El llamado de Jesús Bienvenidos a la lección 23: "Todos necesitamos una familia". Hemos estado viendo muchas cosas, cuando se trata de encontrar a la persona de paz e ir afuera y predicar el Evangelio y sanar a los enfermos y echar fuera demonios. Y, todo esto, es tan, tan importante. Pero hay más, porque ¿qué hacemos cuando hemos hecho eso? ¿Qué es lo que hacemos cuando hemos hallado a esa persona de paz y la hemos guiado a Dios? En Mateo 28:18-20, Jesús dice esto: (Y Jesús se acercó y les habló diciendo:) "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Así que, lo que hacemos respecto a nuestro llamado a la misión, todos nosotros, es ir afuera y hacer discípulos, bautizándoles. Así que, bautizarlos en agua y bautizarlos con el Espíritu Santo, y ayudarles a recibir una nueva vida: es el comienzo. Pero luego, después que hayamos hecho esto, Jesús dijo: " enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado". Así que, cuando una persona viene a Cristo, ellos son, primeramente, como la Biblia dice, como un bebé recién nacido. Ellos son ahora nuevos en Cristo. Pero, luego, a nosotros nos ha sido dado el mandato de enseñarles, o de alimentarles, de ayudarles, de discpularlos para obedecer todo lo que Jesús ha ordenado. Estamos aquí para ayudar a las personas a crecer y a volverse fuertes en Cristo. Y lo que tú verás, cuando empieces a vivir esta vida y a guiar a personas a Cristo y a hacer lo que hemos visto aquí en "El llamado de Jesús", tú verás que esas personas que tú conoces y guías a Cristo, son muy, muy diferentes. Algunas personas ya están en la iglesia, de alguna manera, ya, aman a Jesús en muchas, muchas formas, han crecido con la Biblia, pero ellos necesitan el bautismo o el Espíritu Santo, libertad. Y cuando tú les das eso, ellos ya son muy, muy fuertes, porque ellos han crecido con la Palabra de Dios. Ellos ya conocen a Cristo. Ellos solo necesitaban ayuda para seguir adelante. Otras personas son muy religiosas, así como muy, muy religiosas. Y tú necesitas derribar esa mentalidad religiosa y enseñarles algo completamente nuevo: quién Cristo realmente es y lo que es el Evangelio. Ellos han oído de Jesús, ellos conocen la Biblia, pero ellos solo lo han comprendido mal. Otras personas son muy, muy nuevas, como yo. Cuando yo di mi vida a Cristo, nunca había abierto la Biblia antes. No sabía nada. Y no necesité derribar un montón de ideas y fortalezas o religión en el principio. Yo solo necesitaba leche. Necesitaba un fundamento. Así que, todos somos diferentes. Pero una cosa es cierta para todos nosotros. Eso es que: necesitamos a las personas alrededor de nosotros. Todos nosotros necesitamos una familia. No solo ir a la iglesia. Hay una diferencia entre ir a una iglesia y tener una familia. Tú puedes estar en una iglesia, tú puedes ser un miembro de una iglesia, tú te puedes sentar en una iglesia, y allí puede haber un pastor, quien es tu pastor o tu líder, pero no son padres, no es una familia. No son personas que, realmente, sacrifican sus vidas para ayudarte a crecer. La cosa triste es, he estado en la iglesia por años, sin realmente tener padres. Y hay una gran diferencia entre ser un líder, tener líderes y, luego, tener padres y una familia que realmente se preocupa. Déjame leer algo de mi libro aquí, "El llamado de Jesús". "Cada persona que conocemos es diferente. Cada persona está en un diferente lugar en su vida y tiene diferentes necesidades, pero todos necesitan una hermandad/comunión. Ninguno de nosotros somos llamados a caminar solos en esta vida. Nosotros usualmente decimos que nosotros somos el cuerpo de Cristo aquí en la tierra, y eso es correcto. Pero "nosotros", no somos yo solo o tú solo. "Nosotros" somos todos nosotros juntos. "Nosotros" solos, no es el cuerpo de Cristo. "Nosotros" solos, somos solo un miembro del cuerpo. De modo que "nosotros" somos una de muchas piedras en la iglesia que Jesús está construyendo a partir de ellas. Tú no puedes vivir como un discípulo solo, sin personas con una mentalidad similar alrededor tuyo". Y yo quiero decir esto de nuevo. Es tan importante. Nosotros somos el cuerpo de Cristo. Pero nosotros; o yo, no soy solo yo. Yo soy el cuerpo de Cristo, sí. Pero no solo. Soy el cuerpo de Cristo junto con otros miembros. Nosotros juntos nos volvemos el cuerpo de Cristo y nos necesitamos el uno al otro. Nunca hemos sido llamados a vivir esto solos. Especialmente cuando una persona ha nacido de nuevo. La Biblia dice que aquellas personas quienes han nacido de nuevo son bebés en Cristo. Ellos son bebés. Y ellos necesitan ayuda. Ellos necesitan ayuda, como bebés: leche, otras cosas, personas alrededor de ellos para brindarles atención, para que cuiden de ellos, para que les ayuden, de modo que ellos puedan crecer y volverse más fuertes. Y la Biblia habla acerca de los jóvenes en la fe. Y luego ellos crecerán y ahora ellos se volverán adultos y maduros y se volverán padres en la fe. Padres espirituales. Y luego ellos tienen sus propios niños espirituales. Exactamente como lo vemos en lo natural. Si vemos al mundo natural hoy: tenemos bebés, tenemos niños, adolescentes y tenemos padres. Nosotros no ponemos la misma carga en todos. Nosotros esperamos más de los adolescentes de lo que lo hacemos con los bebés. Y nosotros esperamos más de los adultos. Y no queremos que las personas tengan 45 años y que sigan viviendo en casa con mamá y papá. No. Queremos que ellos crezcan y se independicen de nosotros, maduros, dejen a mamá y a papá y tengan sus propios niños. Como lo es en lo natural, debería de serlo en lo espiritual. Tú no sirves un gran, gran jugoso filete a un bebé. Ese bebé morirá si solo dejas a ese bebé con el filete. De la misma manera, si tú les das leche a un adolescente, ellos sobrevivirán con esa leche un poquito, pero ellos no podrán realmente crecer con esa leche y volverse fuertes. ¿Por qué? Porque un adolescente necesita más que la leche. Y es tan importante que sepamos aquellos diferentes niveles, no solo en lo natural, sino que en lo espiritual. Déjame leer algo de 1 Juan, en donde Juan, él habla acerca de los diferentes niveles. En 1 Juan 2:12-14, él está diciendo esto: "Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno". Aquí Juan le escribe a tres diferentes grupos de personas. Él le escribe a los niños, en otras palabras: los bebés. Él le escribe a los jóvenes y él le escribe a los padres, a los papás. Él le dice cosas diferentes a personas diferentes. ¿Por qué? Porque las personas están en diferentes lugares en sus vidas. Cuando las personas vienen a la fe, ellos son como bebés. Ellos necesitan leche. A aquellas personas que necesitan leche, él dijo: "Os escribo a vosotros... porque vuestros pecados os han sido perdonados..." ¿Por qué? Porque cuando las personas son nuevas en la fe, hay ataques, hay dudas. "Oh... ¿Está bien esto? ¿Qué hay acerca de esto?" Y ellos oyen algo y: "Oh, no..." Alguien dice algo. "Oh, es un llamado. Oh, tal vez es un llamado. Dios no dice esto. Oh, tal vez Dios no dice esto". Y luego ellos caen en pecado. Oh, Satanás viene y les condena: -"Tú ya no eres salvo". -"Oh no. Ya no soy salvo". Y hay solo un montón, un montón de ataques cuando tú eres nuevo en la fe. Y yo lo recuerdo, yo experimenté todos aquellos ataques. Yo experimenté la duda, yo caí y Satanás vino y me condenó. Yo estaba luchando un montón en el principio. Pero yo necesitaba a alguien, como Juan aquí dice: ¡Venga ya! Vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. ¡Levántate de nuevo! ¡Sé fuerte! Así que, yo necesitaba a alguien... y tú necesitas a alguien... o tú necesitas estar allí para alguien. Así que hay... aquellos que son nuevos, ellos usualmente necesitan aprender a caminar. Ellos caen, cometen errores, necesitan levantarse de nuevo. Ellos necesitan leche. Ellos necesitan ayuda. Ellos necesitan que otras personas les enseñen la verdad. No solo que les entreguen la Biblia y digan: "Adiós. Léela". No. Ellos necesitan a alguien para comer la Palabra y les ayude y les explique la Palabra para ellos. Eso es lo que los bebés, los nuevos creyentes, necesitan. Pero luego, están los jóvenes. Los jóvenes... leemos que estos son... Juan dice: sois fuertes y habéis vencido al maligno. Cuando vienes a la fe en el principio, hay un periodo en donde hay un montón de ataques. Satanás realmente trata de que te vengas abajo. Y muchos caen en ese periodo, porque no hay nadie para ayudarles. Pero luego hay un tiempo en donde superas ese primer periodo inicial. Tú has vencido al maligno, como Juan dice. Tú eres fuerte. Y la palabra de Dios permanece en ti. Así que ahora tú no necesitas leche ya más, o solo leche. Tú no necesitas que las personas te enseñen y te enseñen y te enseñen. Tú puedes enseñar tú mismo. Tú puedes comer por ti mismo. Tú puedes conseguir la Biblia y empezar a leerla. Tú tuviste la Biblia en el principio, pero ahora tú empiezas a comer por ti mismo incluso más. Y aquellos que son jóvenes: ellos no necesitan leche de esa manera. Ellos necesitan ser desafiados. Ellos necesitan tomar pasos. Ellos necesitan ir en viajes misioneros. Ellos necesitan estar allá afuera... e intentarlo. Intentarlo más y más por su cuenta, para obedecer a Cristo y vivir esta vida. Exactamente como lo es en lo natural. Cuando creces y te vuelves un adolescente hay un tiempo en donde tú necesitas independizarte un poco e intentar conseguir tu propia experiencia en la vida. Luego tenemos a los papás, los padres, en donde Juan está diciendo: "habéis conocido al que es desde el principio". Eso significa: Tú has estado con Dios por muchos años ahora. Tú ves el cuadro grande. Tú no eres distraído tan fácilmente. Tú conoces a Dios. Tú tienes experiencia con Dios. Y tú puedes estar allí y ayudar a otras personas. Como lo es en lo natural, lo es en el espíritu. Es lo mismo, de algún modo. Y todos lo necesitamos. Todos nosotros necesitamos una familia. Y también hay, tristemente, personas quienes han sido cristianos por muchos, muchos años, pero siguen siendo muy, muy inmaduros. Leemos eso en muchos lugares en la Biblia. En Corintios... 1 Corintios 3:1-3, leemos esto: "De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Así que, Pablo le escribió a los Corinitios y les reprendió. "¡Vamos ya! ¡Ustedes son como niños! ¡Ustedes son como bebés en Cristo! Ustedes deberían de haber crecido ya. Y todavía está eso en las iglesias hoy, que las personas deberían de ser más maduras. Tú puedes estar en la iglesia por 30 años, sin haber nacido de nuevo, pero tú también puedes estar en la iglesia por un largo tiempo y seguir siendo un infante espiritual. Y no queremos eso. Queremos que las personas crezcan. Pero para que nosotros le ayudemos a las personas a crecer, necesitamos entender en dónde ellos están en su vida y ayudarles desde allí. Necesitamos entenderlo. Y leemos eso también, claramente, en Hebreos 5, porque en Hebreos 5:11-14 leemos esto: "Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido". Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal". Aquí leemos que el autor de Hebreos, él quería enseñarle a las personas allí algo, pero ellos no estaban allí en su vida todavía. Ellos no estaban listos para recibirlo. Así que, ellos necesitaron volver atrás y, una vez más, darles los primeros rudimentos de las enseñanzas de Cristo. Y esto es lo que es hoy en día. Necesitamos una familia. Necesitamos a personas alrededor de nosotros. Necesitamos a personas que sean bebés, a los que son jóvenes, a los que son padres. Necesitamos verles crecer y estar allí el uno para el otro. Y otra vez, recuerda, tú no estás solo en esto. Tú no se supone que seas la completa familia solo. Pero Dios pondrá personas en tu vida, y juntos, ustedes podrán ayudar a las personas a crecer. Y ese es uno de los principales enfoques también, cuando leemos acerca de los cinco ministerios, hemos visto eso antes en este libro, antes en esta serie de vídeos. En Efesios 4:11-16 leemos esto: "Y él mismo (Jesús) constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la ac- tividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor". Sé que esto fue un texto largo, pero lo que vemos aquí es que Dios ha dado a las personas, en la iglesia, el hacer crecer a las personas, de modo que no seamos ya más infantes (niños), sino que crecezcamos a la madurez. Pero Dios no le ha dado eso a una sola persona. Dios ha dado diferentes dones (ministerios) y a diferentes personas. Aquí leemos acerca de los cinco ministerios, algo de lo que hemos hablado antes. Necesitamos eso. ¿Eres tú fuerte, por ejemplo, en encontrar a la persona de paz? ¿Eres tú más evangelístico y se hace muy natural para ti? Entonces ve afuera, encuentra a esa persona de paz. Haz aquello en lo que tú eres fuerte y ayuda a hacer fuertes a otras personas. Pero también necesitas a otras personas, además de ti, quienes tal vez son más fuertes para ayudarlos a crecer y cuidar de esos nuevos creyentes, que tú ahora haz alcanzado. Y si nos unimos así y nos ayudamos el uno al otro, veremos no solo personas nacer de nuevo, sino que veremos a personas crecer a la madurez en un tiempo muy, muy corto. Y también te hará a ti libre, porque tú quien eres muy fuerte evangelísticamete, tú no necesitas ir por el camino largo y darle leche y tutelar a esas personas. Tú puedes ser libre para seguir adelante y encontrar a otras personas allá afuera. Así que, intenta imaginar, si nosotros, como el cuerpo de Cristo, desde que tomamos el llamado de Jesús y empezamos a vivirlo, juntos, nos unimos y encontramos a otras personas fuertes con dones (ministerios), y juntos fuéramos afuera a encontrar a la persona de paz. Pero dejar a una persona allí y que establezca un fundamento y estén allí el uno para el otro. Yo todavía recuerdo tantísimo. En el principio yo estaba luchando un montón. Pero luego yo tuve mi suegro, él se volvió mi suegro, un viejo, maduro hombre, un padre en la fe. Él me acogió, y la mayoría de la leche que recibí fue en su sillón, sentado allí con la Biblia y preguntando un montón de preguntas. Él me ayudó a crecer. Él también me dejó cometer errores. Cometí muchos, muchos errores. Pero aprendí de ellos. Y ahora ya no soy más un bebé. Todavía tengo cosas por aprender, pero ya he crecido. Pero también he decidido nunca olvidar cómo fue en el principio. Y te diría lo mismo a ti. Nunca te olvides cómo fue en el principio, cuando tú viniste a la fe. ¿Por qué? Porque en ese momento en que te olvidas cómo era en el principio, tú empiezas a perder tu paciencia con las personas. Tú empiezas a frustarte. "Oh. ¿Por qué él está luchando? ¿Por qué él está cayendo? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué huele como a pañal aquí dentro? ¿Por qué necesito ayudarles cada vez?" Hey. Tú necesitaste ayuda en el principio. No te olvides de eso. Ahora tú puedes caminar, ahora eres maduro, pero en el principio: tú necesitaste ayuda. Así como tú necesitaste personas alrededor de ti en el principio, sé presente para otras personas. No te olvides de dónde vienes, porque entonces tú perderás tu paciencia. Tú te darás por vencido demasiado fácilmente. No. Recuerda cómo fue en el principio. Y luego tú tendrás más paciencia y tú serás mejor para ayudar a las personas, para desafiarlas, para verlas crecer hasta que sean maduras. Quiero hablar más acerca de esto en la siguiente lección, en donde hablaré más acerca de cómo hacer crecer a las personas. Pero recuerda esto. Recuerda que nosotros somos el cuerpo. Nos necesitamos el uno al otro. Y las personas están en niveles diferentes en su vida. Y necesitamos ser mejores en reconocer en dónde las personas están y luego, desde allí, ayudarles a crecer. Tengo mucho más acerca de eso en mi libro "El llamado de Jesús", también tengo algunos vídeos, en donde ya he hablado más acerca de estos niveles espirituales. Y en la descripción de este vídeo pondré algunos links, en donde tú puedes entrar a ellos y ver esos vídeos. Y la próxima vez lo diré de un modo más personal, desde mi vida, y te daré más herramientas de cómo tú puedes ayudar a las personas, cuando tú estás allá afuera en sus casas, para establecer un fundamento, cómo tú puedes ayudar a aquellas personas que has encontrado, quienes son personas de paz, para que ellos crezcan. ¡Dios te bendiga! ¡Te veo la próxima vez! ¡Chao, chao! El llamado de Jesús