Los beneficios para la salud mental de contar historias a los trabajadores de la salud

Los trabajadores de la salud están más estresados que nunca. ¿Cómo pueden proteger su salud mental mientras manejan presiones nuevas y complejas? Laurel Braitman, miembro de TED, muestra cómo escribir y compartir historias personales ayuda a los médicos, enfermeras, estudiantes de medicina y otros profesionales de la salud a conectarse de manera más significativa con ellos mismos y con otros, y hacer de su bienestar emocional una prioridad.

Los últimos años,

he sido escritora en prácticas
en la facultad de Medicina de Stanford.

Fui contratada por una mujer increíble

que es poetisa y anestesióloga,

que se llama Audrey Shafer,

Ella inició el programa Medicina y Musa

para reincorporar humanidad
en la formación médica.

Mi trabajo era enseñar
escritura, narración de cuentos

y habilidades de comunicación general

a médicos, médicas, enfermeras,
estudiantes de medicina

y a otros trabajadores de la salud.

Y pensé que recibiría montones de
excelentes ensayos de estudiantes

acerca de diseccionar cadáveres
y poemas sobre el bazo.

Y así fue.

Pero casi de inmediato

empecé a recibir más ensayos
que me hicieron sentir

realmente ansiosa y preocupada.

Mis alumnos escribían
sobre su abrumadora ansiedad,

sobre la presión insoportable
en ellos para ser exitosos,

sus diagnósticos de salud mental,

sus intentos de suicidio,

lo solos y aislados que se sentían...

Y me preguntaba si habían elegido
la profesión correcta,

sin ni siquiera haberse convertido
en médicos todavía.

Este es mi alumno Uriel Sánchez.

(Audio) Uriel Sánchez: La elección
que te dan en la formación de medicina,

incluso a través de
muchos de sus mentores, es de

tienes que elegir,

entre ser una muy buena persona
o un muy buen médico.

(Música)

Laurel Braitman: La humanidad
de los médicos y el bienestar emocional

casi nunca son
parte central de su formación

ni tampoco se reconoce.

Y la vulnerabilidad real,

como compartir ciertos diagnósticos
de salud mental, por ejemplo,

puede significar
absolutamente el final de tu carrera.

Pero casi el 30 % de los estudiantes de
medicina estadounidenses están deprimidos

y uno de cada 10
ha pensado en el suicidio.

Y en realidad es aún peor
para médicos en ejercicio.

Hay realmente una insatisfacción
muy extendida en el trabajo,

altas tasas de depresión,

y los médicos tienen una
de las tasas de suicidio más altas de

cualquiera de las profesiones en EE. UU.

Esto da miedo.

No solo por ellos,
sino también por nosotros.

Realmente pienso que los médicos
tienen el trabajo más importante.

Y si sus vidas están en peligro,

las nuestras también lo están.

No soy para nada
una profesional de salud mental,

soy escritora,
lo que la mayoría de los días

supone absolutamente
lo opuesto completo y total.

Pero puedo decir que,
cuantas más oportunidades

doy a los trabajadores de salud

de compartir sus frustraciones diarias,
sus miedos, sus alegrías,

lo que les sorprende, lo que les molesta,

mejor parecen sentirse.

Y en el programa Medicine y Musa,
ofrecemos talleres de tarde,

de fin de semana y
de un día para contar historias

en granjas y otros lugares
con muy buena comida.

Invito a otros periodistas,
escritores, productores,

'podcasters' y poetas,

Y ellos enseñan escritura,

habilidades de comunicación y
narración a nuestros participantes.

Y esos participantes practican
el ser vulnerables

compartiendo sus historias
en voz alta entre sí.

Y al hacerlo,

se reconectan con lo que los sedujo
de la medicina en primer lugar.

Estas son las habilidades que aprenderán

cuando se dan cuenta y se enfrentan
con la realidad estresante y desordenada

del trabajo que han elegido.

Así es como se dan cuenta
de que es una llamada.

Y hoy tengo una receta para Uds.

No es de médicos, es para ellos,

y pedí ayuda a mis alumnos.

Antes de empezar
déjenme decirles que trabajo con médicos,

pero estoy absolutamente convencida

de que esto aplica a casi cualquier
profesión, especialmente

aquellos de nosotros tan comprometidos
con nuestro trabajo,

y que puede ser tan intenso y abrumador

que a veces olvidamos
por qué elegimos hacerlo.

Para mí, compartir
una verdadera historia vulnerable

es muy parecido a izar
una bandera en un asta.

Otras personas la ven,

si están de acuerdo con eso
y resuena en ellos,

vienen y se paran
debajo de ella a tu lado.

Eso es lo que mi alumno
Maite Van Hentenryck hizo.

(Audio) Maite Van Hentenryck: Fue
un súper inductor de ansiedad,

y compartí partes de mí misma

que probablemente ya dije
a cinco compañeros de clase.

LB: Cuando Maite era un bebé,
le tuvieron que amputar la pierna.

Cuando llegó a la Facultad de Medicina,

estaba haciendo
un examen de clase estándar,

y leyó la pregunta,

"Cuéntanos sobre la primera vez

que te encontraste con alguien
con una discapacidad".

Se preguntaba si sus supervisores
alguna vez habían considerado

que la persona con discapacidad
era ella, la médica.

Y ella habló sobre eso
ante unos 100 de sus amigos, compañeros,

lo cual era un gran problema
porque es muy tímida.

Y luego, lo que pasó

fue que un número de estudiantes
con discapacidades

que ella no sabía

se acercaron y le pidieron
crear un grupo en el campus

que ahora aboga por una mayor visibilidad
e inclusión en la formación médica.

En inglés, tendemos a
llamar a las personas "creativas"

si tienen un cierto trabajo

como, diseñador o arquitecto o artista.

Odio esa palabra...

Creo que es ofensivo y excluyente.

La creatividad no pertenece
a un cierto grupo de personas.

Mucho de mi trabajo con médicos
y estudiantes de medicina

solo les recuerda que no importa
qué profesión elegimos,

nosotros podemos dar sentido,

encontrar belleza
en las cosas difíciles y crear.

Este es el estudiante
de medicina Pablo Romano.

(Audio) Pablo Romano: Mis padres
inmigraron aquí desde México

hace muchos años,

y cuando estaba
en la universidad fallecieron.

Tenía 18 años cuando murió mi papá
y luego 20 cuando murió mi mamá.

LB: Pablo no solo ha hablado
públicamente por primera vez

sobre ser huérfano,

sino que juntos comenzamos
una serie de cuentos que llamamos Talk Rx,

y se ha convertido en lugar muy popular
para sus compañeros

para mostrar sus más vulnerables
y poderosos pensamientos y sentimientos.

(Audio) PR: Voy a una facultad

que se preocupa mucho por los datos
por la investigación y los números.

Al final, lo que mueve a la gente
son las historias.

LB: Arifeen Rahman es
estudiante de Medicina de segundo año.

Y antes de que ella naciera,

sus padres emigraron
de Bangladesh a EE. UU.

Creció en una casa realmente hermosa
en el norte de California,

muy segura y estable,

sus padres todavía están juntos

nunca pasó hambre
y se graduó de Harvard.

(Audio) Arifeen Rahman:
No sentía que las historias que tenía

valían la pena o importaban.

LB: No obstante, Arifeen tenía historias.

Recientemente, dio una charla
acerca de ser quizá

la única niña estadounidense de Bangladesh

en ganar un concurso de ensayos

de las Hijas de la revolución americana...

(Risas)

y luego disfrazarse para Halloween
como la Declaración de Independencia.

Amo la historia de Arifeen,

porque para mí representa
todo lo que es bueno y malo,

y es duro y agotador

de representar el nuevo sueño americano.

(Audio) AR: Lo más difícil
fue enfrentarse a esa voz

que me decía que nadie
quiere escuchar mis historias

y, por qué invertir el tiempo en esto

si eso realmente no significa nada
en la gran escala de la vida.

Quizás lo más importante es,
que, tal vez sí que significa algo.

LB: La vida es muy corta.

Para mí, lo único, realmente,
que importa con mi tiempo aquí

es sentir que me puedo conectar
con otras personas

y tal vez hacerlas sentir
un poco menos solas.

En mi experiencia

eso es lo que las historias
logran hacer mejor.

Mi estudiante y colaboradora
en muchos de estos esfuerzos

es Candice Ki.

Es estudiante de doctorado
de Educación Médica.

Ha escrito sobre #MeToo en medicina,

navegando su identidad queer
en un campo conservador

y el diagnóstico de
cáncer metastásico de su madre.

Recientemente, inició
una investigación realmente interesante

sobre nuestro trabajo

(Audio) Candace Kim:
Hemos visto que los estudiantes

que participan en nuestra
oportunidad de contar historias

muestran entre un 36 y un 51 %
de disminución de la angustia.

LB: Si esto fuera un medicamento
para la salud mental,

sería un éxito comercial absoluto.

Los resultados parecen durar hasta un mes.

Podría ser más largo

un mes es justo el periodo de tiempo
cuando Candice dejó de medir.

Es decir, que ni siquiera lo sabemos.

No solo eso, sino que el 100 %
de nuestros participantes

recomienda esta oportunidad a un amigo.

Para mí, sin embargo, lo más importante
que ha hecho nuestro trabajo

es crear una cultura de vulnerabilidad

en un lugar donde no existía
absolutamente ninguna antes.

Creo que esto da

a los médicos y otras personas

una oportunidad para imaginar
un tipo diferente de futuro para sí mismos

y sus pacientes.

Esta es Maite de nuevo.

(Audio) MVH: quiero ser la médica
que recuerda cuando es tu cumpleaños

sin tener que mirar la tabla.

Y quiero ser la médica que sabe

cuál es el color favorito de mi paciente

y qué programas de televisión le gusta.

Quiero ser la médica que es recordada
por escuchar a la gente

por asegurarme de que me encargo de todos

y no solo por tratar
específicamente su enfermedad.

LB: Ser humano es una condición terminal.

Todos la tenemos y todos vamos a morir.

Ayudando a profesionales de la salud a
comunicarse de manera más significativa

juntos,

con sus pacientes y consigo mismos

ciertamente no va a cambiar mágicamente

todo lo que está mal
en el sistema de salud contemporáneo,

y no va a eliminar la inmensa carga
que ponemos en nuestros médicos,

pero es absolutamente clave

asegurarnos de que los que sanan
estén lo suficientemente saludables

como para sanarnos al resto.

Comunicarse unos con otros
con vulnerabilidad,

escuchando con compasión

es, creo, la absoluta mejor
medicina de la que disponemos.

Gracias.

(Aplausos)