La tecnología que quizá
tenga el mayor impacto
en las próximas décadas
ha llegado.
No son los medios sociales.
Tampoco los grandes volúmenes de datos.
No es la robótica,
ni la inteligencia artificial.
Les sorprenderá saber que
se trata de la tecnología subyacente
a las divisas digitales como Bitcoin.
Se llama blockchain, cadena de bloques.
No es la palabra
más clamorosa del mundo,
pero creo que es
la próxima generación de Internet,
y que encierra una gran promesa
para cada negocio, cada sociedad
y cada uno de nosotros.
En las últimas décadas, hemos tenido
la internet de la información.
Cuando uno envía un correo electrónico
o un archivo de PowerPoint o algo así,
en realidad no envía el original,
envía una copia.
Y eso es genial.
Es la democratización de la información.
Pero si se trata de activos...
cosas como dinero,
activos financieros como acciones y bonos,
puntos de fidelidad,
propiedad intelectual,
música, arte, un voto,
créditos de carbono y otros activos...
enviar una copia es una mala idea.
Si yo les envío USD 100,
es muy importante que yo
no siga teniendo el dinero...
(Risas)
y que no pueda volver a enviarlo.
Esto ha sido denominado
el problema del "doble gasto"
por los criptógrafos
desde hace mucho tiempo.
Hoy nos basamos completamente
en grandes intermediarios...
intermediarios como
los bancos, el gobierno,
grandes compañías de medios sociales,
compañías de tarjetas de crédito, etc.
para establecer la confianza
en nuestra economía.
Y estos intermediarios realizan
la lógica de negocio y de transacciones
de todo tipo de comercio,
de autentificación,
identificación de personas,
mediante compensación, liquidación
y mantenimiento de registros.
Y, en general, hacen un muy buen trabajo.
Pero hay problemas crecientes.
Para empezar, están centralizados.
O sea que pueden ser pirateados,
y cada vez lo son más...
JP Morgan, el Gobierno Federal de EE.UU.,
LinkedIn, Home Depot y otros
lo descubrieron a la fuerza.
Excluyen a miles de millones de personas
de la economía mundial,
por ejemplo, las personas
que no tienen suficiente dinero
de tener una cuenta bancaria.
Frenan las cosas.
En un segundo un correo electrónico
da la vuelta al mundo,
pero demora días o semanas
mover dinero en el sistema
bancario dentro de la ciudad.
Y cobra una gran parte,
de 10 % a 20 % solo para
enviar dinero a otro país.
Toman nuestros datos,
es decir que no podemos monetizar eso
ni usarlo para administrar mejor
nuestras vidas.
Socavan nuestra privacidad.
Y el mayor problema es que, en general,
se han apropiado de la generosidad
de la era digital en forma asimétrica.
Tenemos creación de riqueza, pero
con creciente desigualdad social.
¿Y si no existiera solo una
internet de la información?
¿Y si existiera una internet del valor,
una especie de libro mayor
distribuido, vasto, global,
que se ejecute en millones de computadoras
y que esté disponible para todos?
Allí todo tipo de activo,
desde el dinero hasta la música,
podría almacenarse, moverse, tramitarse,
intercambiarse y manejarse,
sin intermediarios poderosos.
¿Y si hubiera un medio nativo
para el valor?
Bien, en 2008, la industria
financiera colapsó
y, quizá de manera propicia,
una persona llamada Satoshi Nakamoto,
o varias personas,
crearon un documento donde desarrollaron
un protocolo para un dinero digital
que usa una criptodivisa subyacente
llamada Bitcoin.
Esta criptodivisa permite establecer
confianza y hacer transacciones
sin una tercera parte.
Y este acto aparentemente sencillo
desencadenó una chispa
que encendió al mundo,
y tiene a todos interesados, sea por
terror o por otro tipo de interés
en muchos lugares.
Pero no se confundan con Bitcoin.
Bitcoin es un activo; sube y baja,
y debería interesarles
si son especuladores.
En términos más generales,
es una criptodivisa.
No es una moneda fiduciaria
controlada por un estado-nación.
Y eso es de mayor interés.
Pero lo interesante aquí
es la tecnología subyacente.
La cadena de bloques.
Por primera vez en la historia,
las personas de todos lados
pueden confiar unas en otras
y hacer transacciones punta a punta.
La confianza no la establece
una gran institución,
sino la colaboración,
mediante criptografía,
y código inteligente.
Y como la confianza es nativa
a esta tecnología,
la denomino "Protocolo de Confianza".
Probablemente se estén preguntando:
¿Cómo funciona esto?
Bastante bien.
Los activos digitales como el dinero,
la música y todo lo demás,
no se almacenan en un lugar central,
sino que se distribuye
en un libro mayor global,
usando el nivel más alto de criptografía.
Y cuando se realiza una transacción,
se registra a nivel mundial,
a través de millones y millones
de computadoras.
Y por ahí, en todo el mundo,
hay un grupo de personas
llamados "mineros".
Estos no son jóvenes,
son mineros de Bitcoin.
Tienen una potencia de cálculo enorme
a su alcance...
10 a 100 veces más grande
que Google en todo el mundo.
Estos mineros hacen mucho trabajo.
Y cada 10 minutos,
algo así como el latido de una red,
se crea un bloque
con todas las transacciones
de los últimos 10 minutos.
Entonces los mineros se ponen a trabajar,
a resolver algunos problemas difíciles.
Y compiten:
el primer minero en averiguar
la verdad y validar el bloque,
es recompensado con moneda digital,
en el caso de la cadena de bloques
de Bitcoin, con Bitcoin.
Y entonces, esta es la parte clave,
ese bloque se vincula
con el bloque anterior,
y ese con su bloque anterior,
para crear una cadena de bloques.
Y todos reciben una marca de tiempo,
algo así como un sello de cera digital.
Así, si quisiera piratear el bloque
y, digamos, pagarte a ti y a ti
con el mismo dinero,
tendría que piratear ese bloque,
y todos los bloques anteriores,
toda la historia comercial
de esa cadena de bloques,
no solo en una computadora
sino en millones de computadoras,
de forma simultánea,
con los niveles más altos de encriptación,
a la luz de los recursos de cálculo
más potentes del mundo,
que observan.
Difícil de hacer.
Es infinitamente más seguro
que los sistemas informáticos
que tenemos hoy en día.
La cadena de bloques funciona así.
La cadena de bloques de Bitcoin
es solo una.
Hay muchas.
El canadiense Vitalik Buterin desarrolló
la cadena de bloques Ethereum.
Tiene 22 años,
y esta cadena de bloques tiene
algunas capacidades extraordinarias.
Una de ellas es que permite
crear contratos inteligentes.
Es un poco autoexplicativo.
Es un contrato que se auto-ejecuta;
el contrato se encarga de la ejecución,
la gestión, el desempeño
y el pago -- el contrato tiene una cuenta
bancaria, también, en un sentido --
de acuerdos entre las personas.
Y hoy, en la cadena de bloques Ethereum,
hay proyectos en marcha para hacer de todo
desde crear un nuevo reemplazo
para el mercado de valores
hasta crear un nuevo modelo de democracia,
en el que los políticos son
responsables ante los ciudadanos.
(Aplausos)
Para entender el cambio
radical que va a traer esto,
veamos la industria de
los servicios financieros.
¿Reconocen esto?
Una máquina de Rube Goldberg.
Es una máquina ridículamente complicada
que hace algo realmente simple,
como romper un huevo o cerrar una puerta.
Bueno, me recuerda a la industria
de los servicios financieros,
honestamente.
Es decir, uno usa su tarjeta
en la tienda de la esquina,
y un flujo de bits pasa a través
de una docena de empresas,
cada una con su propio
sistema informático,
algunos son mainframes de la década del 70
mayor que muchas de las
personas en esta sala,
y tres días más tarde,
se produce una liquidación.
Bueno, con una industria financiera
de cadena de bloques,
no habría liquidación,
el pago y la liquidación
es la misma actividad,
es solo un cambio en el libro mayor.
Así que en Wall Street y en todo el mundo,
esto generó un cimbronazo
en la industria financiera,
y se preguntan: "¿Seremos reemplazados?
¿Cómo podemos adoptar esta
tecnología para tener éxito?"
Ahora, ¿por qué debe importarnos?
Bien, describiré algunas aplicaciones.
Prosperidad.
La primera era de Internet,
la internet de la información,
nos trajo riqueza pero no
una prosperidad compartida,
porque la inequidad social va en aumento.
Y eso está en el corazón
de la ira, el extremismo,
el proteccionismo, la xenofobia y peor
lo que estamos viendo cada vez más
en el mundo de hoy,
el Brexit es el caso más reciente.
¿Podríamos desarrollar nuevos enfoques
a este problema de la desigualdad?
Porque el único enfoque hoy
es redistribuir la riqueza,
poner impuestos y difundirlos más.
¿Podríamos predistribuir la riqueza?
¿Podríamos cambiar la forma
de crear riqueza en primer lugar,
democratizando la creación de riqueza,
alentando a más personas en la economía,
y asegurando que reciban
compensación justa?
Describiré cinco formas
en que puede hacerse esto.
Número uno:
¿Sabían que el 70 % de las personas
en el mundo que tienen tierra
tienen un título endeble de la misma?
Uno tiene una pequeña granja en Honduras,
llega un dictador al poder,
dice: "Sé que tienes un papel que
dice que eres dueño de tu granja,
pero la computadora del gobierno
dice que mi amigo posee tu granja".
Esto sucedió en una escala
masiva en Honduras,
y este problema existe en todas partes.
Hernando de Soto, el gran
economista latinoamericano,
dice que este es el tema
número uno en el mundo
en términos de movilidad económica,
más importante que tener
una cuenta bancaria,
porque si uno no tiene
un título válido de su tierra,
no puede pedir préstamos
con esa garantía,
y no puede planificar el futuro.
Así que hoy, las empresas
están trabajando con los gobiernos
para poner los títulos de propiedad
en una cadena de bloques.
Y una vez que está ahí, es inmutable.
No se lo puede piratear.
Esto crea las condiciones
para la prosperidad
de potencialmente miles
de millones de personas.
Número dos:
se ha escrito mucho sobre Uber,
Airbnb, TaskRabbit, Lyft, etc.
como parte de la economía del compartir.
Es una idea muy potente,
que las personas puedan unirse
y crear y compartir riqueza.
Mi opinión es que...
estas empresas no están
compartiendo realmente.
De hecho, tienen éxito
precisamente porque no comparten.
Consolidan los servicios,
y los venden.
¿Y si Airbnb en vez de ser una
corporación de USD 25 000 millones
fuera una aplicación distribuida
de cadenas de bloques, B-Airbnb,
y fuese propiedad de todas las personas
que tienen una habitación en alquiler?
Y cuando alguien quiere
alquilar una habitación,
van a la base de cadena de bloques,
seleccionan algún criterio,
filtran, eso les ayuda a encontrar
la habitación correcta,
luego la cadena de bloques ayuda
con la contratación,
identifica a las partes,
maneja el pago,
con pagos digitales,
incorporados en el sistema.
Incluso maneja la reputación,
porque si califica una habitación
como de 5 estrellas,
esa habitación está allí,
y está calificada, es inmutable.
Los innovadores de la economía
compartida de Silicon Valley
podrían ser destronados,
y esto sería bueno para la prosperidad.
Número tres:
el mayor flujo de fondos
del mundo desarrollado
al mundo en desarrollo
no es la inversión empresarial,
y ni siquiera la ayuda exterior.
Son las remesas.
Esta es la diáspora mundial;
las personas han abandonado
sus tierras ancestrales,
y están enviando dinero
a sus familias en casa.
Son USD 600 000 millones al año,
y va en aumento,
y estas personas están siendo estafadas.
Analie Domingo es un ama de llaves.
Vive en Toronto,
y cada mes va a la oficina
de Western Union
con un poco de efectivo
para enviar las remesas
a su madre en Manila.
Le cuesta un 10 %;
el dinero tarda de cuatro a seis
días en llegar allí;
su madre nunca sabe cuándo va a llegar.
Le lleva cinco horas
de su semana hacer esto.
Hace seis meses,
Analie Domingo usó una aplicación
de cadena de bloques, Abra.
Y desde su dispositivo móvil
envió USD 300.
Fue directamente al móvil de su madre
sin pasar por el intermediario.
Su madre miró el móvil,
es como la interfaz de Uber, hay
"cajeros" Abra que se mueven alrededor.
Ella hace clic en un cajero 5 estrellas,
que está a 7 minutos.
El tipo va a su puerta,
le da sus pesos filipinos,
ella los pone en su cartera.
Todo se hace en minutos,
y a ella le cuesta el 2 %.
Es una gran oportunidad
para la prosperidad.
Número cuatro: el activo más importante
de la era digital son los datos.
Los datos son una nueva clase de activo,
quizá más grande que las
clases de activos anteriores,
como la tierra bajo la economía agraria,
o una planta industrial,
o incluso el dinero.
Y todos Uds. -- nosotros --
creamos estos datos.
Nosotros creamos este activo,
y dejamos este sendero de migas
a nuestro paso,
conforme vamos por la vida.
Y esas migas forman
una imagen especular de nosotros,
el yo virtual.
Y el yo virtual puede saber
más de uno que uno mismo,
porque no podemos recordar
qué compramos hace un año,
o qué dijimos hace un año,
o nuestra ubicación exacta hace un año.
Y el yo virtual no es propiedad de uno...
ese es el gran problema.
Por eso hoy hay empresas que trabajan
para crear una identidad
en una caja negra,
el yo virtual propiedad de uno.
Y esta caja negra se mueve con uno
conforme uno viaja por el mundo,
y es muy, muy tacaña.
Solo da el ápice de información
requerido para hacer algo.
En muchas transacciones,
el vendedor no necesita saber
quién es uno.
Solo necesita saber que le pagaron.
Y este avatar barre
con todos estos datos
y permite monetizarlos.
Es algo maravilloso,
porque nos puede ayudar también
a proteger nuestra privacidad,
y la privacidad es la base
de una sociedad libre.
Recuperemos este activo que creamos
para nuestro control,
donde poder ser dueños
de nuestra propia identidad,
y administrarla con responsabilidad.
Finalmente...
(Aplausos)
Finalmente, número cinco:
hay muchos creadores de contenidos
que no reciben una compensación justa,
porque el sistema de propiedad
intelectual está roto.
Se rompió en la primera era de Internet.
Por ejemplo, la música.
Los músicos reciben migajas
al final de la cadena alimenticia.
Si uno era un compositor, hace 25 años,
escribía una canción de éxito,
vendía millones de copias,
ganaba unos USD 45 000 en regalías.
Hoy, si uno es compositor,
escribe una canción de éxito,
tiene millones de reproducciones,
no gana USD 45 000,
gana USD 36,
suficiente para una buena pizza.
Por eso Imogen Heap,
ganadora del Grammy,
cantante y compositora,
ahora está poniendo música en un
ecosistema de cadena de bloques.
Lo llama "Micelios".
Y la música tiene un contrato
inteligente que la rodea.
Y la música protege sus derechos
de propiedad intelectual.
¿Quieren escuchar la canción?
Es gratis, o quizá unos microcentavos
van a una cuenta digital.
Si quieren poner la canción
en una película, es diferente,
los derechos de propiedad intelectual
están especificados.
¿Quieren hacer un tono de llamada?
Eso es diferente.
Ella describe que la canción
se vuelve un negocio.
Allí en esta plataforma se autopublicita,
protege los derechos de autor,
y como la canción tiene un sistema de pago
en el sentido de una cuenta bancaria,
todo el dinero vuelve al artista,
y ellos controlan la industria,
en vez de estos intermediarios poderosos.
Ahora, no es...
(Aplausos)
No se trata solo de compositores,
todo creador de contenido,
artistas,
inventores,
descubridores científicos, periodistas.
Hay todo tipo de personas que
no reciben compensación justa,
y con la cadena de bloques,
podrán prosperar.
Eso es maravilloso.
Estas son cinco oportunidades
en una docena
para resolver un problema, la prosperidad,
uno de los innumerables problemas
a los que se aplica la cadena de bloques.
Pero la tecnología no crea prosperidad,
por supuesto, la crean las personas.
La idea que propongo, una vez más,
es que el genio de la tecnología
se ha escapado de la lámpara,
y lo ha convocado una persona
o un grupo de personas
en este momento incierto
en la historia humana,
y nos está dando otro empujón,
otra oportunidad para volver
a escribir la matriz económica
y el viejo orden de cosas,
y resolver algunos de los problemas
más difíciles del mundo,
si así lo queremos.
Gracias.
(Aplausos)