Mi hermano Chuks y mi mejor amigo son parte del equipo organizador, así que cuando me invitaron a venir, no pude decir que no. Pero estoy muy feliz de estar aquí. ¡Qué fantástico equipo de personas preocupadas por África! Me siento muy humilde y muy feliz de estar aquí. También me han dicho que la niña más hermosa de todo el mundo está en el público su nombre es Kamzia Adichie y quisiera que se pusiera de pie... ¡Es mi sobrina! (Aplausos) Me gustaría comenzar hablándoles de uno de mis mejores amigos, Okuloma. Okuloma vivía en mi calle y me cuidaba como un hermano mayor. Si me gustaba un chico, le pedía a Okuloma su opinión. Okuloma murió en el conocido accidente aéreo de Sosoliso en Nigeria en diciembre de 2005. Hace casi exactamente siete años. Okuloma era una persona con la que podía discutir, reírme y hablar de verdad. También fue la primera persona que me llamó feminista. Tenía unos 14 años, estábamos en su casa, discutiendo. Los dos erizados por alguna información de libros que habíamos leído. No recuerdo de qué se trataba esa discusión, en particular, pero recuerdo que mientras discutía y discutía, Okuloma me miró y dijo: "Sabes, eres feminista." No era un cumplido. Podía notar por su tono de voz, el mismo tono que usarías para decir "Tú apoyas el terrorismo." (Risas) No sabía exactamente qué significaba "feminista", y no quería que Okuloma supiera que yo no lo sabía, así que lo dejé pasar y seguí discutiendo. Lo primero que planeaba hacer al llegar a casa, era buscar la palabra "feminista" en el diccionario. Ahora adelantemos unos años después, escribí una novela y era sobre un hombre que entre otras cosas golpeaba a su mujer y cuya historia no termina muy bien. Mientras promocionaba la novela en Nigeria, un periodista, un hombre bien intencionado, me dijo que quería darme un consejo. Y para los nigerianos aquí, estoy segura que saben bien lo rápido que nuestra gente da consejos no solicitados. Me dijo que la gente decía que mi novela era feminista y el consejo que me daba era... —mientras movía la cabeza tristemente y hablaba— que nunca debería llamarme a mí misma feminista porque las feministas son mujeres infelices porque no pueden conseguir maridos. (Risas) Así que decidí llamarme a mi misma una "feminista feliz". Entonces una académica, una mujer nigeriana me dijo que el feminismo no era nuestra cultura, y que no era africano, y que yo me llamaba feminista porque los "libros occidentales" me habían corrompido. Esto me asombró, porque muchas de mis primeras lecturas eran claramente no-feministas. Creó que leí cada una de las novelas románticas de Mills y Boom publicadas antes de los 16 años. Y cada vez que intentaba leer esos libros llamados "clásicos femeninos", me aburría. Y me esforzaba mucho para terminarlos. Pero bueno, puesto que el feminismo era no-africano, decidí que ahora me llamaría a mi misma "feminista africana feliz". Así que era una feminista africana feliz que no odia a los hombres y a quien les gusta los pintalabios y que usa tacones altos para ella, no para los hombres. Mucho de esto era un poco en broma, pero había feministas con cargas tan pesadas, carga negativa. Odias a los hombres, odias los sostenes, odias la cultura africana, este tipo de cosas. Les explicaré una historia de mi infancia. Cuando estaba en la escuela primaria, mi maestra dijo al comienzo del periodo que pondría un examen y quien tuviera la calificación más alta sería el vigilante de clase. Ser el vigilante de clase era algo grande. Si uno era vigilante de clase, escribía los nombres de quienes hacían ruido, lo que por sí ya daba mucho poder. Pero la maestra también te daba un bastón para llevar en la mano caminando y patrullando por la clase en busca de los ruidosos. Claro que uno no tenía permiso para usar el bastón. Pero era una expectativa emocionante para mí con mis 9 años. Tenía muchas ganas de ser la vigilante de clase. Y tuve la mayor calificación en el examen. Entonces, para mi asombro, la maestra dijo que el vigilante debía ser un niño. Se había olvidado de aclararlo antes porque había asumido que era... obvio. (Risas) Un niño tuvo la segunda calificación más alta en el examen y él sería el vigilante. Ahora algo más interesante todavía es que el niño era un alma dulce y gentil que no tenía interés en patrullar por la clase con el bastón, mientras yo sí que quería hacerlo. Pero yo era mujer, y él era hombre, así que él se convirtió en el vigilante de clase. Y nunca he olvidado ese incidente. Frecuentemente cometo el error de pensar que algo que es tan obvio para mí es obvio para todos los demás. Por ejemplo, mi querido amigo Louis. Louis un hombre brillante y progresivo, con él que conversaba, y me decía "No entiendo a qué te refieres con las cosas son diferentes o más difíciles para las mujeres. Tal vez en el pasado, pero no ahora." Y no entiendo cómo Louis no podía ver lo que parecía tan obvio. Entonces una noche en Lagos, Louis y yo salimos con unos amigos. Y para quienes no están familiarizados con Lagos, hay una cosa maravillosa y particular de Lagos el hombre energético que está delante de los comercios y que dramáticamente te "ayuda" a estacionar el auto. Yo estaba impresionada con la teatralidad particular del hombre que nos ayudó a encontrar un lugar para aparcar aquella noche. Así que al irnos decidí que quería dejarle una propina. Abrí mi bolsa, metí la mano en la bolsa, saqué dinero que había ganado con mi trabajo, y se lo di a este hombre. Y él, este hombre tan agradecido y muy muy feliz, tomó el dinero, miro a Louis, y le dijo "¡Gracias, señor!" (Risas) Louis me miró sorprendido y preguntó "¿Por qué me lo agradece? Yo no le di el dinero." Entonces vi la cara de Louis al entenderlo. El hombre creyó que el dinero que yo tenía era de Louis. Porque Louis es hombre. Los hombres y las mujeres son diferentes. Tenemos diferentes hormonas, tenemos diferentes órganos sexuales, tenemos diferentes habilidades biológicas, las mujeres pueden tener bebés, los hombres no. Al menos no todavía. Los hombres tienen testosterona y, generalmente, son más fuertes que las mujeres Hay unas cuantas más mujeres en el mundo que hombres, cerca del 52 % de la población mundial son mujeres. Pero la mayoría de las posiciones de poder y prestigio la ocupan hombres. La fallecida premio Nobel de la paz keniana, Wangari Maathai, lo dijo bien y de forma sencilla: "Entre más alto subas, menos mujeres hay." En las recientes elecciones en EE. UU. oíamos algo sobre la Ley Lilly Ledbetter, Y si vamos más allá de la aliteración del nombre de esa ley, se trata de un hombre y una mujer haciendo el mismo trabajo con las mismas capacidades, y el hombre recibe más salario por ser hombre. Así que de la forma literal, los hombres dirigen el mundo, y esto tenía sentido hace mil años porque los seres humanos vivían en un mundo donde la fuerza física era lo más importante para sobrevivir. La persona con mayor fortaleza física tenía más probabilidades de ser líder, y los hombres, en general, son físicamente más fuertes. Claro, hay excepciones. Pero hoy vivimos en un mundo muy diferente. La persona con más probabilidades de ser líder ya no es la persona físicamente más fuerte, es la persona más creativa, la más inteligente, la más innovadora, y no hay hormonas para estos atributos. Un hombre tiene la misma probabilidad que una mujer de ser inteligente, de ser creativo, de ser innovador. Hemos evolucionado, pero, creo, que nuestras ideas de género aún no lo han hecho. Hace algunas semanas entré en uno de los mejores hoteles nigerianos. Pensé en decir el nombre del hotel, pero pensé que probablemente no debería. Un guardia en la entrada me detuvo y me hizo preguntas molestas, porque su suposición automática es que una mujer nigeriana entrando sola a un hotel es una prostituta. Y por cierto, ¿Por qué estos hoteles se centran en la oferta visible en vez de la demanda de prostitutas? En Lagos no puedo entrar sola a muchos bares y discotecas "respetables" . Simplemente no te dejan entrar si va una mujer sola, tienes que ir acompañada por un hombre. Cada vez que entro en un restaurante nigeriano con un hombre, el camarero saluda al hombre y a mí me ignora. Los camareros son productos... en esto algunas mujeres piensan "¡Sí! ¡Yo he pensado eso." Los camareros son productos de una sociedad que les ha enseñado que los hombres son más importantes que las mujeres. Y sé que los camareros no tienen la intención de dañar. Pero una cosa es saberlo intelectualmente y otra es sentirlo emocionalmente. Cada vez que me ignoran, me siento invisible. Me siento triste. Quiero decirles que soy tan humana como el hombre, y que tengo el mismo derecho al reconocimiento. Estas son cosas pequeñas pero algunas veces son las pequeñas cosas las que más duelen. Hace no mucho escribí un artículo sobre lo que significa ser joven y mujer en Lagos, y los impresores me dijeron "Qué enojo." ¡Claro que había enojo! (Risas) Estoy enojada. El género como funciona hoy es una grave injusticia. Todos deberíamos estar enojados. El enojo tiene una larga historia de transformaciones positivas; pero además de estar enojada, también tengo esperanza. Porque creo profundamente en la habilidad de los seres humanos de hacerse y rehacerse a ellos mismos para mejorar. El género importa en todas las partes del mundo, pero me gustaría centrarme en Nigeria y en África en general, porque es lo que conozco, y donde está mi corazón. Y hoy me gustaría pedir que empecemos a soñar un plan un mundo diferente, un mundo más justo; Un mundo de hombres y mujeres más felices más honestos con ellos mismos. Y así es cómo empezar: debemos educar a nuestras hijas de forma diferente. Debemos también educar a nuestros hijos de forma diferente. Hacemos un gran daño a nuestros hijos por cómo los educamos; reprimimos la humanidad de los niños. Definimos masculinidad en una forma muy estrecha, la masculinidad se convierte en esta pequeña jaula dura y ponemos a los niños dentro de estas jaulas. Enseñamos a los niños a tener miedo del miedo. Les enseñamos a los niños a tener miedo de la debilidad, de la vulnerabilidad. Les enseñamos a enmascarar sus verdaderas personalidades porque tienen que ser, como decimos en Nigeria, "¡hombres duros!" En la escuela secundaria, un niño y una niña, ambos adolescentes ambos con la misma cantidad de dinero en la bolsa, saldrían y se esperaría que el hombre siempre pagara para demostrar su masculinidad. Y aún así nos preguntamos por qué los niños son más propensos a robar dinero de sus padres. ¿Qué pasaría si los niños y niñas fueron educados a no ligar la masculinidad con dinero? ¿Qué pasaría si la actitud no fuera "el hombre tiene que pagar" sino, "quien más tiene debe pagar"? Ahora claro, gracias a la ventaja histórica, son en su mayoría los hombres quienes más tendrían hoy, pero si empezamos a educar a los niños de manera diferente, entonces en 50 años, en 100 años, los niños ya no tendrán la presión de demostrar su masculinidad. Pero por mucho, lo peor que hacemos a los hombres, es hacerles creer que tienen que ser duros, es que los dejamos con egos muy frágiles. Entre más "duro", se sienta un hombre obligado a ser, más débil es su ego. Y entonces hacemos mucho más daño a las niñas porque las educamos a atender los egos frágiles de los hombres. Enseñamos a las niñas a inhibirse, a hacerse más pequeñas, les decimos a las niñas, "Puedes tener ambición, pero no mucha." "Debes buscar ser exitosa, pero no muy exitosa, sino serás una amenaza para el hombre." Si eres quien trae el dinero en tu relación con el hombre, tienes que intentar que no sea así, especialmente en público, sino lo vas a castrar. Pero ¿y si cuestionamos la premisa misma? ¿por qué el éxito de la mujer sería una amenaza para el hombre? ¿Y si decidiéramos simplemente deshacernos de esa palabra? y creo que no existe una palabra en inglés que me desagrade más que "castración". Un conocido nigeriano me preguntó una vez si estaba preocupada de que los hombre se fueran sentir intimidados por mí. No estaba preocupada en lo absoluto. De hecho no se me había ocurrido preocuparme porque un hombre intimidado por mí es exactamente el tipo de hombre en el que no estaría interesada. (Risas) (Aplausos) Aún así me conmovió esto. Porque soy mujer, se espera que aspire al matrimonio; se espera que tome las decisiones de mi vida siempre teniendo en mente que el matrimonio es lo más importante. Un matrimonio puede ser una cosa buena; puede ser fuente de alegría amor y apoyo mutuo. ¿Pero por qué enseñamos a las niñas a aspirar al matrimonio y no enseñamos lo mismo a los niños? Conozco una mujer que decidió vender su casa porque no quería intimidar al hombre que quisiera casarse con ella. Conozco a una mujer soltera en Nigeria, que cuando va a conferencias, usa un anillo de matrimonio porque según ella, quiere que los demás participantes de la conferencia le "muestren respeto." Conozco mujeres jóvenes bajo mucha presión de la familia, amigos incluso del trabajo para que se casen, y son presionadas a tomar decisiones terribles. Una mujer de cierta edad, que no se haya casado, en nuestra sociedad se nos enseña a verlo como un profundo fracaso personal. Y un hombre de cierta edad que no se haya casado, sólo pensamos que no se ha decidido y no ha elegido a una. (Risas) Es fácil para nosotros decir "Pero bueno, las mujeres puedes sólo decir que no a todo esto", Pero la realidad es más difícil y más compleja. Somos todos seres sociales. Interiorizamos ideas de nuestra socialización. Incluso el lenguaje que usamos hablando de matrimonio y relaciones ilustra esto. El lenguaje del matrimonio es frecuentemente el lenguaje de propiedad en vez del lenguaje de una asociación. Utilizamos la palabra "respeto" sobre algo que una mujer muestra al hombre pero no algo que el hombre muestra a la mujer. Tanto hombres como mujeres en Nigeria dirían — y es una expresión que me divierte mucho— "Lo hice por la paz en mi matrimonio". Cuando los hombres lo dicen, es usualmente sobre algo que no deberían hacer. (Risas) Algunas veces lo dicen a sus amigos, es algo para decir a sus amigos, con una cierta exasperación cariñosa, sabes, algo que finalmente prueba lo masculinos que son, lo necesarios, lo amados, "Oh mi esposa dijo que no puedo salir a la discoteca cada noche, así que por la paz de mi matrimonio, sólo lo haré en fin de semana." (Risas) Si una mujer dice, "Lo hice por la paz de mi matrimonio," usualmente se refiere a dejar su trabajo, su sueño, su carrera. Les enseñamos a las mujeres que en las relaciones, ceder es lo que las mujeres hacen. Educamos a las niñas a verse entre ellas como rivales no por un trabajo o por logros, que creo sería algo bueno, sino por la atención de los hombres. Les enseñamos a las niñas que no pueden ser seres sexuales como los niños. Si tenemos hijos, no nos importa saber sobre las novias de nuestros hijos. ¿Pero los novios de nuestras hijas? ¡Dios lo perdone! (Risas) Pero claro, cuando sea la hora, esperamos que esas niñas traigan a casa al hombre perfecto para que sea su esposo. Vigilamos a las niñas, alabamos a las niñas por su virginidad, pero no alabamos a los niños por su virginidad, y siempre me he puesto a pensar cómo debería de funcionar esto porque... (Risas) (Aplausos) Entonces, la pérdida de la virginidad usualmente es un proceso que involucra... Recientemente una mujer joven violada por un grupo en la Universidad de Nigeria, creo que algunos sabemos del tema. Y la respuesta de muchos nigerianos jóvenes, tanto hombres como mujeres, era algo parecido a esto: "Sí, la violación es mala. ¿Pero qué hace una joven en una habitación con cuatro jóvenes?" Si podemos olvidar la horrible crueldad de esta respuesta, esos nigerianos fueron educados para pensar en la mujer per se culpable, y educados a esperar tan poco de los hombres que la idea de los hombres como seres salvajes sin ningún control está en cierto modo aceptada. Educamos a las niñas con vergüenza. "Cierra las piernas" "Tápate". Las hacemos sentir como si por haber nacido mujeres ya son culpables de algo. Y así, las niñas crecen para ser mujeres que no pueden ver lo que desean. Crecen siendo mujeres que se autosilencian. Crecen siendo mujeres que no pueden ver lo que realmente piensan, y crecen, y esto es lo peor que hicimos a las niñas, crecen para ser mujeres que se convierten en una forma artificial (Aplausos) Conozco una mujer que odia el trabajo doméstico, realmente lo odia, pero hace como si le gustara porque ha sido educada que para ser "una buena esposa en potencia" debe ser —uso la palabra nigeriana— muy "casera". Y entonces se casó, y poco después la familia de su esposo empezó a quejarse de que ella había cambiado. En realidad ella no había cambiado, sólo se cansó de fingir. El problema con el género, es que indica cómo debemos ser en vez de reconocer cómo somos. Ahora imagina cuánto más felices seríamos cuánto más libres de ser nosotros mismos verdaderamente, si no tuviéramos el peso de las expectativas de género. Los niños y las niñas son innegablemente diferentes biológicamente, pero la socialización exagera las diferencias y entonces se vuelve un proceso de autocumplimiento. Tomemos la cocina, por ejemplo. Hoy las mujeres, en general, hacen más el trabajo doméstico que los hombres, cocinar y limpiar. ¿Pero por qué es esto? ¿Es porque las mujeres nacen con un gen para cocinar? (Risas) ¿O porque a través del tiempo fueron socializadas para ver la cocina como su dominio? De hecho iba a decir que tal vez las mujeres nacen con un gen para cocinar, hasta recordar que la mayoría de los más famosos cocineros del mundo, a quien les damos el elegante título de "chefs", son hombres. Solía ver a mi abuela, que era una mujer brillante, y me preguntaba cómo sería ella, si hubiera tenido la misma oportunidad que los hombres cuando era pequeña. Hoy hay muchas más oportunidades para mujeres que les que había en el tiempo de mi abuela porque los cambios en políticas, cambios en la ley, todos que son muy importantes. Pero lo que importa incluso más es nuestra actitud, nuestra mentalidad, en lo que creemos y lo que valoramos sobre el género. ¿Qué pasaría si al educar niños nos centramos en su capacidad en lugar de en el género? ¿Qué si al educar niños nos centramos en el interés en lugar de en el género? Conozco una mujer que tiene un hijo y una hija, ambos brillantes en la escuela, que son niños maravillosos y encantadores. Cuando el niño tiene hambre, los padres le dicen a la niña "Ve y cocina fideos para tu hermano." A la hija no le gusta tanto cocinar fideos, pero es niña y tiene que hacerlo. Y, ¿qué si los padres, desde el principio, enseñaran tanto a la niña como al niño a cocinar fideos? Cocinar, por cierto, es una habilidad muy útil para los niños. Nunca he creído que tiene sentido dejar algo tan crucial, la habilidad de nutrirte a ti mismo, en las manos de otros. (Aplausos) Conozco a una mujer que tiene el mismo nivel profesional y trabajo que su esposo, cuando llegan a casa del trabajo, ella hace casi todo el trabajo doméstico, lo que creo que sucede en muchos matrimonios, pero lo que me impactó de ellos fue que siempre que su esposo cambiaba uno de los pañales del bebe, ella le decía "gracias". y ¿si ella viera esto como perfectamente normal y natural que él debería ocuparse de su hijo? Intento desaprender mucha de las lecciones de género que he interiorizado mientras crecía. Pero a veces me siento aún muy vulnerable frente a las expectativas de género. La primera vez que enseñé una clase de escritura en la escuela de graduados estaba preocupada. No estaba preocupada por el material que enseñaría pues estaba bien preparada e iba a enseñar lo que disfruto enseñar. Más bien, estaba preocupada por qué ropa usar. Quería que me tomaran en serio. Sabía que por ser mujer Automáticamente tenía que demostrar mi valía. Y me preocupaba que si me veía demasiado femenina no me iban a tomar en serio. Realmente quería usar mi brillo de labios y mi falda femenina, pero decidí no hacerlo. Entonces usé un traje muy serio, muy masculino y muy feo. Porque la triste verdad es que hablando de apariencia, utilizamos al hombre como estándar, como la norma. Si un hombre se prepara para una reunión de negocios no tiene que preocuparse por verse demasiado masculino y por ello no ser tomado en serio. Si una mujer se prepara para ir a una reunión de negocios, tiene que preocuparse por no verse demasiado femenina, y lo que dice y si será o no tomada en serio. Desearía no haber usado ese traje feo ese día. De hecho lo desterré de mi armario, por cierto. Si hubiera entonces tenido la seguridad que ahora tengo de ser yo misma mis estudiantes se habrían beneficiado todavía más de mis enseñanzas, porque habría estado más cómoda y más y más auténticamente yo misma. He elegido ya no disculparme por mi femineidad ni por ser femenina. (Aplausos) Y quiero ser respetada en toda mi femineidad porque merezco serlo. El género no es una conversación fácil, tanto para hombres como para mujeres, hablar sobre el género, a veces encuentra una resistencia casi inmediata. Me puedo imaginar que algunas personas aquí piensan "Mujeres, ¿honestas con ellas mismas?" Algunos hombres pueden que piensen "Bueno, todo esto es interesante, pero no pienso así." Y eso es parte del problema. Que muchos hombres no piensan de forma activa sobre el género ni se dan cuenta del género, y eso es parte del problema del género. Que los hombres digan, como dice mi amigo Louis, que todo está bien ahora. Y que muchos hombres no hacen nada para cambiarlo. Si eres un hombre y entras en un restaurante con una mujer y el camarero te saluda sólo a ti, ¿se te ocurre preguntarle al camarero, "¿Por qué no la has saludado a ella?" Porque el género puede ser... (Risas) Creo que podemos dejar para después una versión más larga de esta charla. Puesto que es muy incómodo tener una conversación sobre el género, hay muchas formas muy fáciles para cerrarla, para cerrar la conversación. Algunas personas hablarán de la biología evolutiva, los simios, y, ya saben, los simios hembras hacen reverencia a los simios machos y ese tipo de cosas. Pero el punto es que no somos simios. (Risas) (Aplausos) Los simios también viven en árboles y desayunan lombrices y nosotros no. Algunas personas dirán: "Bueno, pobres hombres, también ellos tienen problemas." Y esto es cierto. Pero eso no es esto... (Risas) Pero de eso no se trata esta charla. El género y la clase son diferentes formas de opresión. De hecho aprendí un poco sobre sistemas de opresión y cómo pueden cegarse al otro hablando con hombres negros. Estuve una vez hablando con un hombre negro sobre género y me dijo: "¿Por qué tienes que decir 'mi experiencia como mujer'? ¿Por qué no puede ser 'tu experiencia como ser humano'?" Y este era el mismo hombre que frecuentemente hablaba de su experiencia como un hombre negro. El género importa. Los hombres y las mujeres experimentan el mundo de forma diferente. El género colorea la forma en que experimentamos al mundo. Pero podemos cambiar eso. Algunos dirán: "Ah pero las mujeres tienen el poder real, el poder de fondo." Y para los no nigerianos, el poder de fondo es una expresión que, supongo significa algo como que una mujer utiliza su sexualidad para obtener favores de un hombre. Y el poder de fondo no es poder en absoluto. El poder de fondo significa que una mujer simplemente tiene una buena raíz dónde tocar, de vez en cuando, el poder de alguien más. Y entonces claro que tenemos que preguntarnos qué ocurre cuando ese otro está de mal humor, o enfermo, o impotente. (Risas) Algunas personas dicen que la mujer subordinada al hombre es nuestra cultura. Pero la cultura está en constante cambio. Tengo unas hermosas sobrinas gemelas de 15 años y viven en Lagos. Si hubieran nacido hace 100 años Se las habrían llevado y matado. Porque eso era nuestra cultura, era nuestra cultura matar gemelos. ¿Cuál es el punto de la cultura? Digo, está lo decorativo, el baile... pero también la cultura es realmente sobre la preservación y continuidad de un grupo. En mi familia, yo soy la hija más interesada en la historia de quien somos, en nuestra tradición, en el conocimiento sobre tierras ancestrales. Mis hermanos no están tan interesados como yo. Pero yo no puedo participar, yo no puedo ir a sus reuniones, yo no tengo palabra. Porque soy mujer. La cultura no hace a la gente, la gente hace la cultura. (Aplausos) Si es realmente verdad que toda la humanidad de las mujeres no es nuestra cultura, entonces debemos hacerla nuestra cultura. Pienso muy frecuentemente en mi querido amigo Okuluma, que él y los otros que murieron en ese accidente de Sosoliso continúen descansando en paz. Siempre será recordado por los que lo amábamos. Y él tuvo razón aquél día hace muchos años cuando me llamo feminista. Soy feminista. Y cuando busqué la definición en el diccionario ese día, esto es lo que decía: Feminista, persona que cree en la igualdad social, política y económica de los géneros. Mi bisabuela, de las historias que he escuchado, era feminista. Huyó de la casa del hombre con el que ella no quería casarse, y terminó casándose con el hombre de su elección. Se negó, protestó, habló, siempre que sintió que le privaban al acceso, a la tierra o a algo. Mi bisabuela no conocía la palabra "feminista", pero no significa que no lo fuera. Más de nosotros deberían reclamar esa palabra. Mi propia definición de feminista es: un feminista es un hombre o una mujer que dice, (Risas) (Aplausos) Un feminista es un hombre o una mujer que dice "Sí, hay un problema con el género hoy, y debemos corregirlo. Debemos hacerlo mejor." El mejor feminista que conozco es mi hermano Kenny. Es también un hombre amable, guapo, un hombre lindo, y es muy masculino. Gracias. (Aplausos)