-
El caporal te empuja.
-
Ve tomates en el suelo y te grita,
-
"¡Recógelos!"
-
Si queda alguno, se enoja,
te empuja, y te abofetea.
-
Te hace daño, no te respeta,
y eso es esclavitud.
-
Esclavitud no solo explotación.
-
Explotación significa un mal
salario, pero si te empujan,
-
si trabajas a pleno sol,
si no puedes abrir la boca,
-
no tienes papeles y duermes en ghettos,
entonces es esclavitud.
-
La esclavitud moderna no necesita cadenas.
-
Lo que sucede aquí es esclavitud.
-
Esclavitud en Italia
-
Un reportaje de Katrin Sandmann
y Fritz Schapp
-
Yvan Sagnet llama esclavos a los más
de 400 mil braceros africanos
-
y del este de Europa que trabajan en
la agricultura italiana.
-
Este camerunés fue uno de ellos.
-
Hoy lucha por sus derechos y
contra un sistema mafioso de competencia
-
desleal, abuso de poder y explotación.
-
Sagnet quiere llevar a los explotadores
a la cárcel y poner fin
-
a las inhumanas condiciones de vida
de esos jornaleros.
-
Esta es una típica
vivienda de inmigrantes.
-
Usan la chimenea para todo porque no hay
electricidad, ni luz, ni agua corriente.
-
Nada de nada.
-
Pero se apañan, utilizan la chimenea
para calentar y cocinar.
-
Esto hace de mesa.
Aún no hay aceite.
-
Y estos son los platos en los que comen.
-
Miren, hay ocho colchones.
-
Aquí pueden dormir 40 personas.
-
¿Lo ven?
-
En este cuarto meten a 40 personas.
-
Mientras duermen
les puede caer yeso del techo
-
y hace demasiado frío.
-
No hay vidrios en las ventanas.
Las tapan con una chapa metálica.
-
Los inmigrantes tienen que comprar
-
casi todo lo que necesitan para sobrevivir
-
a los intermediarios, llamados caporales.
-
A menudo proceden de los mismos países
que los jornaleros.
-
Por un colchón podrido, piden diez euros.
-
En aquella casa amarilla viven italianos.
No extranjeros, italianos.
-
Pero se entienden con los caporales.
-
Es la única casa de la zona que tiene
agua corriente y electricidad.
-
Los que viven aquí tienen que ir allá
para recargar sus celulares, por ejemplo.
-
Porque aquí no hay nada.
-
Y les cobran cincuenta centavos por cada
recarga, y por lavarse €1 o €1.50.
-
Se me saltan las lágrimas. Siento
repugnancia cuando veo que hay
-
gente que tiene que vivir en estas
condiciones en la Italia del siglo XXI.
-
Es horrible, es asqueroso
y todo el mundo lo sabe.
-
Todos lo saben pero les da igual
porque se trata de inmigrantes.
-
A los inmigrantes los tratan
como animales.
-
Solo quieren que trabajen para que
-
los negocios de los agricultores y
los políticos vayan bien.
-
No son considerados seres humanos.
-
Esto es Italia, bienvenidos a Italia.
-
Los inmigrantes que viven aquí están
totalmente controlados por los caporales
-
que se organizan como
un especie de mafia.
-
Cuando los agricultores necesitan
mano de obra para los campos,
-
llaman a los intermediarios,
que abusan de su poder
-
para explotar y controlar a los migrantes.
-
Y pueden hacerlo porque viven
junto a ellos en los ghettos.
-
Las regiones de Apulia y Basilicata
en el sur de Italia
-
son las mayores productoras
de verduras del país.
-
Solo en Apulia se cosecha un 30 porciento
de los tomates italianos.
-
Los grandes ghettos se encuentran en
las zonas a menudo solitarias que rodean
-
a los campos de cultivo.
-
Aquí surgieron ciudades de miseria.
-
Si entramos, hay que grabar con cámara
oculta. Pon la cámara grande debajo.
-
A los caporales no les gustan las cámaras,
-
pues se podrían ver sus manejos ilegales.
-
Y los inmigrantes por vergüenza no quieren
que se vea que viven en ghettos.
-
Se avergüenzan de que los graben.
-
Les da vergüenza que en su país
puedan verlos así.
-
Porque cada vez que hablan con sus padres
o amigos les cuentan una historia
-
completamente diferente, que son abogados
o que trabajan en una oficina.
-
Mienten simplemente porque
les da vergüenza admitir
-
cómo es realmente su vida.
-
Durante la cosecha viven aquí
más de 3 mil personas.
-
La mayoría provienen de África.
-
Son las personas que llevan décadas
desembarcando en las costas de Italia,
-
los inmigrantes con los que Europa lleva
años dejando sola a Italia.
-
Algunos tienen papeles.
Otros son ilegales.
-
El gobierno italiano mira hacia otro lado
porque sin mano de obra barata,
-
las cosechas se echarían a perder.
-
Hay basura por todas partes,
atrae moscas y mosquitos.
-
En estos ghettos no hay
recogida de basura, ni leyes.
-
Este territorio, donde impera la ley
del más fuerte, es peligroso para Yvan.
-
Sospecha que de aquí vienen
las amenazas de muerte.
-
Los caporales que viven aquí saben
que él es su enemigo más obstinado.
-
Yvan lleva años recogiendo pruebas de sus
manejos ilegales en campos como éste.
-
Busca testigos e identifica delincuentes.
-
Por eso conoce a muchos
de los habitantes y sus historias,
-
como la de este hombre de Sudán.
-
Huyó a Italia hace veinte años.
-
Su sueño europeo terminó en una choza
donde vende ropa usada.
-
Sus clientes son refugiados
de medio mundo.
-
De repente, un hombre se dirige
a Yvan. Es un caporal.
-
Exagera su nerviosismo, pero nos
presiona para que nos vayamos.
-
Queremos acabar con estos ghettos
de una vez.
-
Exigimos que haya estructuras, agua, luz,
cocina, dormitorios decentes,
-
y mi sueño es lograr todo esto con NOCAP.
-
Roma. Yvan Sagnet vive y trabaja en el
centro de la ciudad, cerca del Vaticano.
-
Aquí en su apartamento fundó NOCAP,
-
un sistema de certificación de
alimentos producidos de forma ética.
-
NOCAP se basa en el artículo IV de la
declaración universal de derechos humanos
-
que dice, "Nadie estará sometido
a esclavitud, ni a servidumbre.
-
La esclavitud y la trata de esclavos
están prohibidas en todas sus formas."
-
NOCAP es una organización que dice "no"
al sistema de los caporales.
-
Y se le opone con un sistema
de etiquetado.
-
Dejamos estas etiquetas en los productos
de todos los agricultores que no explotan
-
a sus trabajadores, tras comprobar que
respetan los derechos de los jornaleros.
-
Ya hemos iniciado una cooperación con
una asociación de pequeños agicultores
-
llamada "Altra-Agricultura."
-
Son unos sesenta mil productores.
-
Así que empezamos con una
pequeña y sólida base.
-
El compromiso de Yvan con los derechos
humanos y su valentía al señalar
-
y denunciar a las estructuras mafiosas
en la agricultura
-
le valieron que el presidente de Italia,
-
Sergio Matarella, lo nombrara
Cavalliere en 2017.
-
Fue un gran momento de mi vida.
-
Fue un momento maravilloso, porque
recibí una distinción de un país
-
cuya ciudadanía no tengo.
-
Noy soy italiano, en este momento sigo
siendo camerunés.
-
Y recibir un galardón de Italia fue una
gran alegría para mí.
-
[Cantando en italiano]
-
En 2017 Yvan es padre. Es un año lleno de
felicidad.
-
Pero se ve ensombrecido por las
amenazas de muerte.
-
Sus enemigos saben que Yvan está
dispuesto a llevarlos a la corte suprema.
-
Verónica, su esposa,
teme las consecuencias.
-
[Cantando en italiano]
-
Por desgracia las amenazas indican lo bien
que hace su trabajo,
-
lo mucho que obstaculiza los
intereses de los poderosos.
-
Y naturalmente como familia,
eso nos inquieta.
-
Sobre todo cuando acude a los lugares de
donde salen esas amenazas.
-
Rezamos por él para que logre lo que
se propone sin que le hagan daño.
-
Yvan ha demostrado que es
muy valiente y testarudo,
-
y nos ha mostrado que es posible cambiar
las cosas, poco a poco,
-
trabajando duro y sacrificándose.
-
Y tiene mi apoyo
en esta lucha que libra cada día.
-
Yvan llegó en 2007 a Italia, el país
que admira desde su juventud,
-
no para luchar, sino para estudiar.
-
Todo va bien hasta que suspende un examen
-
y pierde su beca en
la Universidad de Turín.
-
Su busqueda desesperada de trabajo
lo llevó a Nardó, en el sur,
-
a la cosecha de tomates.
-
Yvan Sagnet llega a esta estación
el 10 de julio de 2011,
-
y le sucede algo que cambia
su vida para siempre.
-
Hoy este joven de 33 años regresa
a las afueras de la localidad
-
donde entonces un millar de trabajadores
africanos vivían en tiendas de campaña,
-
bajo cubiertas de plástico
o a la intemperie.
-
Esto estaba increíblemente sucio
y hacía mucho calor,
-
y le dije a Dios, "¿Qué es esto?
¿Dónde he terminado?"
-
Yo, que venía de un entorno
completamente diferente en Turín,
-
donde vivía en una casa como debe ser,
una residencia de estudiantes
-
con baño, habitación individual, una cama.
-
Y de repente me encuentro en un lugar
durmiendo en un colchón al aire libre.
-
Mientras recorre el terreno,
Yvan descubre que
-
aquí vuelve a haber recolectores.
-
Son pocos, pero sus condiciones no
son mejores que las de entonces.
-
A los tres días de llegar, conocí a
un caporal que se llamaba Meki.
-
Era de Sudán.
Era un tipo grande y fuerte.
-
Yvan pasa cuatro días en los campos
bajo el brutal control de Meki.
-
Por cien kilos de tomates recogidos,
le pagan un euro.
-
El primer día gana en total catorce euros.
-
De ahí tiene que pagarle diez a Meki por
transporte, comida, y agua.
-
Tras una jornada de catorce horas
bajo el calor y los golpes,
-
le quedan cuatro euros.
-
Así era. Y si te enfermabas, era aún peor.
-
Recuerdo a un compañero que se desplomó
sin más, por el sol.
-
Hacía demasiado calor. Se cayó al suelo.
-
Maldita sea, fue muy duro.
-
Al caerse, fui junto a él y le pregunté
qué le pasaba, qué hizo.
-
Fui a buscar agua y se le eché por encima.
-
Le dije al caporal que tenía que
ir al hospital,
-
pero no había ninguno cercano.
-
El hospital más próximo estaba lejos.
-
Y el caporal respondió: "Déjalo allí.
Si quieres que lo lleve al hospital,
-
te cobraré cincuenta euros
por el transporte."
-
Eso ya no es explotación. Es esclavitud.
-
El hombre sobrevive
al colapso en el campo a duras penas.
-
Trabajé cinco días y al quinto dijimos "Ya
basta. Estamos hartos. Ya es suficiente.
-
Queremos un contrato. Queremos que
se reconozcan nuestros derechos.
-
Estamos hartos de que
nos traten como esclavos."
-
Yvan convoca a una huelga,
la primera entre los jornaleros.
-
Los hombres del ghetto lo siguen.
-
El canal local Telerama
informa sobre el asunto.
-
Las amenazas de muerte hacen huir a Yvan,
pero su indignación le hace regresar.
-
Cuando tres meses después, la cosecha
amenaza con pudrirse,
-
los productores ceden y ofrecen más
dinero y contratos de trabajo.
-
El gobierno de Roma promulga una ley
contra el brutal sistema de los caporales.
-
Poco después, Yvan impulsa el primer
juicio contra propietarios y capataces.
-
Yvan ha hecho de la lucha por los
derechos humanos su vida,
-
y hoy pelea en varios frentes:
en naves industriales, en el campo,
-
en los tribunales, y cada vez más
también en mesas de negociación.
-
Aquí en Basilicata se reúne
con unos agricultores.
-
Y es que necesita como interlocutores a
-
los empleadores directos
de los jornaleros.
-
Quien organizó la reunión es el principal
aliado de Yvan,
-
el sindicalista Gianni Fabris.
-
La producción de frutas y hortalizas en
Italia está al borde del abismo.
-
Nuestros productos están sometidos a
"dumping" de precios.
-
Los comerciantes les dicen a
los agricultores te pago por
-
tus duraznos lo mismo que
por los de Marruecos o Turquía.
-
Son más baratos que los tuyos.
Si los quieres vender, ese es el precio.
-
Este es la realidad en el campo italiano.
-
Las corporaciones de la industria
alimentaria mantienen el sistema en pie.
-
Bajan los precios al máximo y dejan sin
margen de maniobra a los agricultores,
-
quienes en la lógica del sistema,
deben explotar a sus trabajadores.
-
Yvan intenta encontrar una solución
con agricultores y sindicalistas.
-
Debemos crear consciencia
y pedir a los consumidores
-
una mayor responsibilidad social.
-
El consumidor debe ser consciente de que
detrás del kilo de tomates que compra,
-
hay un trabajo.
-
Un trabajo en el que se explota a
los jornaleros, o bien un trabajo que es
-
éticamente correcto.
-
Sino se lo replantean, estamos muertos.
-
Unos días después,
Yvan recibe un mensaje que lo anima.
-
Una cadena de supermercados italiana
le ofrece un primer trato.
-
Se comprometen a adquirir
productos de NOCAP
-
por un valor de hasta un millón de
euros en una primera remesa.
-
Un gran incentivo para todos los que
quieren trabajar con Yvan.
-
Yvan nos muestra cómo es el trabajo en el
sistema NOCAP en la localidad de Graziano.
-
Aquí el propio agricultor recoge a los
jornaleros y no deja el transporte
-
en manos de intermediarios.
-
Los furgones constituyen
el poder del caporal.
-
Ellos llevan a los trabajadores a los
campos.
-
No hay transporte público.
-
Por eso, los capos se encargan de
llevarlos y abusan de la situación.
-
Los caporales meten hasta treinta personas
en un vehículo con un máximo
-
de ocho plazas permitidas.
-
Les puedo asegurar que un viaje en esos
furgones sobrecargados es horrible.
-
La mayoría no tiene ventanas porque los
caporales no quieren que la policia vea
-
que llevan tantas personas.
-
Casi no hay aire, y cada año hay muertos.
-
En agosto de 2018, dos furgones
completamente abarrotados
-
se accidentaron con
pocos días de diferencia.
-
Murieron 16 trabajadores africanos.
-
Lo haré todo de otra forma. Estos chicos
son trabajadores que han venido aquí
-
en un vehículo normal.
-
No han tenido que pagar
por el transporte.
-
Su ropa como ven es blanca.
Es ropa de trabajo.
-
También llevan máscaras
y guantes para protegerse.
-
Cuidamos la seguridad laboral.
-
Antes de empezar a trabajar aquí,
todos firman un contrato de trabajo.
-
Y el salario es acorde a la ley.
-
En este campo se van a recoger los
últimos tomates de la temporada.
-
Uno de los braceros, Thomas, de Ghana,
acepta conversar un momento.
-
No solemos tener contrato porque
en Europa e Italia necesitas
-
permisos y contratos para encontrar un
trabajo adecuado.
-
Así que a menudo,
no salimos de los ghettos.
-
Ustedes creen que somos malas personas
o que no somos seres humanos.
-
Pero somos personas,
con un color de piel diferente.
-
Tenemos sangre en las venas. Todos somos
uno. Todos somos humanos.
-
Lo mismo opina el hombre en cuyos campos
están trabajando Thomas y los demás.
-
La familia de Giuseppe Viniola lleva
treinta años cultivando verdura ecológica.
-
Viniola firma un contrato con los
trabajadores. Como cada vez más
-
agricultores, trata de salir del sistema
que por la extrema presión de los precios,
-
lo convierte en explotador.
-
Para mí, el sistema de caporal es, es el
peor error que se puede cometer,
-
porque uno emplea una fuerza de trabajo a
la que al fin y al cabo estás explotando.
-
La cosecha del tomate es
muy dura y por eso
-
hay que reconocer el valor
que tiene su trabajo.
-
Por eso es importante firmar contratos y
proteger a los trabajadores.
-
En la cosecha de tomate, pagamos €5 netos
por hora más contribuciones.
-
Es el doble que en el sistema
de los caporales
-
En la cosecha de tomate,
hay que cambiar el sistema de raíz.
-
Hay grandes dificultades y es
extremadamente duro luchar contra
-
esos precios.
-
Un sindicalista italiano calculó qué
sería necesario para solucionarlo.
-
Si las grandes cadenas comerciales
pagaran a los agricultores
-
tan solo dos centavos más por kilo de
tomate, tendrían 235 millones de euros
-
de ingresos adicionales.
-
Eso les permitiría dar
a los jornaleros alojamiento
-
y condiciones de trabajo dignos,
-
y el problema con los caporales
quedaría resuelto.
-
Finales de octubre.
Lecce en el sur de Italia.
-
El pleito de Yvan contra caporales y
productores se inició hace cinco años.
-
Aquí logró su mayor triunfo.
Una condena en primera instancia.
-
Pero ahora el tribunal también podría ser
el escenario de su peor derrota.
-
Hoy comienza el procedimiento
de apelación.
-
En el primer juicio, nueve capos fueron
condenados a 11 años de prisión.
-
Los declararon culpables de esclavitud,
y fueron condenados nueve capos
-
y tres agricultores italianos.
-
Al principio, unas cincuenta personas
testificamos ante la policía contra
-
quienes nos explotaron.
-
Los denunciamos a todos por su nombre.
-
Hoy en el proceso solo quedan 8
con suficiente coraje para testificar.
-
Yo soy el testigo principal.
-
Sus enemigos, que se sientan en
el banquillo de los acusados,
-
se defienden por todos los medios.
-
Los agricultores cuentan
con un ejército de abogados caros.
-
Yvan no se alegra.
-
"Todos explotaron a trabajadores.
-
Yo soy una de sus víctimas
y mantengo mi declaración.
-
Si se confirmara la condena
al final del recurso de casación,
-
sería un éxito extraordinario
para Yvan Sagnet,
-
aunque por ahora,
solo sea simbólico.
-
Este proceso no ha cambiado las
condiciones laborales
-
de los jornaleros en los campos.
-
Por supuesto, el sistema de los caporales
aún impera en toda Italia.
-
Y también las malas condiciones de vida
de la gente en los ghettos,
-
que siguen sin agua ni luz.
-
Siempre fui consciente de que este proceso
no bastará para cambiarlo todo.
-
Sin embargo, Yvan Sagnet considera
que el proceso es un hito.
-
Vale la pena luchar. Vivimos en un mundo
en el que debes luchar por tus derechos,
-
porque si no peleas, jamás cambiará nada.
-
Solo peleando se logra algún cambio, y
estamos dispuestos.