El verdadero costo de la dependencia financiera

Entregar el control de tus finanzas, de forma voluntaria o no, puede disminuir tu poder y, en algunos casos, condenarte a un ciclo de abuso. En esta profunda e íntima conversación, la contadora Gibson comparte su propia historia de retorno, desde la dependencia económica, entregando consejos útiles y prácticos para empoderar a otros que deseen la libertad que trae hacerse responsable de su propio dinero.

Yo crecí en una familia en la que mi padre
manejaba todo el dinero.

Pero, por alguna razón,
cuando tenía 8 o 9 años,

comenzó a contarme
cosas acerca del dinero.

Nos sentábamos en la cocina
y me mostraba sus libros bancarios.

Ahora, eso fue antes del internet,

cuando teníamos libritos que usábamos
para guardar nuestra información.

Él me mostraba cuánto
había ahorrado en esas cuentas,

y qué facturas pagaría con ellas.

Y cada vez que me enseñaba
algo sobre el dinero,

terminaba diciendo,
"Y no le digas a tu madre".

(Risas)

Realmente, no sé por qué me lo decía,

pero lo que sí sé, es

que para esa niña de 8 años
sentada en la cocina,

significaba, "no digas nada".

Años más tarde, cuando tuve
mi primer trabajo, me dijo,

"Me traerás tu cheque,
y yo lo pondré en el banco para ti".

Pero, por todo lo que me
enseñó años antes, le dije,

"Me gustaría tener
mi propia cuenta bancaria".

Y para mi sorpresa, él me la regaló.

Ahí, a los 16 años,

comencé a administrar mi propio dinero.

Fui a la universidad para empezar
mi carrera de contadora pública,

con préstamos estudiantiles,
un departamento y un trabajo nuevo.

Empecé un viaje turbulento de
acumular deudas, pagarlas,

y acumular aún más deudas.

Los años pasaron, y después de casarme,
tuve un divorcio inesperado,

y me quedé con una casa
que no podía pagar

y cuentas que no podía pagar.

Se han de preguntar,

"¿Cómo le sucede eso a alguien

que está formada y calificada
en administración financiera?"

Había retrocedido
a lo que había aprendido de niña,

que una persona manejaba todo el dinero.

Había entregado mi poder financiero

y me volví financieramente dependiente.

La dependencia financiera es cuando
alguien depende en una persona,

un trabajo o una situación por dinero,

y se sienten atrapados.

La gente cae en dos categorías:

dependiente con elección y
dependiente sin elección.

Alguien es dependiente con elección
cuando entrega su poder financiero

y su participación.

Esto puedo ocurrir
en una relación personal o de negocios

cuando una persona no quiere
involucrarse con el dinero,

entonces entrega su responsabilidad
a su esposo, pareja o a un profesional,

como un contador o un gerente.

Esta era mi situación.

Todo el día administraba
el dinero de los demás,

así que me sentía aliviada

de que mi esposo quisiera y fuera
bueno administrando el nuestro.

¡Estaba liberada!

Por primera vez
desde mi primer trabajo a los 16,

no tenía que ser responsable
de administrar mi dinero.

Pero fallé en darme cuenta que
lo que yo percibía como libertad

era dependencia.

Mi error fue no seguir involucrada

o entender lo que estaba
pasando con nuestro dinero.

Posiblemente han experimentado esto,

o han escuchado historias de
celebridades o atletas profesionales

que han confiado en su familia, amigos,
y otros en administrar su dinero,

y se quedan arruinados,
en bancarrota y traicionados

porque decidieron
entregar su poder financiero.

Alguien que es dependiente
sin elección se siente atrapado

por su situación finianciera.

Pueden estar en un trabajo o carrera
donde son infelices o acosados

pero no pueden irse.

O, alguien que tuvo que
mudarse con su familia y amigos

porque se han enfermado,

o pasado por un divorcio,
o experimentado una tragedia,

y ahora son financieramente
dependientes de otros.

Y cuantos de nosotros conocemos a
alguien con un padre o pariente anciano

que ya no puede cuidar de sí mismo,

y tienen que depender de otros,

a veces entregando sus casas,
su dinero y otros activos.

Otro tipo de dependencia
sin elección es el abuso financiero.

Abuso financiero es un patrón
de comportamiento abusivo

que se usa para controlar
y intimidar a una pareja.

Las víctimas están en una relación y
la otra persona tiene poder sobre ellos,

porque no tienen acceso
al dinero, la información

o los recursos y soporte
que necesitan para irse.

La Fundación de Allstate tiene
un programa llamado el Purple Purse

que ayuda a víctimas
de violencia doméstica

a través de empoderamiento financiero.

Ellos reportan que el 99 %,

esto es 99 de cada 100 casos
de violencia doméstica,

el abuso financiero ayuda a mantener
a las víctimas atrapadas en su relación.

El Purple Purse ha llamado al abuso
financiero "el arma invisible,"

porque el abuso visible
deja moretones y cicatrices

pero el abuso financiero no.

El abuso y la dependencia financiera dejan
cicatrices emocionales que no puedes ver.

Incluyen desesperación,
culpa, vergüenza, depresión,

falta de confianza y autoestima.

La dependencia financiera también es
invisible porque nadie habla de ella.

¿Por que?

Porque nadie quiere mostrar
sus cicatrices emocionales,

y porque nos enseñan en nuestra casa,
en nuestro trabajo y en nuestra comunidad

de no hablar sobre dinero.

Toda la gente con que
he hablado sobre este tema,

pueden relacionarse y tienen una historia,

pero no le cuentan su historia a nadie.

Cuando me dijieron en la mesa
de la cocina, "No digas nada,"

no dije nada a nadie.

Incluso ahora es difícil para mí romper
la regla que aprendí hace tanto tiempo.

Entonces, ¿qué puedo hacer?
¿Qué puedes hacer tú?

¿Qué podemos hacer
para desarmar el arma invisible?

Podemos resolver tres problemas.

El primero es falta de conciencia,

porque saber de dinero y tener dinero

no siempre son la solución.

En mi situación, yo estaba educada y
tenía experencia administrando dinero,

pero eso no me impidió volverme
financieramente dependiente.

¿Por que?

Por las creencias y experiencias
que tuve de niña:

una persona administra todo el dinero.

Tras mi divorcio, tuve que reconstruir
mi vida financiera y emocionalmente.

Hice cada curso de autodesarrollo

y leí cada libro de autoayuda
que pude encontrar.

Y entonces fue cuando empecé a entender
la dinámica familiar en la que crecí

y cómo eso me influyó en
entregar mi poder financiero.

Cuando te enteras de
tus moretones y cicatrices internas,

puedes empezar a romperte
de la dependencia financiera.

El siguente problema es la falta de
información sobre la educación financiera.

La educación financiera es tener
las habilidades y el conocimiento

para tomar decisiones informadas
sobre tu dinero.

Incluyé temas como ahorros e inversiones,

presupuestos y deudas.

En 2018, solo 17 estados
incluían educación financiera

en los programas curriculares
de la secundaria.

Esto enlaza con estudios que muestran
que el 66 % de los estadounidenses

son financieramente analfabetos.

Si estás en una situación
de dependecia financiera,

comienza a mirar y revisar tus finanzas,

a tomar decisiones, a participar
en tomar decisiones sobre su dinero.

Si estás en una situación de
abuso financiero,

obten acceso a tu información.

Busca documentos financieros
como extractos de tarjeta de crédito,

información del seguro social
y códigos de acceso de cuenta.

El último problema es
la falta de dar y recibir ayuda.

Mucha gente no sabe
que hay recursos gratuitos

en internet y en su comunidad local

que ayudan a aprender y establecer
hábitos saludables de dinero.

También hay recursos gratuitos
si eres víctima de abuso financiero,

como el Purple Purse.

Dar apoyo incluye escuchar a otros
que son financieramente dependientes

sin juzgarlos ni criticarlos.

También implica compartir tu historia,

porque cuando compartes
tu historia, empoderas a otros,

y les das permiso

para reescribir su historia.

Mi esperanza es que
al compartir mi historia,

más personas aprenderán
sobre la dependencia financiera,

compartirán sus propias historias

y conectarán con otros para arrojar luz
sobre este problema oculto

para que todos podamos
tener libertad financiera.

(Aplausos)