Durante mi niñez en Irlanda, teníamos un 0 % de inmigración. Yo era la persona de tez más oscura de toda la zona. (Risas) Apenas bronceado. Decían: "Mírenlo ... es sospechoso." (Risas) Hoy día, la inmigración llega a un 17 %, y somos uno de los únicos países del mundo en donde no hay ningún partido político en el parlamento opuesto a la inmigración. Uno de los únicos. Y es así porque nos hemos metido en el árbol genealógico de todos. (Risas) Muchos de Uds. ni siquiera lo saben ... (Risas) hasta el día en que reciben los resultados de la prueba de ADN. Y dicen: "¡Mira esto, soy un 23 % irlandés!" (Risas) Todo este tiempo pensando que era filipino. (Risas) Hace tres años nos convertimos, por voto popular, en el primer país del mundo que legalizó el matrimonio gay. Uno de los países más católicos que hay le preguntó a su pueblo: "¿Qué piensan del matrimonio gay?" Y colectivamente dijimos: "Si, ¿por qué no?, hagámoslo." (Risas) Para darles una idea, en 1993 la homosexualidad era ilegal en Irlanda. Y hace más de un año encontramos a un tipo que era medio indio y gay, y lo nombramos Primer Ministro. (Risas) Si van a lugares como EE.UU donde yo vivo ahora, verán que todavía debaten el votar a una mujer como la primera presidenta. En Irlanda, hace 21 años que tenemos mujeres presidentas. Somos el primer país del mundo que ha tenido presidentas continuamente. Nosotros ya avanzamos hasta tener gente gay y medio india. (Risas) Como si nos hubieramos despertado con resaca por allá. (Risas) En Irlanda ni tenemos un barrio chino. Los dejamos que vivan con nosotros. (Risas) (Aplausos) Todas estas cosas ocurrieron durante una fracción de mi vida. Como si nuestras vidas experimentaran grandes cambios, cambios enormes, todo el tiempo, a nuestro alrededor. Pero por algún motivo, cuando se trata de una cosa en particular, de un sentimiento en particular, creemos que realmente no se puede cambiar. El miedo. Hace poco hice un experimento. Fue hacer lo que más temía, cada día, durante un año. Fue un plan espantoso. Especialmente porque cuando iba a la facultad, mi apodo era Shakin´ (Tembloroso) Stevens, como el icono de la música, me imagino, si lo conocen de esa época. Y no lo era por mi destreza musical. No sé si les pasó alguna vez, cuando se ponen de pie frente a un grupo de personas, y tienen que hablar, o tienen un papel en la mano cuando están hablando, y se preguntan: "¿Por qué tiembla el papel? ¿Por qué estoy temblando al hablar?" Eso me pasaba todo el tiempo, y era aún peor. Me pasaba por todo el cuerpo. El temblor me pasaba por los hombros, iba a las caderas, e involuntariamente, (Risas) empezaba a ser un bailarín de salsa irlandés. Pero - (Risas) Era tan malo que la gente venía a verlo. (Risas) Es una cosa muy irlandesa eso de decir: "Miren como se desmorona. Hay que verlo." (Risas) Debería haber sabido, debería haber recordado, que era posible cambiar, pero por algún motivo, creo que para muchos de nosotros, cuando se trata del miedo, nos olvidamos de que tenemos el poder de cambiarlo. A veces solo hace falta un catalizador para impulsar el cambio. A mi me pasó del peor modo posible. Un amigo mío, Arash, uno de esos que disfrutan del aire libre y son de lo más atléticos que se imaginen, en solo 96 horas pasó de escalar el sendero John Muir en California, a yacer en el hospital John Muir, rodeado de médicos que le decían que ya no volvería a caminar por una lesión de la médula espinal. Él no quería aceptar ese pronóstico. Ninguno de sus amigos quería aceptar ese pronóstico, y entre todos empezaron a recolectar fondos en su nombre para que pudiera cumplir su meta de volver a caminar. Y eso me impresionó bastante. "Quizás puedo hacer algo para ayudarlo", me dije. Así que - como de casualidad mi vecino es un comediante, le pregunté: "¿Te interesaría participar en un show de comedia, un acto benéfico? Y me contestó que sí. Y le dije a Arash: "Hagamos este show para recaudar fondos." Me contestó: "Es una idea fantástica. ¿Vas a hacer de anfitrión?" Dije: "Oh no." No conocía lo de Shakin´ (Tembloroso) Stevens. (Risas) Hasta ese momento, habría descrito hablar en público como mi mayor temor, y como un miedo paralizante. Pero estando allí de pie, con tu amigo sentado en una silla de ruedas, mirándote, esa no es la palabra que uno jamás querrá volver a usar ... (Risas) para describir un temor. Eso parecía ser un poco ridículo. Como irlandeses en grupo, cabe decir que odiamos hablar en público. Pero como irlandeses en grupo, nos encanta hablar. (Risas) Nos encanta. "¿Hablas con otras personas?" "Claro, todo el tiempo." "¿En público?" - "Si, seguro." "¿Y hablar en público?" "Oh no, no, no. (Risas) Eso no." De repente, parecía no tener sentido. Así que era hora de por lo menos tratar de superar toda esta tontería del miedo. ¿Y a quién se puede pedir ayuda? ¿Quiénes saben del tema o a quién recurrir? Y yo era un fanático de la teoría popularizada por Malcolm Gladwell, que dice que tardamos 10 000 horas en practicar algo hasta dominarlo. Y, ¿quienes eran los expertos en hablar en público? La respuesta parecía ser poco convencional pero obvia. Si los comediantes de stand-up hacen esto más que nadie. Deben conocer todos los trucos. Resulta que un comediante promedio que ejerce la comedia de stand-up, si es bueno, tarda un promedio de siete años en ganarse la vida haciendo stand-up. Los muy dedicados, estiman pasar unas cuatro horas diarias haciendo cosas que de algún modo están conectadas a su oficio. Cuatro horas diarias, durante siete años, representan cerca de unas 10 000 horas. Y lo hacen en las peores condiciones posibles. Imagínense, yo vivo en EE. UU. Ellos tienen un día duro y dicen: "Hoy es un día muy emocional. Estoy súper ansioso. Fui al supermercado. Y no había aguacates. Fue terrible. (Risas) Fui a Bikram yoga, y un tipo se tiró un pedo. Fue un no, no, es demasiado para mí. Subí cuatro fotos a Instagram. Nadie les dió un "me gusta", ni mi madre. Ahora voy a este club de la comedia, y para mejorarlo, añado alcohol, me siento allí, me cruzo de brazos, miro fijo a una persona y digo: `Hazme reir´". (Risas) Parece ser el peor sitio posible para eso. Así que mi plan empeoraba cada vez más. No solo iba a tratar de hablar en público durante un año, iba a ser comediante de stand-up por un año. Y culpo a los estadounidenses por este terrible plan. Ellos son más positivos que los irlandeses ... a veces injustificadamente. Por ejemplo, te apoyan en todo. Si dices: "Voy a dejar el trabajo. Es un buen trabajo pero voy a vender pinguinos inflables por Internet." Ellos contestan: "Qué buen plan. (Risas) Trata de hacerlo. Anímate. Choca los cinco". (Risas) A veces uno ignora a los irlandeses que dicen: "Presta atención. Saca esos pinguinos de Internet, que avergüenzas a la familia." (Risas) Me recordaron un poco de esto los medios sociales: publiqué un vídeo mío haciendo kitesurf debajo del puente Golden Gate. Pensé, "Va a generar muchos me gusta." Lo publiqué y empezaron a entrar comentarios de los norteamericanos: "Tío, esto es increíble. Continúa." El comentario siguiente: "Dios mío. Parece que tuviste un día perfecto. Espero que lo hayas pasado genial." Un comentario irlandés: "Espero que un tiburón te muerda las pelotas." (Risas) Y ese era de mi madre. (Risas) Por lo tanto, puedo decir, que no estaba listo para contarle mi plan a los irlandeses. Tenía que ocultárselo. Y es bastante difícil cumplir las horas necesarias en el escenario para tener experiencia como comediante si no se tiene experiencia. Así que tuve que fingir haber estado en lo de la comedia por un tiempo. Los norteamericanos no podían pronunciar mi apellido, díficil hasta para los irlandeses: Nihill. Así que me llamaban Dave el irlandés. Y yo decía: "Bueno, ese sobrenombre artístico suena terrible." Se trataba de que yo ya era conocido como comediante en Irlanda, y que estaba de paso por Norteamérica. Tenía que parecer haber estado por ahí durante bastante tiempo. Dave el irlandés, por qué no, le hice un sitio web, lo hice parecer muy presentable online. Le di Facebook, seguidores por Facebook, que era controvertido en ese entonces, que solo se podían comprar por Internet. (Risas) Y fui muy conocido por un tiempo ... (Risas) especialmente en la India. (Risas) El primer espectáculo que di consistió en cinco mujeres y yo. Ese espectáculo se llamaba "De entrada, estrógeno, con guarnición de pelotas." Yo era la guarnición de pelotas. (Risas) Un gran momento como se imaginarán. Por suerte, tuvo salida, y empecé a actuar en clubes, espectáculos y festivales de la comedia. A final de año, me encontré en un escenario frente a 1400 personas en el concurso más importante de narraciones de Norteamérica. Y estoy a punto de meter la pata. Porque, después del cuento, te juzgan frente a todos los otros. Es como participar en las Olimpiadas. Suben un cartel con la puntuación de 0 a 10 que te han concedido. Suena espantoso. Es como perder la virginidad, y que alguien se te acerque a la cama ... y te den un 2. (Risas) Hay posibilidad de mejorar. (Risas) Lo gracioso es que al final yo había aprendido que los comediantes aprenden por las malas. Hicimos ese evento para Arash. Salió bien, muy bien. Nadie vió a Shakin' (Tembloroso) Stevens. Lo que estaba aprendiendo mediante repetición y conocimientos de este grupo de gente, no era a superar el miedo, sino a como manejarlo, y en mi caso, a ocultarlo. Creo que eso es algo que nos venden bastante. "He aquí otro método fácil de superar el miedo." Uno tal vez nunca lo supere, pero por lo menos díganme como manejarlo, como parar a Shakin' (Tembloroso) Stevens. Y gran parte fue solo decírselo a uno mismo que no está nervioso. Por supuesto que lo está. Está sudando, y es como si vuelve el baile de salsa, y la gente dice: "Dite que estás entusiasmado." Miren como fue hoy con 2000 de Uds.: "Ah, estoy tan entusiasmado." (Risas) Así que me encontré en el escenario, 1400 personas, y con tres comediantes de unos diez en este concurso de narración. Mi teoría es que son los grandes maestros, 1, 2 y 3. Y Arash se enteró de que estoy en esto bajo el astuto apodo de Dave el irlandés, y vino, así que están todos en la audiencia. Estoy metiendo la pata. No tengo mariposas en el estómago, tengo palomas. Si me hubieran tocado la mano antes de subir al escenario, parecía un pescado, hacía así. (Risas) Si me hubieran abrazado, como hoy, hubieran pensado que abrazaban a uno que salió de la ducha. Y uno se dice: ¿Qué está pasando? Solo de trataba de ocultarlo, ¿si? Y estamos en ese concurso, en ese entonces había autopublicado un libro sobre mi experiencia y lo había vendido a una editorial, que dijo: " Hace falta otro final." Y me dije: "Ganar este concurso sería un buen final." Así fue que al final del concurso - 1, 2 y 3, como había predicho, eran los comediantes - yo estaba ganando y solo quedaba una persona. Y esta mujer - sin experiencia ni adiestramiento - sube al escenario. Es fantástica y arrasa con todo. Los otros se quedaron hechos polvo, riéndose de todo, y ganó ella. "Oh bueno, este es mi final." Y dije: "¿Cómo hiciste eso?" Estaba fascinado. Yo me preparé durante mucho tiempo, y tú arrasaste con todos. "He estado observado mucho a los comediantes. Leí mucho sobre el tema." Y le pregunté: "¿Qué leíste? Cuentame. ¿Algo súper útil? Voy a publicar un libro sobre el tema." Y respondió: "Este." Buscó sus notas y dijo: "Este libro me fue muy útil. '¿Hablas de forma divertida?' de un tal David Nihill." (Risas) "Me ganaste con mi propio libro." (Risas) ¡Oh!, y pensé, bueno, ahí se acaba la cosa Conté la historia, y sin duda alguna, una semana después, un tipo me contacta. " ¿Te interesaría dar una charla de TED? Me gustó tu historia. ¿Te gustaría compartirla?" Y yo le dije: "Ajá, este sería un buen final." "Espera un momento. Tengo un amigo, Arash, y él es la razón por la que me metí en todo este lio, y así comenzó esta locura. Su historia es más poderosa y mejor que la de nadie que haya oído nunca. ¿Puedo enviarte un pequeño vídeo de él? Hizo una carrera de práctica usando técnicas de comediantes. ¿Puedo enviarte eso? ¿Quizás te interese contratarlo?" Y lo contrató en vez de mí. Y yo estaba atrás del escenario cuando Arash recibió una ovación de 51 segundos y les contó a todos cómo se preparó durante todo un año, manteniendo el secreto, con el fin de ponerse de pie usando sus propias piernas, para proponerle matrimonio a su hermosa novia, mirándola a los ojos. No quería hacerlo desde su silla de ruedas. Ella dijo que sí, por supuesto. Así que, al final, se puso de pie desde su silla, en el escenario, cosa que le habían dicho que nunca volvería a hacer. Ella se unió a ellos, y todos enloquecieron. Y se me pone la piel de gallina al contarlo. El evento de comedia que hicimos pasó a ser un evento recurrente la "Comedia para la columna". Hoy, hemos recaudado para la gente con lesiones de la columna más de 45 000 USD. Arash escribió un libro - (Aplausos) un libro sobre su experiencia. Fundó una sociedad sin ánimo de lucro. Sigue recuperándose, y sigue inspirando a los que lo rodean. Dentro de seis semanas, en este mismo salón de Manchester, planean un acto musical. Irónicamente, se llama Shakin' (Tembloroso) Stevens. (Risas) ¿Cuál era la probabilidad? Si sacamos algo de esta locura, es que nuestras vidas pasan por muchos cambios, y, muchas veces, podemos conducir y controlar ese cambio más de lo que creemos, ya sea por medio de un movimiento de baile involuntario, una sensación, o un país entero. Quizás no podamos superar el miedo, pero con ayuda de las personas adecuadas, creo que se puede aprender a manejarlo. Si hablar en público es uno de sus peores miedos, como lo es para mí y para muchos otros, traten de decirse que están entusiasmados, sin importar cuántos los miran. Recuerden, que al fin y al cabo, solo se trata de compartir su historia. Uds. lo saben mejor que nadie, y nunca saben lo que va a suceder cuando lo cuenten. Y si les hace falta, pídanle ayuda a un comediante. Creo que son los grandes maestros. Muchas gracias. (Aplausos)