cualquier precio.
Cada sábado por la mañana,
cuando esta chica bajaba corriendo
las escaleras para ver ese programa,
se sentía un poco menos sola
porque habían satisfecho su necesidad
de reflejarse en el mundo exterior.
Veamos primero por qué
esa necesidad existió.
¿Recuerdan cuando les pregunté
antes sobre las categorías?
¿Por qué no piensan en las categorías
a las que Uds. pertenecen?
Yo voy a hacerlo aquí sobre mi persona.
Soy musulmana, mujer,
estadounidense, editora de cómics,
de baja estatura, perezosa, una 'nerd'...
pero no consideren esa parte.
Y lo extraño de definirse
a sí mismo de esa forma
es que simplifica quién eres.
¿Cómo abarcar todo
lo que soy con una etiqueta?
Algunas de esas etiquetas
son las que elegimos,
otras son con las que nacemos
y otras son asignadas por los demás.
Pero todas vienen
con nociones preconcebidas
suposiciones y expectativas
de lo que significan.
Así que si soy musulmana,
la gente podría esperar
que me cubra la cabeza,
que no me relacione con hombres,
que no beba alcohol.
Otros podrían suponer
que soy una terrorista,
y no lo soy,
que odio a los estadounidenses.
De hecho, soy estadounidense,
y no me odio a mí misma...
a veces,
que soy una mujer oprimida,
pero soy muy terca para serlo.
Pueden preguntar a mis pobres
padres, que lidian con eso cada día.
Al permitir que otros nos definan,
inherentemente aceptamos
que son definiciones ciertas,
sean conscientes o no.
En algún punto, la línea entre
la perspectiva y realidad se difumina.
Cuando otros nos dicen, constante
e incesantemente, quiénes somos,
cuando permitimos que otros nos definan,
tanto si son los medios, nuestros
padres, nuestros amigos,
comenzamos a aceptar una definición
de nosotros mismos que no hemos elegido.
Nos volvemos una versión fragmentada
de la persona que estamos destinada a ser.
Recuerdo que durante la secundaria,
justo después del primer
atentado al 'World Trade Center',
fue un momento muy confuso
para mí por muchas razones,
pero particularmente
porque fue la primera vez
que mi religión se convirtió
en sinónimo de violencia
de una forma tan pública.
Entré en la escuela a la mañana siguiente,
y un compañero con el que
nunca había hablado antes
me tocó el hombro, y me dijo:
"Oye, dile a tu gente
que paren de atacarnos".
Estaba confusa, herida, sorprendida.
"¿Nosotros?".
Pensé que yo era parte de ese "nosotros".
Ciertamento yo no era "ellos", ¿o sí?
Esa fue la primera vez
que vi cómo el mundo percibe
la categoría a la que pertenezco.
Nombres como Muhammed, Ahmed, Sharif,
nombres con los que crecí toda mi vida,
fueron igualados con términos
como "terrorista", "incitador
al odio", "enemigo".
Me enfadé con esos hombres que
convirtieron mi fe en un arma de venganza,
y al mismo tiempo con los medios
por propagar esos estereotipos.
Oscilé entre la defensa propia
y la autoestima baja,
entre el orgullo y la vergüenza.
¿Quién era? ¿De qué lado estaba?
¿Dónde encajaba?
No tenía ni idea.
Durante años, me comparé constantemente
con imágenes que no
se parecían en nada a mí.
No me veía reflejada en la tele,
ni en el aula, ni en las revistas.
Y de repente, mi cara apareció en todas
partes con una gran X roja sobre ella.
¿Por qué me sentí tan indecisa
e insegura sobre mi identidad?
Les diré una palabra técnica
del ámbito socio-psicológico
que me haga parecer inteligente.
Existe la llamada
"amenaza del estereotipo",
según la cual los individuos
de un grupo particular
internalizan y reaccionan a estereotipos
negativos asociados con ese grupo.
Entonces, como tengo tanto
miedo de que la gente piense
que todas las cosas malas
que otros dicen sobre mí sean ciertas,
a veces, no muestro lo mejor de mí.
Rindo menos de lo esperado,
ya sea en el ámbito académico o social.
Definitivamente, tenía
un motivo para ser introvertida.
Y básicamente eso significa
que actúas contra tu verdadera naturaleza
porque tratas constantemente
de cumplir con las expectativas de otros
o de negar sus suposiciones.
Enmascaras quién eres realmente.
¿Cómo evitamos estas amenazas?
Sí, tienen razón: ¡con más jerga!
Hay algo llamado
"teoría de la neurona espejo".
Significa que las neuronas
reaccionan de la misma forma
sin importar si realizas la acción o no.
Es decir que si los veo comer
una hamburguesa realmente deliciosa,
mi cerebro reacciona de la misma forma
como si yo misma estuviera comiendo
esa deliciosa hamburguesa.
Es por eso que 'Food Network'
tenga quizá la mejor programación
de todos los tiempos.
¡El único programa que veo!
Ahora, imaginen si lo que
vemos en los medios
reflejara de manera positiva
al grupo al que pertenecemos.
¿Cómo reaccionaría nuestro cerebro?
¿Cómo cambiarían nuestras percepciones?
Ese fue el secreto del éxito
de la serie "The Cosby Show",
la revolucionaria e inteligente comedia
que ayudó a cambiar la visión
que se tenía de los afroestadounidenses.
Fue el primero en su tipo.
Al centrarse en las pruebas
cómicas y las tribulaciones
de una familia exitosa y adorable
de afroestadounidenses,
eliminó las limitantes etiquetas de raza
y ayudó a redefinir simplemente qué
significa ser una familia estadounidense,
todo a través del poder de una historia.
Así como recurrimos a los medios
para conocer las duras
realidades de la humanidad,
buscamos historias para encontrar
alguna conexión emocional con ellas.
Las historias nos muestran
el interior del espíritu humano,
sus obstáculos y potenciales.
Y despiertan en nosotros
el deseo de forzar al máximo
nuestra imaginación.
Nos desafían y obligan buscar
quiénes somos realmente
con la esperanza
de conectar nuestras almas,
y por esa razón, son sagradas.
Y al mismo tiempo,
pueden ser escudos contra
las amenazas a nuestra alma,
las amenazas a nuestra identidad.
La teoría de la neurona-espejo dice
que es la naturaleza humana
seguir a las masas.
Repetimos o creemos lo que
la gente nos dice que creamos,
sobre otros y sobre nosotros mismos.
Entonces ¿por qué no contar historias
que empoderen, tengan aspiraciones
y nos desafíen a ser mejores?
(Aplausos)
Eso es exactamente lo que hacen
las historias de superhéroes.
La historia de los cómics
es sobre los inadaptados,
sobre héroes poco convencionales,
sobre la habilidad de crear grandeza
donde alguna vez hubo duda.
El sencillo Peter Parker,
el tímido que es molestado
e incomprendido,
es picado por una araña radioactiva
que le da poderes extraordinarios
y responsabilidades extraordinarias.
Aun así, su camino está lleno de villanos
que dudan de su determinación,
que amenazan a sus seres queridos,
que amenazan sus decisiones de vida.
Y sin embargo, Spider-Man, siendo
el héroe que es, siempre regresa,
siempre le gana al tipo malo,
y siempre consigue a la chica,
o chicas, en el caso de Spider-Man.
Mucho drama amoroso ahí.
Por 75 años, Marvel ha estado contando
historias de marginados tras una máscara.
Es a través de sus defectos y deseos que
conectamos con el corazón del personaje,
para que cuando emerja como héroe,
tengamos una razón real para defenderlo
porque comprendemos
esas dificultades también, ¿o no?
Y también queremos dejarlas atrás.
Los héroes eligen luchar contra
lo injusto, proteger inocentes,
para volver a inclinar
la balanza hacia el lado del bien,
no importa cuánto se sacrifiquen.
Están dispuestos a morir por ello
porque han decidido ser quienes son.
Y lo defenderán a cualquier precio.
Así que cuando esa niña se sentaba
prestando absoluta atención,
todos esos años atrás,
frente a su televisor,
viendo los X-Men,
no fue solo porque la habían llevado
a una aventura asombrosa.
Es porque le dijeron que
estaba bien ser diferente.
De hecho, tenías que luchar por ello.
Porque todos queremos
ser héroes, ¿no es así?
¿Y no sería genial si los héroes
fueran como nosotros?
¿Por qué un personaje como Kamala Khan
tiene la aceptación de tanta gente?
Como el primer hombre araña
afroestadounidense latino, Miles Morales,
Kamala Khan es mucho más
que un simple ícono de la cultura pop.
Ella vino
en respuesta al deseo subconsciente
de la gente por sentirse representada,
como esas chicas
musulmanas estadounidenses,
afectas al tocino, bajitas
y 'nerds' como yo
y como cualquier otra persona,
independientemente de su género,
sexualidad, raza, religión,
que simplemente se sienten inadaptados.
En la serie de Ms. Marvel,
Kamala Khan es solo una chica
que trata de adaptarse.
Está constantemente negociando
y renegociando quién es ella
y todas las reglas que vienen con ello.
¿A dónde pertenece ella?
No tiene ni idea.
Está aún tratando de encontrar
ese viaje hacia su auténtico yo.
Pero todo lo que sabe
es que no quiere estar limitada
por las etiquetas que se le imponen.
En realidad, la historia de Kamala Khan
es la historia de todos,
la de confrontar las etiquetas
que nos han asignado,
darles forma y redefinirlas
hasta descubrir quién eres realmente
y qué crees en verdad.
Uno de mis lemas favoritos,
que de hecho tengo escrito
en un papelito adhesivo
sobre mi computadora,
lo miro todos los días,
y fue dicho por un poeta llamado Rumi.
Y dice:
"No te conformes con las historias
de cómo le han ido las cosas a los demás.
Revela tu propio mito".
Y ese es nuestro desafío.
Cada uno de nosotros, sin importar
las categorías que hayamos heredado,
debemos revelar nuestro propio mito.
Y no será sencillo.
Constantemente soportamos,
reorganizamos, reinventamos
las expectativas de los demás
sobre nosotros mismos cada día.
Pero con cada palabra que escribimos
en el relato de nuestras vidas,
nos acercamos más a descubrir
qué hay debajo de nuestras máscaras,
tal vez enorgulleciéndonos del auténtico
inadaptado, ese loco en nuestro interior.
Eso sí: será una lucha, seguro.
Pero esa batalla por el alma,
por el auténtico yo,
vale la pena, ¿o no?
Es audaz, es valiente.
De hecho, diría que es heroico.
Ahora es el turno de ustedes.
Cuéntenme su historia.
Gracias.
(Aplausos)