"Tienes cáncer."
Tristemente, cerca del 40 %
oiremos esas palabras en nuestra vida
y la mitad no sobrevivirá.
Es decir, a dos de cada cinco
de nuestros parientes y amigos cercanos
se les diagnosticará
algún tipo de cáncer,
y uno morirá.
Más allá de las dificultades físicas,
cerca de un tercio de los
que sobreviven al cáncer en EE. UU.
se endeudarán por el tratamiento.
Y tienen el doble
de posibilidades de ir a la quiebra
que aquellas sin cáncer.
Esta enfermedad es generalizada.
Es emocionalmente agotadora
y, para muchos,
económicamente destructiva.
Pero un diagnóstico de cáncer
no tiene que ser
una sentencia de muerte.
Descubrirlo en su fase inicial,
acercarse a su origen,
es uno de los factores cruciales
para mejorar las opciones de tratamiento,
reducir su impacto emocional
y minimizar la carga financiera.
Más importante aún,
descubrir el cáncer antes,
uno de los objetivos
principales de mi investigación,
aumenta enormemente
las posibilidades de vida.
Por ejemplo, en el cáncer
de mama, descubrimos que
todas las que son diagnosticadas
y reciben tratamiento en la etapa 1
tienen una expectativa de vida
de 5 años de casi el 100 %.
Esta expectativa disminuye a un
mero 22 % si se lo trata en la etapa 4.
Estos hallazgos son similares
en el cáncer colorrectal y de ovario.
Todos sabemos
que un diagnóstico precoz preciso
es crucial para la supervivencia.
El problema es
que muchos métodos
de diagnóstico son invasivos,
costosos,
a menudo imprecisos
y la obtención de resultados
constituye una espera agonizante.
Aún peor, cuando se trata de
algunas formas de cáncer,
como el de ovario,
hígado o páncreas,
no existen buenos métodos
de detección precoz.
Por eso, las personas
se realizan los exámenes
cuando ya aparecieron
los síntomas físicos,
que ya son indicadores de
las últimas etapas de progresión.
Como un tornado que azota un área
sin que suene una alarma de advertencia,
no hay alarma que avise,
porque el daño ya está causado
al reducirse enormemente
las posibilidades de vida.
Contar con opciones de detección
convenientes y accesibles,
que sean asequibles, no invasivas
y que provean resultados con rapidez,
nos aportaría un arma formidable
en la lucha contra el cáncer.
Un aviso temprano nos permitiría
adelantarnos a la enfermedad
en lugar de sólo seguir sus pasos.
Y esto es exactamente
lo que he estado haciendo.
Durante los últimos 3 años,
he estado desarrollando tecnologías
que finalmente asistan a los clínicos
en el diagnóstico precoz
del cáncer en su etapa temprana.
Mi motor ha sido
mi profunda curiosidad científica
y mi pasión
por cambiar estas estadísticas.
El año pasado, sin embargo,
esta lucha se convirtió en algo personal
cuando a mi esposa
se le diagnosticó cáncer de mama.
Fue una experiencia
que le sumó una fuerte
e inesperada dimensión
emocional a estos esfuerzos.
Sé de antemano
cuánto puede el tratamiento
alterar nuestras vidas,
y soy profundamente consciente
de los estragos emocionales
que el cáncer puede afectar
a una familia.
En nuestro caso, eso incluyó
nuestras dos jóvenes hijas.
Debido a que lo detectamos temprano
durante una mamografía de rutina,
pudimos enfocarnos primeramente
en las opciones de tratamiento
del tumor localizado.
Esto reafirmó la importancia
de un diagnóstico temprano.
A diferencia de otras formas de cáncer,
las mamografías constituyen
un método de detección precoz
del cáncer de mama.
Aún así, no todas
las mujeres se las hacen,
o desarrollan cáncer de pecho
antes de la edad promedio
recomendada para hacerse mamografía.
Por lo tanto, aún queda mucho por hacer,
incluso para los cánceres
que cuentan con métodos de detección,
y, por supuesto,
beneficios considerables
para aquellos que no.
Entonces, el desafío primordial
para los investigadores
es desarrollar métodos
para que las técnicas convencionales
que detectan muchos tipos de cánceres
sean más accesibles.
Imaginen un escenario en donde,
durante su chequeo regular,
su doctor toma una muestra de orina
de manera simple y no invasiva,
u otra biopsia líquida,
y les da los resultados
antes de dejar su consultorio.
Esta tecnología podría reducir
radicalmente el número de personas
que escapan del diagnóstico
de cáncer en su fase inicial.
Mi equipo de investigación
de ingenieros y bioquímicos
está trabajando en este desafío.
Estamos investigando maneras de activar
una alarma de detección temprana de cáncer
en exámenes de rutina que empezarían
cuando la persona está sana.
Esto permitiría tomar medidas
para detener el cáncer en su origen,
y antes de que pueda ir
más allá de su fase inicial.
La solución milagrosa, en este caso,
está en pequeñas vesículas.
Pequeñas cápsulas de escape liberadas
por células denominadas exosomas.
Los exosomas son biomarcadores importantes
que proveen un sistema
de detección temprana del cáncer.
Y, como están presentes en abundancia
en casi cualquier fluido corporal,
sangre, orina y saliva incluidas,
son extremadamente atractivos
para las biopsias líquidas no invasivas.
Existe solo un problema.
El sistema automatizado para clasificar
estos importantes biomarcadores
no se encuentra disponible actualmente.
Hemos creado una tecnología
que denominamos nano-DLD
que es precisamente capaz de lo siguiente:
aislamiento automatizado del exosoma
para asistir en el rápido
diagnóstico de cáncer.
Los exosomas son el arma
de detección temprana
más nueva, por así decirlo,
que surge del frente
de la biopsia líquida.
Son muy, muy pequeños.
Miden sólo 30 a 150
nanómetros de diámetro.
Son tan pequeños
que alrededor de 1 millón
de ellos cabe en un solo glóbulo rojo.
Esa es la diferencia
entre una bola de golf
y un grano fino de arena.
Se creía que eran
pequeños contenedores
de depósitos celulares.
Sin embargo, se ha descubierto
que las células se comunican
al producir y absorber estos exosomas
que contienen receptores superficiales,
proteínas y otro material genético
recolectado de su célula de origen.
Cuando son absorbidos
por una célula próxima,
los exosomas liberan su contenido
dentro de la célula receptora
y pueden poner en marcha
cambios fundamentales
en la expresión genética.
Algunos de estos cambios son buenos
y otros, como en el caso del cáncer,
son malos.
Debido a que están revestidos
en el material de la célula madre,
y contienen una muestra de su ambiente,
proporcionan un panorama genético
de la salud de la célula y de su origen.
Todas estas cualidades
hacen de los exosomas
mensajeros invaluables
que potencialmente permiten a los médicos
intentar "escuchar"
su salud a nivel celular.
Sin embargo, para una
detección precoz de cáncer
hay que interceptar
estos mensajes con frecuencia
para determinar cuándo el cáncer
que trae complicaciones en su cuerpo
decida iniciar una revolución.
Por esta razón, los métodos
de detección precoz son cruciales
y estamos desarrollando
tecnologías que hagan esto posible.
Aunque este año salió al mercado
el primer diagnóstico basado en exosoma,
aún no forma parte de las opciones
convencionales de salud.
Además de su reciente aparición,
otro factor que limita
su adopción generalizada
es que no existe actualmente un sistema
de aislamiento automatizado de exosomas
que haga que los métodos de detección
precoz sean accesibles económicamente.
El estándar de oro actual
para el aislamiento de exosomas
incluye la ultracentrifugación,
un proceso que requiere
un equipo de laboratorio costoso,
técnicos de laboratorios capacitados
y alrededor de 30 horas
para procesar una muestra.
Nosotros hemos desarrollado
un enfoque diferente para alcanzar
el aislamiento automatizado del exosoma
a partir de una muestra como la orina.
Utilizamos una técnica de chip
de separación de flujo continuo denominada
desplazamiento lateral determinista.
Y con ella hemos desarrollado
lo que la industria de semiconductores
ha logrado durante estos 50 años.
Redujimos las dimensiones
de esta tecnología
de la escala de micrón
a la nanoescala real.
¿Cómo funciona?
En pocas palabras,
un conjunto de pequeños pilares
separados por espacios nanoscópicos
están dispuestos de tal manera
que el sistema divide
el fluido en una serie de flujos.
Las nanopartículas más grandes
asociadas al cáncer se separan
a través del re direccionamiento
de las más pequeñas y sanas.
Las últimas, por el contrario,
se desplazan alrededor de los pilares
con movimientos de zig zag
en dirección a la corriente del fluido.
El resultado de este proceso
es una separación completa
de estos dos grupos de partículas.
Se puede comparar
este proceso de segregación
con el tráfico en una carretera
que se divide en dos caminos distintos.
Uno de estos caminos
desemboca en un túnel de cota baja
debajo de una montaña,
y el otro camino rodeando el túnel.
Los autos pequeños viajan en el túnel
y, los grandes camiones que transportan
materiales altamente peligrosos
deben ir por el desvío.
El tráfico se separa eficazmente
según su tamaño y contenido
sin impedir su circulación.
Así es como nuestro sistema funciona
en un escala mucho menor.
La idea es que el proceso de separación
para la detección de cáncer
pueda ser tan simple como procesar
una muestra de orina, sangre o saliva;
lo cual es una posibilidad
a corto plazo dentro de unos años.
Por último, éste podría servir
para aislar y detectar los exosomas
de un tipo particular de cáncer
al percibir e informar su presencia
en cuestión de minutos.
Esto produciría diagnósticos
rápidos, virtualmente indoloros.
En líneas generales,
la capacidad de separar
y enriquecer a los biomarcadores
con precisión de nanoescala
de forma automatizada,
permitirá un mejor entendimiento
de enfermedades como el cáncer,
con aplicaciones que van
desde la preparación de una muestra
hasta el diagnóstico,
y del monitoreo de la resistencia a drogas
hasta la terapéutica.
Incluso antes del episodio
de cáncer de mi esposa,
mi sueño era facilitar
la automatización de este proceso
para que los métodos de detección precoz
convencionales sean más accesibles
de la misma forma que Henry Ford
hizo que el autmóvil fuera accesible
para la población en general
cuando desarrolló su línea de ensamble.
La automatización
es la clave de la accesibilidad.
Y en alusión al sueño de Hoover:
"Un pollo en cada olla
y un auto en cada garage",
estamos desarollando una tecnología
que finalmente pueda colocar un
sistema de detección precoz de cáncer
en cada hogar.
Esto brindaría a cada mujer, hombre y niño
la posibilidad de ser controlados
regularmente mientras están saludables,
y detectar así el cáncer
en su etapa de inicio.
Tengo el sueño y la esperanza
de ayudar a todas las personas
en el mundo a eludir los altos costos
físicos, financieros y emocionales
que hoy en día enfrentan
los pacientes con cáncer.
Adversidades con las
que estoy muy familiarizado.
También estoy contento de anunciarles
que debido a que detectamos
el cáncer de mi esposa temprano,
su tratamiento fue exitoso,
y ,afortunadamente, ya no tiene cáncer.
(Aplausos)
Es el resultado que me gustaría ver
en todos los pacientes de cáncer.
Con el trabajo que mi equipo
ya ha realizado
de separación
de biomarcadores a nanoescala
para el diagnóstico
precoz de cáncer en su fase inicial,
tengo fe de que en la próxima década
esta tecnología estará disponible;
y podremos proteger a nuestros amigos,
familia y a futuras generaciones.
Incluso si desafortunadamente
nos diagnosticaran cáncer
esa alarma de detección temprana
nos brindará una luz de esperanza.
Gracias.
(Aplausos y ovaciones)