Para la mayoría de los trabajos, a uno le pueden despedir ya sea por delito, por incompetencia, o simplemente por mal rendimiento. Pero ¿qué pasa si tu trabajo es la posición más poderosa en el país o incluso del mundo? Ahí es donde entra en juego la destitución. La destitución no es lo mismo que echar a alguien de la oficina. Como una inculpación en un tribunal penal, solo una acusación formal puede iniciar un juicio, que termina en condena o absolución. Originario del Reino Unido, la destitución permite al Parlamento votar para destituir a un funcionario del gobierno incluso sin el consentimiento del rey. Aunque esto era una prueba importante para el poder real, el rey no podía ser destituido porque el monarca era considerado fuente de todo el poder del gobierno. Pero para los fundadores de la República Americana, no había autoridad superior más allá de las propias personas. Y así fue adoptada la destitución en EE.UU. como un poder del Congreso aplicándola a cualquier funcionario, incluso al presidente. Aunque la solicitud de destitución puede venir de cualquier miembro del público, solo la Cámara de Representantes tiene el poder de iniciar realmente el proceso. Comienza remitiendo el asunto a un comité, por lo general, al Comité de Reglas de la Cámara y el Comité de la Cámara sobre el Poder Judicial. Estos comités revisan las acusaciones, examinan las pruebas, y emiten una recomendación. Si encuentran motivos suficientes para proceder, la Cámara vota por separado cada uno de los cargos específicos, conocidos como artículos de destitución. Si uno o más pasa por mayoría simple, el funcionario es acusado y el escenario está listo para el juicio. El juicio real que sigue a la destitución se lleva a cabo en el Senado. Algunos miembros de la Cámara, actúan como fiscales, mientras que el funcionario impugnado y sus abogados presentan su defensa. El Senado actúa como juez y jurado, conduciendo el juicio y deliberando tras escuchar todos los argumentos. Si el presidente o vicepresidente es el acusado entonces preside el juicio el presidente del Tribunal Supremo. Una condena requiere una mayoría de dos tercios y el resultado es la destitución automática del poder. Dependiendo de los cargos originarios, también puede implicar destituirle de ocupar cargos en el futuro y abrirle un procesamiento penal estándar. Pero, ¿qué lleva a que alguien sea destituido? Eso es un poco más complicado. A diferencia del Reino Unido, la destitución en EE.UU. enfrenta una legislatura elegida contra otros miembros del gobierno democráticamente elegidos. Por lo tanto, para evitar que el proceso sea utilizado como un arma política, la Constitución especifica que un funcionario solo puede ser destituido por traición, por soborno, o por otros crímenes y delitos menores. Eso todavía deja mucho espacio para la interpretación, por no mencionar la política, y muchos juicios de destitución se han dividido en líneas partidistas. Pero el proceso generalmente se reserva para abusos graves de poder. El primer oficial destituido en 1797 fue el Senador de Tennessee William Blount por conspirar con Gran Bretaña para suspender la colonia española de Luisiana. Desde entonces la Cámara ha investigado destituciones unas 60 veces, pero solo 19 han dado lugar a procedimientos reales de destitución. Los 8 casos que terminaron en una condena y el retiro de la oficina eran todos jueces federales. Y el enjuiciamiento de un presidente en ejercicio es aún más raro. Andrew Johnson fue acusado en 1868 por intentar reemplazar al Secretario de Guerra Edwin Stanton sin consultar al Senado. Más de un siglo después, Bill Clinton fue destituido por declarar en falso bajo juramento durante un juicio de acoso sexual. Ambos fueron finalmente absueltos porque los votos del Senado para condenar no alcanzaron la mayoría de dos tercios requerida. Y contrariamente a la creencia popular, Richard Nixon nunca fue acusado por el escándalo de Watergate. Renunció antes de que pudiera suceder sabiendo que seguramente sería condenado. Teóricamente, el gobierno estadounidense ya está diseñado para evitar abusos de poder, limitando diferentes ramas mediante un sistema de controles y equilibrios, límites de plazo, y elecciones libres. Pero la destitución puede ser vista como un freno de emergencia por si estas medidas fallan.