El pez de pico grande que come rocas y protege los arrecifes de coral - Mike Gil

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Cuando el sol sale sobre un arrecife de coral en calma, un animal rompe el silencio de la mañana. Conocidos por sus escamas coloridas
y sus dientes en forma de pico, estos peces loro devoran un desayuno muy crujiente: las rocas. ¿Por qué estos peces roen la corteza oceánica? Mike Gil explica cómo estos extravagantes y coloridos peces cumplen un papel vital en la protección del importante ecosistema de arrecifes de coral.

Lección de Mike Gil, animación de Franz Palomares.

Cuando el sol sale sobre un arrecife
de coral en calma,

un animal rompe el silencio de la mañana.

Conocidos por sus escamas coloridas
y sus dientes en forma de pico,

estos peces loro devoran
un desayuno muy crujiente: las rocas.

Puede ser desconcertante ver a un pez
comer de la corteza oceánica.

Pero la alimentación de estos
recolectores coloridos es fundamental

para proteger el complejo ecosistema
de los arrecifes de coral.

Los grandes arrecifes de coral se forman
a partir de pequeñas larvas corales,

que se asientan en la corteza rocosa
del fondo del océano

y se transforman en pólipos de coral.

Con el tiempo, estos pólipos
generan esqueletos pétreos

hechos de carbonato de calcio.

En conjunto, las colonias de pólipos

producen grandes estructuras
tridimensionales,

que forman los cimientos
de una metrópolis subacuática.

Estos complejos corales
están llenos de recovecos

que alojan y protegen
innumerables formas de vida.

Aunque los arrecifes de coral ocupan
menos del 1 % del fondo marino,

estos densos ecosistemas son el hogar
de más del 25 % de la vida marina.

Muchos peces se refugian en los corales

para dormir o esconderse
de grandes depredadores

durante sus viajes en busca de algas.

El alga es el alimento principal

de muchos de los peces
e invertebrados en los arrecifes

y es vital para este ecosistema.

Pero el alga en altas proporciones
puede generar problemas

e incluso ser letal para los corales.

Las algas crecen
en las mismas cortezas rocosas

de las cuales dependen
las larvas de coral,

y su crecimiento evita que se formen
y se expandan nuevos corales.

Estos competidores también
han desarrollado muchas formas

de matar a los corales existentes,
como la asfixia o la abrasión.

Algunas especies de algas
hasta libran batallas químicas

al sintetizar componentes
que destruyen los corales al contacto.

Aquí es cuando el pez loro
entra en acción.

Como muchos peces de arrecife,
estas criaturas coloridas comen algas.

Pero a diferencia de sus vecinos,

los peces loro pueden extraer
hasta los mínimos restos de alga

del fondo marino.

Su reconocido pico es en realidad
un mosaico de dientes apretados

con los que rasgan y roen las rocas,

lo que les permite consumir todo pedazo
de alga que recubra la superficie rocosa.

Esto le permite a los peces loro
extraer algas que otros no pueden comer,

y a su vez liberan el espacio
para que crezcan nuevos corales,

y para que se expandan
las colonias que ya habitan allí.

El pez loro controla el crecimiento
de las algas no solo al comer rocas,

sino que mediante
sus dinámicas redes sociales,

estos peces pueden enviar información
a otros peces en los corales.

La presencia y los comportamientos típicos
de cada pez generan información sensorial

que los peces cercanos
pueden ver, oler o escuchar.

Además pueden detectar cambios que generan
sus vecinos en la presión del agua

con un órgano sensorial especial.

Todos estos factores pueden informar sobre
el comportamiento de los peces cercanos.

Por ejemplo, si un pez accede sin problema
a una zona de alimentación abierta

y no lo atacan, eso significa
que es seguro buscar comida allí.

Por el contrario, si un pez
sale rápido de un lugar,

significa que hay una amenaza cerca.

Por el solo hecho de mantenerse a salvo,

estos peces de coral ayudan sin saberlo
a que sus vecinos sobrevivan,

y mientras más de estos peces haya,
menos alga se generará.

Por desgracia, las actividades humanas
de las últimas décadas

han interrumpido casi todo
el proceso de este complejo sistema.

En muchos arrecifes de coral, el exceso
de pesca redujo la cantidad de peces loro

y también de otros peces que comen algas,

como el pez cirujano o el pez conejo.

Esto provocó el crecimiento
desmedido de las algas,

que amenazan con deteriorar
arrecifes de coral enteros.

Los peces loro que han sobrevivido
están en comunidades mucho más pequeñas.

Esta cantidad reducida de peces loro
puede afectar su red social,

y esto hace que los supervivientes
sean más precavidos

y menos eficaces en el control de algas.

Hoy el cambio climático y la contaminación

reducen las defensas
naturales de los corales,

y contribuyen al crecimiento
desmesurado de las algas,

lo que debilita a los ecosistemas
de los arrecifes más que nunca.

Nuestros arrecifes son vitales
para la vida marina y humana.

Su biodiversidad inigualable ofrece
oportunidades únicas para el ecoturismo,

la pesca sostenible
y la investigación científica,

y sus estructuras rocosas protegen
las costas de olas y mareas de tormentas.

Por suerte, la constante investigación
de las especies de los arrecifes,

como el peculiar y vital pez loro,
puede proporcionar nuevas estrategias

para preservar
estos ecosistemas esenciales.