Porqué fomentar la agricultura a pequeña escala favorece el desarrollo de los países | Ewan Lamont | TEDxYangon

¿Alguna vez han plantado tomates? Este discurso desafía el mito de las grandes plantaciones que representan el desarrollo agrícola.

Ewan Lamont es el director de operaciones de Myanma Awba, un grupo líder de empresas agrícolas en Myanmar. Es un gran defensor de la tecnología y de la educación agrícola, así como del papel que éstas pueden desempeñar tanto en la transformación de las comunidades rurales como en la aceleración de la mejora económica de todo el país.

Antes de dedicarse a la agricultura, Ewan pasó siete años en Pekín, ayudando a los inversores a encontrar su sitio en los días previos a los Juegos Olímpicos, e investigando el ámbito financiero con características chinas. Salió de China "por la puerta de atrás" y realizó una investigación de campo sobre las antiguas rutas comerciales de Asia central para las semillas de ruibarbo, un producto más rentable y exquisito que la seda.

Ewan nació en Reino Unido, pero ha vivido y trabajado en varias ciudades de América Latina, Europa y el sureste asiático. Estudió un Máster en el INSEAD (Institut Européen d'Administration des Affaires) y otro en la Universidad de Cambridge. Está asentado en Rangún con su joven familia y, aunque no del todo bien, habla birmano.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: https://www.ted.com/tedx

¿Alguna vez
han intentado cultivar tomates?

Ya saben,
¿plantar una semilla, verla crecer

y mantenerla viva más de un mes?

Yo lo hice, o al menos lo intenté.
Y este fue el resultado.

Nada del otro mundo, ¿verdad?

Si el mundo dependiera de gente como yo,
estaríamos en un buen lío.

Y luego está mi vecino,

que consiguió esto.

Cultivar tomates es posible.

Mismas semillas y mismas condiciones,
pero un resultado muy diferente.

Era de esperar, supongo.

Él es agrónomo

y yo un simple mercadólogo.

(Risas)

Pero hoy quiero contarles

cómo la jardinería puede cambiar el mundo.

No solo nos permite
conseguir algunas verduras extra,

sino que puede convertirse
en un poderoso motor

de transformación económica
para un país como Myanmar,

además de desencadenar un éxito económico

a una escala que dejaría en evidencia
a Silicon Valley.

Cuando hablo de jardinería
me refiero a agricultura en general.

Sabemos que la agricultura

desempeña un papel muy importante

en etapas tempranas
del desarrollo económico de muchos países.

Y Myanmar no es una excepción.

La población está en rápido crecimiento,
y la mayoría se dedica al campo.

Aquí pueden ver la importancia
que tiene el sector agrario

en la economía del país.

Sin embargo, lo más interesante de Myanmar

es el gran potencial que tiene:

la agricultura puede hacer
que la economía avance

gracias a la gran superficie que tiene,

a su suelo fértil
y a su maravilloso clima,

lo cual permite cultivar
cualquier cosecha durante todo el año.

Pero es curioso, porque la gente piensa

que si la economía de su país
se basa en la agricultura,

este será un país pobre.

También está la creencia de que es absurdo

depositar la confianza en la agricultura

para desarrollar la economía de un país

y que ese es el motivo
por el que Myanmar es un país pobre.

Yo creo que eso es una tontería.
No es cierto.

Examinando el desarrollo de las economías

a lo largo del siglo XX, hemos aprendido

que un país no puede llegar a ser rico
hasta que no tenga una buena agricultura.

Es curioso, porque siempre
tendemos a ignorar la agricultura.

En muchos países se trata
de un sesgo urbano implícito, ¿verdad?

La supuesta superioridad
de la ciudad sobre el campo,

de lo urbano sobre lo rural.
Y los gobiernos, no solo aquí,

sino los gobiernos de todo el mundo,

con esas políticas tan perfectas
para los habitantes de la ciudad,

pero no tan favorecedoras
para los agricultores del campo

aunque todo el mundo viva de ello.

Debemos entender
que la agricultura es fundamental

para nuestro éxito
y para el de otros muchos países.

No podemos ignorarla.
No podemos permitírnoslo.

Tenemos que estar orgullosos
de nuestra agricultura.

Tenemos que estar orgullosos
de nuestras granjas y granjeros,

de nuestros recursos
y de la belleza de nuestra naturaleza.

Es curioso, porque con mucha frecuencia
la realidad de la agricultura

no suele estar
a la altura de su potencial.

Estamos en el sureste asiático,

zona de pequeños agricultores, ¿verdad?

Eso significa que hay
millones de minúsculas parcelas

que alimentan a familias,

y que también les proporcionan
algún tipo de ingresos.

Es muy duro.

Déjenme ponerles un ejemplo:
Esta es Ma Zin.

Actualmente Ma Zin cultiva
casi una hectárea y media

a las afueras de Magway, en Myanmar.

Ella cultiva cacahuetes y sésamo

si cree que la lluvia
va a ser beneficiar a su cosecha este año.

Su terreno no está irrigado,
por lo que la mitad del año está vacío

porque no tiene agua.

En su aldea, la mayoría son agricultores

y casi todos son pobres.

La vida aquí es precaria:

Ma Zin sabe
que si cae el precio de la cosecha

o no cosecha todo lo que necesita,

no tendrá dinero suficiente

para pagar al prestamista
que le prestó el dinero

para comprar semillas y fertilizantes

y llevar a sus hijos al colegio.

Si esto ocurriese,
ella perdería su plantación.

Es un círculo vicioso.
La misma historia por todo el país.

Estos son los dos cultivos
principales en Myanmar:

tenemos arroz y tenemos maíz.

Si comparamos el rendimiento medio

de estos cultivos

en Myanmar, aquí en rojo,

podemos ver que está por debajo
de la de países vecinos con menos pobreza.

Volvamos a lo que he dicho antes,

a estar orgullosos de nuestra agricultura;

veamos estas cifras y démonos cuenta
de que tenemos mucho que hacer.

Y me dirán: "De acuerdo.

Pero, ¿qué cambiaría
si estamos orgullosos de la agricultura?

¿Cómo haría la agricultura
que nos enorgulleciéramos?

¿Cómo sería?"

Pensarían en algo así, ¿verdad?

Este es un sistema de riego giratorio
del medio oeste de Estados Unidos.

O en algo como esto: una plantación
de ocho mil hectáreas en Argentina.

Verían algo así. Terrenos extensos
y máquinas grandes.

Recuerden que los economistas siempre
nos hablan de la importancia del tamaño

y de la eficiencia.

Cuanto más tengas, más eficiente serás
y más dinero ganarás.

Pero estas cosas provocaron
revoluciones en el pasado, ¿verdad?

Solo tienen que pensar
en la Unión Soviética o en China:

tenían esta visión de la agricultura.

Los marxistas y el presidente Mao
odiaban las pequeñas plantaciones

que siguen existiendo actualmente en Asia.

Ellos querían romper todas las barreras,

juntar los recursos y que todos trabajasen
en esas enormes plantaciones estatales.

Este sería el modelo
de agricultura progresista

del que deberíamos enorgullecernos.

Hemos avanzado algo
en comparación con esas plantaciones,

pero la idea sigue siendo
en gran parte la misma:

seguimos pensando en la agricultura
a gran escala y en grandes plantaciones,

pero con la menor gente posible.

Este tipo y su padre tienen
200 hectáreas en Iowa,

y las cultivan con ayuda
de la maquinaria que tienen detrás.

Por tanto, ¿es este el modelo
de agricultura que queremos para Myanmar?

¿Es esto lo que queremos reproducir?

¿Es esta la panacea de productividad
y eficiencia que necesitamos?

En realidad no.

Y todos los datos que tenemos
dicen todo lo contrario.

Si hablamos de cultivar comida
a partir de una parcela de tierra,

el método de Ma Zin es más productivo
que el de estos tipos de Iowa.

No tiene sentido, ¿verdad?

Una plantación como esta
no es lo más efectivo.

Si quieren productividad,
necesitan algo así.

Se preguntarán por qué.

La respuesta es muy sencilla:

Cuanta más atención
puedan prestarle a cada planta,

más beneficios les dará.

Volvamos a la jardinería:

su terreno es su jardín

y sus cultivos son cada una de las plantas
que necesitan sustento.

Si tienen 2 hectáreas,
pueden observar cada plantación

y ver: "Sí, necesito más agua aquí

porque las plantas están más grandes;

y aquellas otras necesitan más nutrientes;

pero a estas otras les sobra agua;

y quizás necesito cambiar
la temperatura del terreno."

Cada uno de estos pequeños detalles
que puede cambiar, y al arreglarlos

pueden hacer que aumenten sus beneficios.

No podrán controlar estos detalles
en plantaciones de miles de hectáreas.

Por lo tanto, lo más importante es que

si comparamos la pequeña agricultura

con la agricultura a gran escala,
observamos que,

como muestran los datos
que les enseñaré más adelante,

o si volvemos a los datos
de las granjas estatales,

lo que tenemos son
pequeños terrenos que sirven de huerto

para los agricultores, y que producen
alimentos para poder comer

después de pasarse
todo el día cortando arroz.

Aquí ven la productividad
entre las pequeñas y grandes plantaciones.

Es asombroso.

En China, el 5 % de las plantaciones
estatales son parcelas pequeñas

y producen el 20 % de los alimentos.

En la Unión Soviética ocurre lo mismo:

el 2 % de los terrenos son micro parcelas
y producen el 30 % de los alimentos.

Y también tenemos datos de otros países

como la India, Brasil
y otros países europeos,

y todos muestran lo mismo:

no hay relación entre
el tamaño del terreno y su productividad.

Estamos en las mismas, ¿no?

¿A qué podrían prestarle más atención?
¿A una gran plantación como esta

o a una parcela a las afueras del pueblo?

Piensen en el campo.

Esta es una plantación profesional
de Malasia

en la que se cultiva aceite de palma.

Lo que ven en los límites de las parcelas
son pequeños agricultores,

que siembran lo mismo.

Sin embargo, estos pequeños agricultores
tienen cultivos

mejores y más productivos
que los de las grandes plantaciones.

La verdad es que resulta difícil
decirle a este tío,

dueño de una multinacional:

"Lo siento, pero su negocio es
menos productivo que el de este hombre".

Pero tengo que aclarar

que cuando hablamos
de productividad y eficiencia

es muy importante entender

que la eficiencia depende
del objetivo que se marquen

y de lo que pretendan hacer.

Estos pequeños agricultores producen
muchísima comida para esa pequeña parcela,

eso está claro.

Pero, ¿y si su objetivo
es rentabilizar el terreno?

Ya saben, sacar provecho del dinero

y de los recursos que invirtieron.

Estaríamos ante una situación
muy diferente.

Y, si lo hacen bien,

la agricultura a gran escala
puede resultar muy atractiva.

Pero no basta con decir:

"voy a dedicarme
a lo que más dinero me proporcione".

No se trata de eso.

Controlar el trabajo en el campo

no es lo mismo que dirigir una empresa.

Sus objetivos serán distintos.

No solo se trata del dinero,

sino de los trabajadores

y del trabajo que desempeñan.

La agricultura a gran escala
intenta reducir el trabajo

y la mano de obra,

porque la mano de obra sale cara

y no siempre es tan productiva
como se espera.

Los beneficios de los pequeños terrenos

se reparten entre millones de familias.

Sin embargo, cuando se trata
de grandes plantaciones,

los beneficios van al bolsillo

de unas pocas personas.

Perfecto si es Ud. el dueño la plantación,

pero no tan bueno si es una persona
que trabaja en dicha plantación.

Por tanto,
si dirigen un país en desarrollo,

su objetivo no puede ser
utilizar la menor mano de obra posible.

Tienen todo un país lleno de trabajadores.

y ¿qué otra cosa pueden hacer?

¿Dónde vamos a encontrarles otro trabajo?

¿Cómo creamos
trabajos de campo en las ciudades?

Es más, ¿podemos alojar a los millones
de personas que lleguen a esas ciudades?

Parece que en algunas ciudades

estamos entrando
en una crisis infraestructural,

y no creo que debamos

alentar a unos cuantos
millones de personas más,

para que se vayan a la ciudad
a buscar otro trabajo.

Piensen en aquellas comunidades

que después de décadas en guerra,
han depuesto las armas.

No quieren vivir
una existencia marginal en las ciudades,

sino volver a sus pueblos,

volver a casa.

Así que animemos a la gente
a que se quede en el campo

y sea lo más productiva que pueda

haciendo lo que hacen,

dedicarse a la agricultura.

Y me reitero en mis palabras,

y vuelvo a repetir,

que ningún país llegará a ser un país rico

hasta que no tenga una buena agricultura.

Ahora me gustaría ir un paso más allá.

Les diré que la forma en la que se efectúa
la agricultura juega un papel esencial,

ya sea a nivel de pequeñas parcelas
o de grandes plantaciones.

Lo más interesante
es que aquí en Asia del Este,

durante los últimos 50 - 70 años

se han diferenciado dos grupos de países:

en el noreste nos encontramos con
algunos de los países más ricos del mundo,

que han redistribuido las tierras,

y han desarrollado políticas favorables
para los pequeños agricultores

después de la Segunda Guerra Mundial;

mientras que en el sureste

nos encontramos
con las típicas plantaciones a gran escala

como un vestigio
de la experiencia colonial.

Es fácil concluir

que el sureste se está quedando
por detrás del noreste de Asia

en este sentido.

Llegados a este punto, tengo que admitir

que a mí no me basta con ponerme aquí
y decirles a todos los agricultores

que pueden ser mucho más productivos
si agachan la cabeza

y se centran en cultivar mejores tomates,
coles o lo que sea que cultiven.

Se necesitan infraestructuras costosas

para poder llevar a cabo este cambio.

La primera cuestión de la tierra

es un tanto peliaguda,

y no es sobre lo que he venido a hablar.
Solamente diré

que si tienen terrenos,

no inviertan en ellos
a menos que sepan su verdadero valor.

Práctica: mejoren su cosecha.

Si son como yo
en cuanto a cultivos se refiere,

tenemos un problema.

Financiación: ¿cómo obtienen el dinero
para comprar semillas y fertilizante,

y qué necesitan para cultivar?

Y, por último,
cuando obtengan una buena cosecha,

¿cómo saben que pueden entrar en el
mercado o conseguir un precio justo?

Supongamos que nuestros líderes están
entre el público o son seguidores de TED,

que ven esta conferencia y dicen:

"Venga, hagamos lo que dice este tío".

Y hacen todo esto. ¡Genial!

Vale, ahora avancemos unos años.

Lo que veríamos es que
a medida que aumenta la productividad,

disminuye la mano de obra necesaria.

Por lo que los trabajadores serían libres
y tendrían otras opciones.

Tal vez querrían irse a la ciudad
y encontrar otro trabajo.

Podrían volver al campo
en épocas de cosecha,

y tener dos fuentes de ingresos:

una del campo y otra de la ciudad.

Y, si perdieran su trabajo en la fábrica,

podrían volver a ser pequeños agricultores
muy productivos

mientras esperan otra oportunidad.

Piensen en la capacidad de recuperación
que supondría para la economía rural.

O, por el contrario,
piensen que se quedan donde están.

No porque vivan en el campo

tienen que dedicarse a cultivar alimentos,

o a la agricultura en general.

Podrían dedicarse
a otras muchas cosas, ¿verdad?,

desde criar patos hasta vender
fertilizantes para triturar el arroz,

y podrían utilizar las ganancias
para invertir en su empresa rural.

Se trata de tener
un espíritu emprendedor rural.

Ahí empieza todo.

Seamos claros:

los agricultores son emprendedores.

Quiero decir,
no están sentados en una oficina

delante de un ordenador.

Pero, de hecho,
hacen exactamente lo mismo:

utilizan sus activos, tierras y trabajo
para dirigir su pequeño negocio.

Ahora entendemos las dificultades
de los pequeños agricultores.

Y sentimos que queremos ayudarlos,

queremos contribuir, hacer algo.

Pero déjenme decirles:
ellos no lo necesitan

no lo quieren.

Ellos tan solo quieren dirigir su negocio.

Una última reflexión:

En la mayoría de los países desarrollados

no valoramos la labor de los agricultores,

sino que delegamos
nuestra mayor responsabilidad,

que es alimentar a nuestra familia,
a un grupo de personas

que vive en muy malas condiciones.

Somos libres de vivir nuestras vidas

y perseguir nuestras metas y sueños

porque no tenemos que preocuparnos
de cultivar alimentos todos los días.

No debemos compadecernos
de los agricultores ni ignorar su trabajo,

sino reconocerlos

como una parte fundamental
de nuestra sociedad,

como la base sobre la que
se fundamenta todo nuestro éxito.

Admitámoslo:

sin agriculltores

estaríamos todos desnudos,
hambrientos y sobrios.

Y el mundo sería un lugar más triste.

Muchas gracias.

(Aplausos)