Nunca planeé convertirme
en activista climática.
Pero las cosas han cambiado,
y ahora, estando aquí como
activista climática,
pido a todos que se conviertan
también en activistas.
Este es el porqué,
y lo más importante, cómo.
Hace diez años, cuando tenía 13 años,
supe por primera vez
sobre el efecto invernadero.
En aquel entonces, pasamos
90 minutos en este tema,
y recuerdo encontrar bastante irritante
que algo tan fundamental
se zanjara en una sola clase de geografía.
Parte de esta irritación se mantuvo, por
eso al graduarme de la escuela secundaria,
decidí estudiar geografía,
solo para asegurarme de que
estaba en el camino correcto
con todo lo del cambio climático.
Y esto es cuando todo cambió.
Esta fue la primera vez
que miraba los datos
detrás de la crisis climática
y no podía creer lo que leía.
Como muchos de Uds.,
pensé que el planeta
no estaba en un buen estado,
pero no tenía ni idea de que
nos adentrábamos en este desastre
hecho por nosotros mismos
a un ritmo tan rápido.
También fue la primera vez que
comprendí cómo se marca la diferencia
si tenemos en cuenta el cuadro más grande.
Tomen la concentración de CO2
en la atmósfera, por ejemplo,
el responsable principal
del calentamiento global.
Sí, esto se ve mal.
Esto indica que estamos
en un muy mal camino.
Pero al tomar en cuenta
no solo los últimos 60 años
sino los últimos 10.000 años
que comprendemos
lo aterrador que es realmente.
Y esto es solo un aspecto
de la crisis que estamos viendo.
No voy a entrar en detalles aquí,
pero déjenme decirles esto:
estamos en un punto de la historia
que la fuerza más destructiva
en el planeta es la humanidad misma.
Estamos en un punto de la historia
en el que ningún científico podría
garantizar que sobreviviremos a esto.
Estamos en un punto de la historia
en el que la humanidad
está creando un entorno
que ya no es seguro para los humanos.
Sí, allí estaba yo,
primer año de geografía,
y me sentía muy abrumada.
Pero...
hubo buenas noticias.
En el mismo año que aprendí todo esto,
líderes de todo el mundo
se reunieron en París para decidir
el objetivo común de limitar por debajo
de los 2 ºC el calentamiento global.
Las fotos dieron la vuelta al mundo,
y me dijeron que ese día se hizo historia.
Qué alivio, ¿verdad?
Excepto...
que no se obtuvieron
los resultados esperados.
Después de la firma de este acuerdo,
las cosas realmente no mejoraron
sino que se pusieron mucho peor.
Los tomadores de decisiones
e industriales, líderes y políticos
volvieron a la normalidad,
explotando nuestro medio de vida
como si literalmente no hubiera un mañana.
Se construyeron centrales eléctricas
de carbón una y otra vez,
aun a sabienda que debían parar
según el Acuerdo de París.
Mientras tanto, también existen
buenos desarrollos, por supuesto,
como las instalaciones de energía eólica
y solar en todo el mundo.
Pero estos cambios positivos son lentos,
demasiado lentos, de hecho.
Así que desde de que se firmó
el Acuerdo de París,
los climogramas siguen compitiendo
por estar en la parte superior,
rompiendo los registros todos los años.
Los cinco años más calurosos
jamás registrados
fueron los cinco años previos,
y nunca las emisiones globales
han sido tan altas como las actuales.
Así que ahí estaba yo,
viendo y entendiendo
la ciencia, por un lado,
pero no viendo las respuestas,
no viendo la acción, en el otro lado.
En ese momento, tuve suficiente.
Yo misma quería ir a
la Conferencia del Clima de la ONU,
ese lugar que fue creado para unir
a la gente para arreglar el clima,
excepto que en realidad no es así.
Esto fue el año pasado.
Fui a la Conferencia sobre el Clima
porque quería saber lo que
era realmente y de qué se trataba.
Para los realistas políticos
puede que no les sorprenda
pero me pareció difícil de soportar:
que las industrias de combustibles fósiles
y líderes políticos
están haciendo todo lo posible
para evitar que un cambio real ocurra.
No están dispuestos a cumplir objetivos
establecidos lo suficientemente ambiciosos
que nos pongan en el rumbo
de debajo de 2 ºC.
Después de todo, son los únicos que
se benefician de la crisis climática, ¿no?
La industria de los combustibles
fósiles genera ganancias,
y los líderes políticos consideran
lo que los hace populares
para las próximas elecciones
y por eso no hacen preguntas incómodas.
No hay intención de que cambie el juego.
No hay ningún país en el mundo en el que
las empresas o los poderes políticos
sean sancionados por arruinar el clima.
Con toda la extrañeza y la tristeza
sobre esta conferencia,
había una persona que era diferente,
alguien que parecía
estar bastante preocupada:
Greta Thunberg.
Decidí allí mismo que
todo lo demás parecía desalentador
y no parecía tener sentido,
así que me uní a la huelga de clima
allí mismo en la conferencia.
Fue mi primera huelga climática
y en un entorno increíblemente extraño:
nosotras dos solas sentadas
en la sala de conferencias,
rodeada por una multitud
en traje de chaqueta
que no sabían qué hacer con nosotras.
Y, sin embargo, esto se sentía más potente
que todo lo que había esperado
desde hace tiempo.
Y fue ahí que me sentí que era tal vez
el momento de comenzar
a hacer huelga en Alemania.
Ahora estaba segura de que nadie más
iba a arreglar esto por nosotros,
y si había la más mínima posibilidad
de que esto pudiera marcar una diferencia,
habría sido casi absurdo
no darle una oportunidad.
Así que...
(Aplausos)
Así que viajé de nuevo a Berlín.
He encontrado aliados que tuvieron
la misma idea, al mismo tiempo,
y juntos pensamos que daríamos al
"Viernes para el futuro" una oportunidad.
Obviamente, no teníamos ni idea
en lo que nos estábamos metiendo.
Antes de nuestro primer ataque,
muchos de nosotros, incluida yo,
nunca había organizado
una manifestación pública
o cualquier tipo de protesta.
No teníamos dinero, ni recursos
y ni idea de lo que significaba realmente
manifestarse por el clima.
Así que empezamos a hacer
algo en que éramos buenos:
enviar mensajes de texto,
los mensajes de texto en masa,
día y noche, entre todos podíamos hacerlo,
organizar nuestra primera huelga
climática a través de WhatsApp.
La noche antes de la primera huelga
estaba tan nerviosa que no pude dormir.
No sabía qué esperar
pero me esperaba lo peor.
Tal vez fue porque no éramos los únicos
que habíamos estado esperando
tener una voz en un entorno político
que aparentemente habían olvidado
cómo incluir la perspectiva de los jóvenes
en la toma de decisiones... tal vez.
Pero de alguna manera esto funcionó.
Y de un día para el otro,
estábamos por todas partes.
Y yo, de un día para el otro,
me convertí en activista climática.
Generalmente,
en este tipo de charlas TED
diría que hay una gran esperanza
de que los jóvenes somos
los que vamos a arreglar esto,
los que vamos a salvar el futuro
y el planeta y todo lo demás,
y que los jóvenes manifestando
por el clima lo arreglaremos.
Usualmente.
Pero esta no es la forma como funciona.
Así no es como funciona esta crisis.
Aquí hay un giro:
hoy, tres años y medio después de que
el Acuerdo de París fuese firmado,
cuando nos fijamos en la ciencia,
vemos que todavía es posible
mantener el calentamiento global
por debajo de los 2 ºC,
técnicamente.
Y también vemos que es posible detener
otros desarrollos desastrosos
que estamos viendo
como la extinción masiva
y la degradación del suelo...
sí, técnicamente.
Es simplemente muy poco probable.
Y, en cualquier caso,
el mundo tendría que ver los cambios
que nunca hemos experimentado antes.
Tendríamos que descarbonizar totalmente
nuestras economías para el año 2050
y transformar
la distribución de competencias
que permiten en la actualidad
a esos gigantes de combustibles fósiles
y líderes políticos
a permanecer en la cima del juego.
Estamos hablando de nada menos
que la transformación más grande
desde la revolución industrial.
Estamos hablando, si quieren llamarlo así,
de una revolución climática
en una cantidad mínima de tiempo.
No tendríamos un solo año más que perder.
Y, en cualquier caso,
por cualquier cambio que suceda,
el mundo debe dejar de depender
de los uno, dos o tres millones de
huelguistas de escuela para resolverlo.
Sí, estamos bien,
vamos a seguir adelante,
y vamos a ir a los lugares
donde nadie nos espera.
Pero no estamos al límite;
estamos en el comienzo.
Esto no es un trabajo
para una sola generación.
Este es un trabajo para la humanidad.
Y es cuando todos los ojos
están puestos en ti.
Para que este cambio se dé,
vamos a tener que conseguir
un millón de cosas clasificadas.
Es una cosa increíblemente
compleja, después de todo.
Pero...
hay algunas cosas con las que
todo el mundo puede empezar.
Las malas noticias primero: si pensaban
que diría ahora eso de ir más en bicicleta
o comer menos carne, ir menos en avión,
o comprar de segunda mano,
lo siento, esto no es tan fácil.
Pero aquí viene la buena noticia:
que Uds. son más que
consumidores y compradores,
a pesar de que a la industria le gustaría
que Uds. se limitaran a eso.
No.
Tú y yo, todos somos seres políticos,
y podemos ser todos
parte de esta respuesta.
Podemos ser algo que muchos
llaman activistas por el clima.
¿Hurra?
(Risas)
¿Cuáles son los primeros pasos?
Cuatro pasos son esenciales
para conseguir todo lo hecho,
cuatro primeros pasos con los que
todo el mundo puede empezar,
cuatro primeros pasos que deciden acerca
de todo lo que puede suceder después.
¿Cuáles son?
Número uno:
hay que replantear drásticamente nuestra
comprensión de activista climático,
nuestra comprensión de lo que
puede ser la respuesta a esto.
Un activista climático no es
una persona que ha leído cada estudio
y ahora reparte cada tarde
folletos sobre el vegetarianismo
en los centros comerciales.
No.
Un activista climático
puede ser todo el mundo,
todos los que quieran
unirse a un movimiento
de los que quieren
envejecer en un planeta
que le da prioridad a la protección
de los entornos naturales
y la felicidad y la salud de los muchos
por sobre la destrucción del clima
y la demolición del planeta
para el beneficio de unos pocos.
Y puesto que la crisis climática afecta
cada parte de nuestra vida
social, política y privada,
necesitamos activistas del clima
en todas partes, en cada esquina,
no solo en todas las salas
sino también en todas las ciudades,
países, estados y continentes.
Segundo:
salgan de esa zona de comodidad,
lejos de un negocio que no tiene futuro.
Todos Uds. aquí que son o bien
un amigo o un miembro de familia,
trabajador, colega, estudiante, profesor
o, en muchos casos, votante.
Todo esto viene junto
con una responsabilidad
que esta crisis requiere que crezcamos.
Ahí está la empresa que los emplea
o los patrocina.
¿Está en el camino de cumplir
con el Acuerdo de París?
¿Saben sus representantes parlamentarios
que Uds. se preocupan por esto,
y que desean que esto sea
una prioridad en todas las elecciones?
¿Su mejor amigo sabe de esto?
¿Leen el periódico o escriben en uno?
Excelente.
Háganles saber que Uds. quieren que
les informen de todo sobre este tema,
y que Uds. quieren que desafíen a los
que toman decisiones en cada entrevista.
Si es cantante, cante sobre esto.
Si es maestro, enseñe sobre esto.
Y si tienen una cuenta bancaria,
informe a su banco que se irán del banco
si mantienen la inversión
en combustibles fósiles.
Y, por supuesto, los viernes,
todos Uds. deben saber qué hacer.
Tercero:
dejar esa zona de comodidad
funciona mejor cuando unen fuerzas.
Una persona que solicita
el cambio incómodo
es sobre todo un inconveniente.
Dos, cinco, diez, cien personas
que piden el cambio incómodo
son difíciles de ignorar.
Cuanto más somos, más difícil
es que la gente pueda justificar
un sistema que no tiene futuro.
El poder no es algo
que se tiene o no se tiene.
El poder es algo que se toma
o se deja para otros,
y crece una vez que se comparte.
Los jóvenes en las calles,
los manifestantes de la escuela,
estamos demostrando
cómo puede funcionar.
Una sola escuela manifestándose siempre
será una sola escuela manifestándose.
como la de Greta Thunberg.
Dos, cinco, diez, mil personas
en huelga, son un movimiento,
y eso es lo que todo el mundo necesita.
No es presión.
(Risas)
Y, por último, cuarto:
este es probablemente el aspecto
más importante de todo.
Empiecen a tomarlo más en serio.
Si hay una cosa que he aprendido
durante siete meses de la organización
de la acción climática,
es que si Uds. no pelean por algo,
hay muchas posibilidades
de que nadie más lo haga.
Las instituciones
más poderosas de este mundo
no tienen intención de cambiar el juego
del que se beneficia la mayoría,
por lo que no hay razón
para confiar más en ellos.
Eso da miedo, lo sé.
Es una gran responsabilidad,
una gran carga sobre los hombros de todos.
Pero también significa,
si queremos,
que podemos tener
algo que decir en todo esto.
Podemos ser parte de ese cambio,
de esa respuesta.
Y eso es bastante bonito, ¿verdad?
Así que vamos a darle una oportunidad,
inundemos el mundo
con activistas por el clima.
Salgamos de las zonas de conveniencia,
unamos fuerzas y comencemos
a tomarnos más en serio.
Imagínense cómo sería este mundo:
donde los niños crecen
sabiendo que su futuro es
una gran aventura por vivir
y nada que temer,
un mundo, donde la siguiente
conferencia sobre el clima
sea este gran acontecimiento
de personas que se reúnen,
porque han oído las voces de millones,
y están listos para trabajar
y crear un cambio real.
Sepan que
sueño con ese mundo
donde las clases de geografía
enseñen acerca de la crisis climática
como ese gran desafío
que se resolvió gracias
a gente como nosotros
que actuamos a tiempo
porque entendimos que
no teníamos nada que perder
y mucho que ganar.
Así que, ¿por qué no intentarlo?
Nadie va a salvar el futuro para nosotros.
Esto es más que una invitación.
Difundan el mensaje.
Gracias.
(Aplausos)